Dos textos de Segis: 1) Al Partido Republicano. 2) Orson Welles y M. Brando: BARLOVENTO: Al Partido Republicano Por: SEGISFREDO INFANTE Una rápida inspección a la historia del Partido Republicano de los Estados Unidos (“Republican Party”, o “Grand Old Party”), conduce a la conclusión preliminar que la historia del bipartidismo estadounidense es más complicada de lo que pudiéramos suponer, en tanto que en el interior de una institución histórica respetable --como la que aquí mencionamos--, han coexistido las más variadas tendencias políticas, económicas, étnicas, religiosas, geográficas y financieras, con unos sesgos ideológicos a veces polarizantes, insospechados para el analista actual. Y lo mismo vale para el Partido Demócrata, el cual pertenece al esquema bipartidista. Es curioso que la fundación del Partido Republicano haya estado vinculada a las ideas republicano-democráticas de Thomas Jefferson, uno de los redactores principales de la “Declaración de Independencia de los Estados Unidos” en 1776; y uno de los hombres más ilustrados y eruditos de la historia estadounidense. Pero lo más curioso del recorrido del “Republican Party”, es que sus miembros fundadores en 1854 (entre ellos el demócrata Abraham Lincoln), hayan sido fervorosos pioneros del capitalismo proteccionista, de las fuertes inversiones en infraestructura pública, y de la defensa de los derechos de los esclavos negros del Sur de los Estados Unidos. Eso explica el desarrollo acelerado --nunca visto hasta entonces en la historia del planeta--, del macromodelo capitalista en un solo país del Nuevo Mundo. De hecho los negros siempre votaron, por lo menos hasta 1960, por el Partido Republicano, hasta la llegada del demócrata John F. Kennedy, en que drásticamente cambiaron los roles y los electores. Todavía en los años recientes la candidatura presidencial republicana de George Bush (hijo), fue apoyada por un fuerte conglomerado de “hispanos”. Algo raro ha ocurrido en lo interno de Estados Unidos para el repliegue histórico actual del Partido Republicano, y para que el actual presidente Barack Obama (del Partido Demócrata), haya expresado, en fecha recientísima, que existe una “cruzada ideológica” que arranca del seno de la Cámara de Representantes (o Cámara Baja), con mayoría republicana, que pretende paralizar o derogar las reformas sanitarias impulsadas por el subgrupo de la Casa Blanca. Hablar de “cruzada ideológica”, en estos inciertos días, de unos “liberales” republicanos contra otros “liberales” demócratas, es harto interesante, sobre todo en un contexto derivativo en que Francis Fukuyama había decretado, desde arriba, “el fin de la historia” (es decir, “el fin de las ideologías”), con lo cual el joven Obama ha venido a darnos la razón, en el sentido que el “neoliberalismo” es una nueva ideología irreductible que pugna por imponerse en todo momento, con sesgos anarquistas sofisticados, que ponen en peligro la existencia fuerte de Estados Unidos, y de otros Estados del mundo, tal vez inconscientemente. Hemos insinuado, en el primer párrafo, que dentro del Partido Republicano coexisten las más variadas tendencias: Los liberales, los conservadores y los moderados, con ligamen conexo de muchas subtendencias: los “teoconservadores” o “conservadores de la derecha cristiana”; los “conservadores fiscales” o el “club del crecimiento”; los “conservadores sociales”; los “republicanos liberales”; los “republicanos moderados”; los “paleoconservadores”; los subgrupos “lésbico-gays”; los neoconservadores que representó Ronald Reagan; y el recientísimo “Tea Party”, en el que se mezclan los conservadores fiscalistas, algunos neoliberales, los paleoconservadores, alguna derecha cristiana y los racistas de siempre, anti-hispanos y anti-inmigracionistas, dicho sea de paso. El “Tea Party Movement” (o “Partido del Té”, con reminiscencias bostonianas anti-británicas), se organiza en septiembre del año 2009 para contrarrestar los efectos de la crisis financiera que habían desencadenado algunos de los mismos neoliberales creadores de burbujas tecnológicas y financieras, que se refugian, paradójicamente, en las filas del “Tea Party”. Antikeynesianos por naturaleza, los integrantes del “Movimiento del Té” ejercen enorme influencia en las filas heterogéneas del Partido Republicano, contra las políticas neokeynesianas de última hora de George W. Bush y Barack Obama, con lo cual han provocado una contracción electoral del partido político que los cobija, y un aislamiento de los Estados Unidos, sobre todo a raíz del probable “default” financiero, que estuvieron a punto de materializar entre el 28 de septiembre y el 17 de octubre del año en curso, que traería peores consecuencias que la crisis financiera mundial del año 2008. He sido admirador, durante décadas, de los presidentes republicanos Abraham Lincoln, Ulysses Simpson Grant, Theodore Roosevelt, Dwight David Eisenhower y, hasta cierto punto, del inteligentísimo y controversial Richard M. Nixon. Pero hoy por hoy, con sus políticas fiscalistas exageradas, antipopulares, y su rechazo a los “latinos”, el Partido Republicano, por motivos