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COMO ES QUE LA IGLESIA PERDIO FUNDAMENTO ¿Cómo la Iglesia perdió el Fundamento? * SIGLO I: Jesús, luego de resucitar y antes de ascender al cielo, reúne a los apóstoles y les da instrucciones de no moverse de Jerusalén, hasta recibir la “promesa del Padre”, el bautismo con el Espíritu Santo, del cual Él mismo les había hablado (Lucas 24:49). Este bautismo tenía como objetivo “equiparlos con poder para ser testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). El Señor asciende al cielo. El grupo de apóstoles y fieles, se reúne en el Aposento Alto para orar; era un número de ciento veinte. Días mas tarde, en la celebración de la fiesta de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los que estaban reunidos. A partir de ese día la Iglesia comenzó a tomar forma. El apóstol Pedro predica un poderoso mensaje de arrepentimiento y tres mil personas creyeron y fueron bautizadas (Hechos 2:41). La característica de la Iglesia naciente fue: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). La Iglesia nace con apóstoles y crece, aún en medio de gran persecución. Los miembros de la Iglesia en Jerusalén fueron esparcidos por toda Judea, Samaria y lo que hacían era llevar adelante la misión: Predicar a Jesucristo. Además de soportar la persecución, la Iglesia tuvo que luchar con herejías como el gnosticismo. Este movimiento insistía en la salvación mediante una sabiduría secreta o “gnosis” (conocimiento). Proclamaban el conocimiento superior basado especialmente en principios filosóficos, misterios de iniciación y elementos de magia. Los gnósticos estaban descontentos con lo que consideraban “la simplicidad del cristianismo” y querían convertirlo en una filosofía, para alinearlo con otras filosofías que dominaban en ese tiempo. Los gnósticos sostenían que la materia es enteramente mala y el espíritu totalmente bueno. Surgía entonces una contradicción: Cómo un Dios bueno podía haber creado un mundo malo. La conclusión era que Dios no fue el agente de la creación. Los gnósticos también negaban la plena divinidad y plena humanidad de Jesucristo. Decían que Jesús podía haber sido una de las tantas emanaciones de Dios. Aún en medio de tantas ideas confusas y heréticas, la Iglesia se mantenía firme, predicando el poderoso mensaje de salvación. Los apóstoles fueron muriendo y el último que muere es Juan al final del Siglo I. Los hombres que, discipulados por los apóstoles, los sucedieron, fueron llamados LOS PADRES APOSTÓLICOS (Clemente, Ignacio, Papías, Policarpo). El nombre de “padres” era una designación popular, dada la ternura paternal que reflejaban. La tarea de estos padres culmina en el siglo II. * SIGLO II: A comienzos de este siglo el cristianismo estaba bien establecido, especialmente en Asia Menor. Las comunidades cristianas se encontraban bien organizadas e iban madurando rápidamente, mientras el mensaje de Cristo se esparcía notablemente no sólo dentro del Imperio Romano, sino más allá de sus fronteras. Los creyentes desbordaban de entusiasmo, confesaban su fe acompañados de señales, prodigios y maravillas obradas por el Espíritu Santo. Había sensibilidad a las operaciones del Espíritu, la gente continuaba siendo bautizada con el Espíritu Santo y los dones fluían con libertad. La conducta de los cristianos llamaba la atención del Imperio Romano que veía en los cristianos una secta que seguía algo extravagante y que además despreciaba a las religiones conocidas. Comienza entonces una presión notable por parte del Imperio hacia los cristianos. Las herejías continuaban y de adentro se levantaban voces disidentes que ponían en peligro la fe tal como la habían enseñado los apóstoles. El Canon (regla de medir) del Nuevo Testamento comienza a establecerse en este siglo. La Iglesia debe definir cual es su confesión de fe, cómo definiría sus ministerios, qué actitud asumiría frente al Estado con las persecuciones de las que era objeto y otras cuestiones importantes. Mientras tanto se mantenía firme la doctrina apostólica y no dejaba de experimentar poderosas manifestaciones del Espíritu Santo. En el último tercio del Siglo II, aparece la idea de universalidad y comienza a denominarse a la Iglesia como IGLESIA CATÓLICA (no romana). Ireneo, uno de los más grandes teólogos de este siglo y obispo de Lyon, enseñó la unidad de la Iglesia. Una unidad espiritual y no orgánica. Lamentablemente, y a pesar de esta enseñanza, se tergiversó el concepto de unidad espiritual y surge una tendencia de transformar esa unidad en unidad organizacional. Ireneo también enseñó que Pedro y Pablo fundaron la Iglesia de Roma, designando sucesores. (No hay apoyo bíblico e histórico fidedigno para sostener esta teoría). * SIGLO III: Este siglo fue un tiempo de grandes oportunidades para el testimonio de la Iglesia, pero al mismo tiempo de enormes dificultades. La Iglesia continuaba creciendo en especial en Asia Menor, pero hacia mediados del siglo, fuertes persecuciones pusieron en serio peligro su supervivencia en varias regiones. Esto creó muchos problemas internos entre los cristianos. A lo largo de este siglo, la Iglesia, a pesar de todo, continuó con el mensaje, expandió sus fronteras geográficas y sociales a un ritmo asombroso. Poco a poco, se fue transformando en un imperio dentro del Imperio. A mitad del Siglo III, Cipriano, obispo de Cartago, enseñó que la Iglesia Universal (fuera de la cual no había salvación), debía ser gobernada por los obispos sucesores de los