¿Es usted un cristiano “celoso de obras - TopicsExpress



          

¿Es usted un cristiano “celoso de obras excelentes”? “Cristo Jesús [...] se dio a sí mismo por nosotros para [...] limpiar para sí un pueblo peculiarmente suyo, celoso de obras excelentes.” (TITO 2:13, 14) ¿PODRÍA RESPONDER? ¿Por qué considera usted un honor ser un cristiano “celoso de obras excelentes”? ¿Cómo subraya Daniel 2:41-45 la necesidad de que seamos celosos en el ministerio? ¿Cómo contribuye nuestra conducta cristiana a que otras personas se sientan atraídas a la adoración pura y a Jehová? MUCHAS personas consideran un gran honor recibir un premio por algún logro notable. Por ejemplo, a algunas se les ha otorgado el Premio Nobel por sus esfuerzos en favor de la paz entre bandos rivales. Pero es un honor muchísimo mayor ser enviados por Dios como embajadores para ayudar a otras personas a establecer relaciones pacíficas con su Creador. 2 Los testigos de Jehová tenemos ese honor tan singular. Por orden de Dios y de Cristo suplicamos al prójimo que se reconcilie con Dios (2 Cor. 5:20). Jehová nos utiliza para atraer a la gente hacia él, y así es como millones de personas en más de 235 países y territorios han llegado a disfrutar de una buena relación con él y a abrigar la esperanza de vivir para siempre (Tito 2:11). Con el celo que brota de un corazón sincero, invitamos a “cualquiera que desee [a que] tome gratis el agua de la vida” (Rev. 22:17). Debido a que atesoramos esta misión tan especial y la llevamos a cabo con empeño, se puede afirmar con razón que somos un pueblo “celoso de obras excelentes” (Tito 2:14). Veamos ahora cómo ese celo contribuye a que las personas se acerquen a Jehová. Un primer campo en el que podemos demostrarlo es la predicación. IMITE EL CELO DE JEHOVÁ Y JESÚS 3 Con referencia a lo que el gobierno del Hijo de Dios logrará, Isaías 9:7 dice: “El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Estas palabras subrayan que nuestro Padre celestial está muy interesado en salvar a la humanidad. Su ejemplo de celo demuestra que la misión que nos ha confiado de proclamar el Reino merece nuestro apoyo entusiasta. El ardiente deseo de ayudar a las personas a conocer a Dios es un reflejo del celo de Jehová. Así que, ¿está usted decidido a proclamar las buenas nuevas todo lo que sus circunstancias le permitan? (1 Cor. 3:9.) 4 Piense también en Jesús y en su ejemplo perfecto de celo y perseverancia en el ministerio. Pese a la cruel oposición, su celo se mantuvo intacto hasta el doloroso final de su vida en la Tierra (Juan 18:36, 37). De hecho, al acercarse ese momento, redobló sus esfuerzos por ayudar a la gente a conocer a Jehová. 5 En el otoño del año 32, Jesús pronunció la parábola de un hombre que en su viña tenía una higuera que llevaba tres años sin darle fruto. Cuando este mandó que se cortara, el viñador le pidió tiempo para fertilizarla (lea Lucas 13:6-9). Hasta aquel momento, Jesús había obtenido poco fruto de su predicación, apenas un puñado de discípulos. Pero como mostró en la ilustración, en el escaso tiempo que le quedaba —unos seis meses— intensificó su labor en Judea y Perea. Y unos días antes de su muerte lloró por los judíos que habían “oído sin responder” (Mat. 13:15; Luc. 19:41). 6 En vista de lo avanzado que está el tiempo del fin, es vital que redoblemos nuestros esfuerzos en la predicación (lea Daniel 2:41-45). ¡Qué gran honor es ser testigos de Jehová! Somos el único pueblo en la Tierra que ofrece una esperanza de solución real a los problemas de la humanidad. Hace poco, un periodista afirmó que la pregunta “¿Por qué le ocurren cosas malas a la gente buena?” es imposible de responder. Pues bien, Dios nos ha otorgado a los cristianos el privilegio y la responsabilidad de llevar las respuestas bíblicas a preguntas como esa a todo el que esté dispuesto a escuchar. Tenemos buenas razones para “fulgurar con el espíritu” al llevar a cabo esa comisión (Rom. 12:11). Con la bendición divina, nuestra evangelización celosa ayudará a más personas a conocer y amar a Jehová. EL ESPÍRITU DE SACRIFICIO HONRA A JEHOVÁ 7 Como muestran las experiencias del apóstol Pablo, por causa de nuestro ministerio podríamos pasar “noches sin dormir” y “días sin comer” (2 Cor. 6:5, La Biblia Latinoamérica, 2011). Estas expresiones pintan una vívida imagen de lo que implica sacrificarse, y quizás nos hagan pensar en precursores que ponen su ministerio en primer lugar en la vida mientras se sostienen económicamente. Piense, también, en nuestros devotos misioneros, quienes se entregan por entero a servir a personas de otros países (Filip. 