puramente domésticos, amenaza con desencadenar la extinción gradual de un Estado poderoso que, según Thomas Jefferson, sería el abanderado mundial “del imperio de la libertad”. ¡!Hay que corregir sobre la marcha!! Tegucigalpa, MDC, 27 de octubre del año 2013. (Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el jueves 31 de octubre del 2013, Pág. Cinco). ============================================ Clave de SOL: Orson Welles y M. Brando Por: SEGISFREDO INFANTE En cierta ocasión los estudiantes del comité académico de la Carrera de Historia de la UNAH (entre ellos el joven Edgard Soriano), me invitaron a ofrecer una charla abierta sobre la historia del cine. En virtud que en tan pocos minutos era poco menos que probable abordar una amplia temática como la sugerida, intenté centrarme en dos o tres películas, y en dos actores principales. Es decir, en Orson Welles, con su dirección, producción y actuación en el filme el “Ciudadano Kane”. Y en Marlon Brando, con su “Padrino” (número uno), y su “Apocalypse Now”. Se trataba, desde mi humilde y periférico punto de vista, de dos actores extraordinarios y de tres películas paradigmáticas, en caso que se pudiera utilizar el concepto de “paradigma” en el cine, con una historia tan corta en el tiempo y en el espacio culturales. Sentí la necesidad, en aquel momento, de comparar las personalidades histriónicas de Marlon Brando y su antecesor Orson Welles, en tanto que había llegado a la conclusión introductoria que Brando, en “El Padrino” número uno, era un fiel seguidor de los ademanes, gesticulaciones y teatralidades del señor Welles, quien a la edad de veinticinco años había sido un innovador incomparable en el “Ciudadano Kane”, película elegida, en varias oportunidades, como “la mejor de todos los tiempos”. A ello se sumaría a que “El Padrino” marcó una nueva época en el cine, por la sabia dirección de Francis Ford Coppola, con la genial actuación de M. Brando, en donde se combinan unas excelentes melodías, escenografías calculadas y una historia de tres fondos, incluyendo la historia misma de la filmografía mundial, con la distorsión deliberada de la voz y los suaves ademanes del actor principal. Algunos, lastimosamente, lo único que tratan de ver en “El Padrino” es una supuesta historia de la mafia italiana en Nueva York, en donde el violento Vito Pugliese es desplazado por el ambivalente y suave “Vito Corleone”, apellido que proviene de un bello pueblecito de Sicilia. Motivo por el cual los espectadores olvidan la calidad de esta película producida en 1972, con todas las nominaciones y premios imaginados. Por mi parte creo que Marlon Brando se supera, a sí mismo, en “Apocalypse Now” (1979), desmarcándose de su maestro antecesor Orson Welles, y de las bufandas que ambos actores utilizaban. Pero lo que ahora interesa es un ligero repaso de “Ciudadano Kane” (o “Citizen Kane”, del año 1941), postulada como “la mejor película de la historia”; o de todos los tiempos. Ahora que he vuelto a disfrutarla (gracias a un regalo del joven literato Luis David Reyes López), me atrevo a considerar que se trata del mejor filme de los primeros tiempos del cine, habida cuenta, como lo decíamos arriba, de la breve historia de la cinematografía en el siglo veinte y comienzos del veintiuno. Se trata de un montaje en varios planos temporales y escenográficos, exhibidos en forma casi simultánea, mediante la técnica de los “flashbacks”, para presentar la supuesta biografía de un magnate de la prensa escrita amarillista de Nueva York, es decir, el ciudadano Charles Foster Kane, cuyo trasfondo biográfico, en la vida real, son las peripecias del magnate William Randolph Hearst, quien pretendió demandar a Orson Welles, e inducir a los cinéfilos a que evitaran ver el filme. “Ciudadano Kane” es la historieta de un hombre convertido en coleccionista de bromas, de noticias amarillas, de estatuas griegas y romanas, de pocos amores y de algunos sinsentidos. Por lo polifacético de tal personalidad, Orson Welles, un actor de apenas veinticinco años, se vio en la circunstancia de encarnar las diversas edades del mismo personaje, con lo que demostró su enorme versatilidad actoral, como cátedra para los mejores actores del futuro, entre ellos Marlon Brando, Anthony Quinn, Robert de Niro y Jeremy Irons. Incluso algunas temáticas de futuras novelas y películas como “El Nombre de la Rosa”, ya subyacían en esta historieta enigmática de “Citizen Kane”, con la palabra misteriosa “Rosebud”, investigada en toda la trama de la vida de este periodista. Al final se deduce que “Rosebud” es el nombre del trineo del niño Charles Foster Kane, como especie de símbolo de la única época en que había sido feliz nuestro personaje estelar. Pero el trineo es quemado, como un sinsentido, junto a otras pertenencias del millonario magnate de la prensa de finales del siglo diecinueve, y primeras décadas del veinte. Tegucigalpa, MDC, 27 de octubre del año 2013. (Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el domingo 03 de noviembre del 2013, Pág. Seis).
Posted on: Mon, 04 Nov 2013 02:23:17 +0000
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