apóstoles. Él sostuvo que la autoridad apostólica había sido dada primero a Pedro. Así fue como la Iglesia de Roma se hizo predominante, porque se creía que él la había fundado. * SIGLO IV: Con la supuesta conversión de Constantino (entre 312 y 325 D. C.) la suerte del cristianismo en el ámbito del Imperio Romano, comenzó a cambiar. De religión perseguida pasa a ser favorecida por el Imperio. En el año 379, el cristianismo se transformó en la religión oficial del Estado, a través del emperador Teodosio. Con todos los privilegios y condiciones favorables, la Iglesia relaja sus convicciones. No hay ética, ni preocupación evangelística y misionera; se pierde el compromiso con el estilo de vida del Reino. El cristianismo se fue institucionalizando poco a poco, cediendo a las presiones imperiales. El Imperio utilizaba la fe cristiana para sus fines políticos con el propósito de unificar el Imperio que estaba en decadencia. Fue inevitable que el liderazgo de las Iglesias se identificara con el Estado, y con su protección, aprendiera a confiar más en los mecanismos del poder humano que en el poder de Dios. Es así que el proceso de institucionalización del cristianismo estuvo acompañado de la pérdida del poder y los dones del Espíritu Santo. En este estado de debilidad espiritual surgen controversias teológicas muy fuertes. Había problemas para resolver la relación entre las tres personas de la Trinidad y a pesar de que se declara la divinidad del Espíritu Santo, en el Concilio de Constantinopla en el año 381, paradójicamente el Espíritu comienza a ser reemplazado por la devoción a la virgen María. En este contexto, el sacerdocio universal de los creyentes, dio lugar al surgimiento de un clero (conjunto de sacerdotes o eclesiásticos, clase sacerdotal), y este clero se transformó en el símbolo de lo sagrado. Los dones espirituales que el pueblo ejercía, pasaron al ejercicio exclusivo del clero. Se pensaba que el pueblo era ignorante espiritualmente, y que la clase sacerdotal era la única capaz de ministrar la Palabra, a enfermos y afligidos; tener a su cargo la adoración, administrar el bautismo, el matrimonio y la muerte. Eran los únicos que podían hablar en lenguas, los únicos que podían echar fuera demonios, etc. De este modo, es a partir de este período y bajo estas circunstancias, que comienza a robársele al pueblo cristiano el derecho de ejercer los dones bajo la guía del Espíritu y el privilegio de servir como agentes del poder recibido por la presencia y operación del Espíritu Santo. Los obispos fueron ampliando su radio de acción y estaban por todo el Imperio para suplir las necesidades administrativas de la Iglesia. Una conclusión lamentable de este siglo es que en este proceso de institucionalización, el modelo de la “ekklesia” (la asamblea de los llamados afuera), pasó a ser la congregación de los “llamados adentro”. La Iglesia, el mundo y el Imperio eran una sola cosa. Ser ciudadanos del Imperio, era ser cristiano y viceversa. Ciudadanía imperial y condición cristiana, llegaron a ser sinónimos. El poder del sistema y de la carne, comenzó a imponerse sobre el poder del Espíritu. ¿Podría haber gobierno apostólico allí? Imposible. * SIGLO V: Por este siglo, Roma pretende tener supremacía sobre los otros obispos argumentando que esa Iglesia había sido fundada por Pedro. Se intensifica la idea de sucesión apostólica, o secuencia de nombramiento de obispos. Finalmente, Roma sale airosa en su debate y el papa, el obispo de Roma, llegó a ser reconocido como el obispo superior a todos. De ahí el nombre de Iglesia Católica Romana. La Iglesia ingresa al período conocido como “EDAD MEDIA” que va del siglo V al siglo XV, durante el cual la Iglesia institucional gana un inmenso poder político y social lo cual produce oscurantismo espiritual. De esta forma se alejó de la verdadera enseñanza y práctica apostólica. Más tarde, la REFORMA PROTESTANTE del siglo XVI empezó a sacar a la Iglesia de las tinieblas espirituales que había cegado su mente por varios siglos. Esto, gracias a Martín Lutero. La Reforma, desafió la doctrina monopólica de la sucesión apostólica, ya que Lutero consideraba que la autoridad apostólica sólo está en la Biblia, más que en la Iglesia y sus instituciones. Desafortunadamente, algunos de los más prominentes reformadores, también creyeron que el período apostólico había cesado al mismo tiempo que el Nuevo Testamento estuvo en vigencia (CESACIONISMO). La teoría del cesacionismo ha hecho mucho daño a la Iglesia. Este concepto de que hay cosas que cesaron sostiene que los dones espirituales y las manifestaciones del Espíritu Santo, desaparecieron de la Iglesia a finales del primer siglo. Lo mismo se dice del ministerio apostólico (que incluye al profético); los cesacionistas afirman la terminación del ministerio apostólico con la muerte del último de los apóstoles. Con ello entonces se está negando tácitamente el carácter apostólico de la Iglesia. Es de suma importancia tomar en cuenta que si bien es cierto los apóstoles murieron, no “murió” el ministerio u oficio; de igual manera que el presidente de un país puede morir, pero por eso no “muere” la función o el cargo. Por otra parte, y esto es superlativo: ¿En que pasaje bíblico, en que libro o carta del Nuevo Testamento, se afirma que éste ministerio cesó? En ninguno, ya que el plan de Dios es desde el principio para la Iglesia.
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 23:37:58 +0000

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