2:17). ¿Y qué decir de los abnegados ancianos que a veces dejan de comer o dormir para atender a las ovejas de Jehová? Y además están los hermanos de edad avanzada o con mala salud que hacen todo lo posible por asistir a las reuniones cristianas y participar en el servicio del campo. Nos conmueve pensar en todos estos siervos de Dios que manifiestan tal espíritu de sacrificio. Sus actos influyen en la opinión que otras personas tienen de nuestro ministerio. 8 En una carta dirigida al periódico Boston Target, de Lincolnshire (Reino Unido), un lector dijo: “La gente va perdiendo la fe en su religión [...]. ¿Qué hacen todo el día los pastores de las iglesias? Desde luego, no van como Cristo al encuentro de la gente [...]. Parece que los testigos de Jehová son los únicos a los que les importa el prójimo, pues salen a buscarlo y realmente se dedican a predicar la verdad”. En este mundo tan volcado en los placeres, nuestra disposición a sacrificarnos honra muchísimo a Jehová (Rom. 12:1). Nuestra sola presencia en el ministerio sirve de poderoso testimonio a quienes nos observan 9 Ahora bien, ¿qué podemos hacer si nos parece que estamos perdiendo el celo por el ministerio? Será útil reflexionar en lo que Jehová está logrando mediante nuestra predicación (lea Romanos 10:13-15). La salvación depende de invocar el nombre de Jehová con fe, pero nadie hará eso si no le predicamos. Comprender este hecho debe motivarnos a seguir siendo “celoso[s] de obras excelentes” y a proclamar con empeño las buenas nuevas del Reino. NUESTRA CONDUCTA EXCELENTE IMPULSA AL PRÓJIMO A ACERCARSE A DIOS Su honradez y duro trabajo no pasan inadvertidos 10 Aunque predicar con celo es sumamente importante, no basta para que la gente se sienta atraída a Dios. El segundo elemento que contribuye a ese objetivo es nuestra conducta cristiana. Pablo destacó su importancia cuando escribió: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se encuentre falta en nuestro ministerio” (2 Cor. 6:3). Nuestro modo de hablar y nuestra conducta recta adornan la enseñanza divina, de forma que la adoración de Jehová les resulta atrayente a los demás (Tito 2:10). Por eso, a menudo nos enteramos de los buenos resultados que se producen cuando personas sinceras observan nuestra conducta cristiana. 11 Aunque nuestros buenos actos pueden tener un efecto positivo en otras personas, reconocemos que lo contrario también es cierto. Por eso, sea que estemos en el trabajo, en casa o en la escuela, procuramos que nadie encuentre ninguna falta en nuestro ministerio o nuestra conducta. Si practicáramos el pecado a sabiendas, las consecuencias para nosotros serían desastrosas (Heb. 10:26, 27). Esta idea debe animarnos a meditar con ayuda de la oración en lo que estamos haciendo y en lo que nuestra vida dice de nosotros. A medida que este mundo rebaje sus normas morales, las personas sinceras verán mejor “la distinción entre uno justo y uno inicuo, entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido” (Mal. 3:18). En efecto, nuestra buena conducta desempeña un papel muy importante en que la gente se reconcilie con Dios. 12 En una de sus cartas a los cristianos corintios, Pablo señaló que había sufrido tribulaciones, dificultades, palizas y encarcelamiento (lea 2 Corintios 6:4, 5). Nuestro aguante cuando nos encontramos ante pruebas de fe puede impulsar a quienes nos observan a aceptar la verdad. Pongamos un ejemplo. Unos años atrás, nuestros adversarios se propusieron eliminar a los testigos de Jehová de una zona de Angola. Para ello, rodearon a 2 Testigos bautizados y 30 personas que asistían a nuestras reuniones y, a continuación, juntaron a los habitantes del lugar para que vieran cómo les daban latigazos a estas víctimas inocentes hasta hacerlas sangrar. Ni siquiera las mujeres o los niños se libraron de aquella tortura, que tenía el propósito de intimidar a la gente para que nadie escuchara a los testigos de Jehová. Sin embargo, tras ver aquello, ¡muchos vecinos solicitaron un curso bíblico! A partir de ese momento, la predicación cobró ímpetu, lo que dio lugar a notables aumentos y muchas bendiciones. 