Como muy bien explica en éste artículo mi gran amigo José María González González, de nada sirve condenar a un delincuente a 1000 años de prisión, si el delincuente sabe perfectamente que se le va a abrir la puerta trasera para que salga antes de que le vean. Con ésta política de castigo de delitos no hacemos nada. El delincuente sabe perfectamente el castigo que se le va a imponer, es decir, ninguno; creando con ello, una impunidad como la que tenemos ahora mismo, tanto en delitos de tráfico, como en otros. Si el infractor percibe, que la sanción impuesta, (sanción, retirada de permiso ó puntos, prisión para delitos, etc), la va a pagar, y no se va a ir de rositas, riéndose de la víctima que haya ocasionado en su caso, a lo mejor nos llevábamos una gran sorpresa, y en ése caso, sí bajaría la accidentalidad de tráfico. Es decir, aplicar lo que haya que aplicar; el castigo de privación de libertad ó sanción; lo que haya que aplicar; peeeero, APLICARLO!!! No hablar por hablar. Porque las sentencias y las sanciones da la sensación que es lo que hacen, hablar por hablar, y el infractor lo sabe. Con lo cuál, necesario reestructurar la legislación en ésa materia, ponernos serios, dejar claro que los derechos de uno finalizan allá donde empiezan los del otro, y APLICARLO COMO HAY QUE APLICARLO!!! No de boquilla!!!!!
Posted on: Thu, 15 Aug 2013 19:24:38 +0000
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