De Hugo del Río (En MonitorPolítico) Nos dice el Presidente Peña Nieto que hay una “gradual” tendencia a la baja en la narcoviolencia. El mexiquense miente. Para salvar la vida, más de 600 personas tuvieron que abandonar cinco poblados del Municipio de San Miguel Tololapan, Guerrero. Durante tres días, los sicarios se adueñaron de esas comunidades: asesinaron e hirieron a un número no determinado de vecinos, violaron y plagiaron a mujeres y niñas, quemaron casas y otras propiedades. Los habitantes pidieron auxilio. Nadie les respondió, hasta que el atentado masivo se publicó en la Prensa norteamericana. Entonces sí: llegó la fuerza del Estado. Pero nadie se hace ilusiones. Los comandantes militares y gendarmeriles ya dijeron que sólo estarán unos días. Es decir, hasta que se vayan los reporteros estadunidenses. En Buenavista, Tomatlán, Michoacán, el fin de semana amanecieron cuatro cadáveres colgados de un puente y otros dos cuerpos acribillados; apenas un día antes cinco personas fueron asesinadas. En el mismo rumbo, los sayones emboscaron un convoy de la Policía Federal: mataron a tres agentes, lesionaron a otros tres y se retiraron en orden sin que nadie los molestara. The Associated Press sugiere, entre líneas, que los responsables de las muertes podrían ser los milicianos de las autodefensas. Todo es posible. En Chihuahua, en la carretera entre Guadalupe y Calvo y Parral los pistoleros montaron cuatro retenes: secuestran a los adolescentes y jóvenes, supongo que para incorporarlos, por la fuerza, a sus legiones. En la ciudad de Oaxaca fue asesinado el reportero Alberto López Bello y en Oaxtepec, Morelos, fueron encontrados los cadáveres de seis de siete personas que habían sido plagiadas. Aquí, en Anáhuac, Nuevo León, ciudad donde –escribe La Jornada—nadie habla, se toman a chunga la versión de que el Z 40, Miguel Ángel Treviño Morales, fue aprehendido por la Armada: “Se entregó para salvar la vida o porque estaba muy cansado”, susurran los lugareños. Peña Nieto nos leerá La Ilíada en griego, pero seguimos perdiendo la guerra. Jorge Fernández Menéndez, un colega especializado en estos asuntos, nos recuerda que mal podemos hablar de victorias del Estado mexicano, si a la fecha ni siquiera han sido esclarecidos los asesinatos de Colosio y José Francisco Ruiz Massieu. Respiramos aires de muerte, traición y corruptelas. hugoldelrio@hotmail
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 21:01:26 +0000
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