13 Este ejemplo ilustra el poderoso efecto que nuestra firme defensa de los principios bíblicos puede tener en otras personas. ¡Quién sabe cuántas se reconciliaron con Dios por la valiente postura de Pedro y los demás apóstoles! (Hech. 5:17-29.) En nuestro caso, tanto compañeros de trabajo o escuela como familiares quizás acepten la verdad al ver que nos ponemos de parte de la justicia. 14 En cualquier momento dado hay hermanos nuestros que están siendo perseguidos. Por ejemplo, en Armenia, unos cuarenta se hallan en prisión por su neutralidad, y es probable que en los próximos meses encierren a muchos más. En Eritrea, 55 siervos de Jehová están encarcelados, algunos con más de 60 años de edad. En Corea del Sur hay unos setecientos Testigos en la cárcel debido a su fe. Allí, esa situación se ha prolongado por sesenta años. Pidámosle a Jehová que la fidelidad de estos fieles siervos que sufren persecución en varios países lo glorifique a él y ayude a los amantes de la justicia a ponerse de parte de la adoración pura (Sal. 76:8-10). 15 Nuestra honradez también puede atraer a otras personas a la verdad (lea 2 Corintios 6:4, 7). Veamos este ejemplo. En un autobús, una hermana estaba poniendo dinero en la máquina de los boletos cuando una conocida le dijo que viajara sin pagar, pues el trayecto era muy corto. La hermana le explicó que lo correcto era pagar, aunque solo fuera por una parada. Cuando esa persona se bajó del autobús, el conductor le preguntó a nuestra hermana: “¿Es usted testigo de Jehová?”. “Sí —contestó ella—. ¿Por qué lo pregunta?” Él respondió: “Oí lo que dijo antes, y yo sé que los Testigos son de las pocas personas que no engañan y que siempre son honradas”. Varios meses después, un hombre se acercó a la hermana en una reunión y le dijo: “¿Se acuerda de mí? Soy el conductor de autobús que habló con usted. Al ver su comportamiento, decidí estudiar la Biblia con los Testigos”. No hay duda, nuestra reputación de personas honradas hace que la gente nos considere ministros dignos de confianza. MANIFIESTE SIEMPRE CUALIDADES QUE HONRAN A DIOS 16 También contribuimos a que otras personas se sientan atraídas a Jehová cuando manifestamos cualidades como la gran paciencia, el amor y la bondad. Quizás entre quienes nos observan haya algunos que deseen saber más de Jehová, sus propósitos y su pueblo. La actitud y conducta de los cristianos verdaderos no es una simple apariencia de religiosidad, que a menudo no es más que una fachada para engañar. Algunos líderes religiosos se han hecho ricos estafando a su rebaño y han gastado gran parte del dinero en costosas casas y automóviles, y en un caso, hasta en una caseta con aire acondicionado para su perro. Lo cierto es que muchos de los que afirman ser seguidores de Cristo no sienten el menor deseo de dar gratis (Mat. 10:8). Más bien, al igual que los sacerdotes rebeldes del antiguo Israel, “instruyen solo por [un] precio”, y, por si fuera poco, gran parte de lo que enseñan es contrario a la Biblia (Miq. 3:11). Su comportamiento hipócrita no ayuda a nadie a reconciliarse con Dios. 17 Por otro lado, las enseñanzas cristianas verdaderas y los buenos actos llegan al corazón. Una viuda de edad avanzada despidió rápidamente a un precursor que llamó a su puerta. Le mencionó que, cuando él tocó el timbre, estaba subida a una escalera intentando cambiar una bombilla de la cocina. Él le dijo: “No debe arriesgarse a hacer eso sola”. Entonces le cambió la bombilla y se marchó. Al enterarse de lo ocurrido, el hijo de esta señora quedó tan impresionado que salió a buscar al hermano para darle las gracias; con el tiempo, hasta aceptó un estudio bíblico. 18 ¿Por qué está usted decidido a seguir realizando obras excelentes? Quizás porque sabe que cuando somos celosos en el ministerio y hacemos las cosas como Jehová quiere, lo honramos a él y ayudamos a otras personas a salvarse (lea 1 Corintios 10:31-33). El celo por las obras excelentes al predicar las buenas nuevas y comportarnos como es propio de un cristiano brota de un profundo deseo de demostrar amor a Dios y al semejante (Mat. 22:37-39). Si manifestamos ese celo, ya en la actualidad seremos generosamente recompensados con gozo y satisfacción. Además, podremos mirar con confianza al día en que toda la humanidad demuestre celo por la adoración verdadera para la honra de nuestro Creador, Jehová.
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 12:31:15 +0000

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