HERMOSURA INFINITA DE DIOS 1. Noción de hermosura. Lo bello o - TopicsExpress



          

HERMOSURA INFINITA DE DIOS 1. Noción de hermosura. Lo bello o hermoso es aquello cuya vista agrada y deleita (quod visum placet). Resulta de una combinación armoniosa y esplendente de lo bueno y lo verdadero. 2. Condiciones que requiere. Según Santo Tomás para que haya belleza se requieren tres condiciones: a) Integridad o Perfección, porque lo incompleto e imperfecto no es bello, sino feo y deforme. b) Proporción y Armonía, porque sin ellas el objeto continúa deforme y no puede agradar al que lo vea. c) Claridad, o cierto resplandor del objeto que cautiva al que lo contempla; y así, por ejemplo, llamamos bellas las cosas que tienen un nítido color. Nótese, sin embargo, que estas características se refieren más bien a las cosas sensibles o materiales. Por encima de esta belleza material, y de un modo incomparablemente más perfecto, se da la belleza espiritual, que, captada por el entendimiento, le llena de agrado y deleite. A Dios corresponde la belleza en este último sentido y en grado supremo o infinito. 2. Doctrina católica. Vamos a exponerla en forma de conclusión. Conclusión. Dios es infinitamente hermoso, o más bien, la misma belleza y hermosura. (Doctrina cierta y común) He aquí las pruebas: a) La Sagrada Escritura. En el libro de la Sabiduría se reprende a los hombres insensatos que, al contemplar la belleza de las criaturas, no saben remontarse a la belleza suprema del que las creó a su imagen y semejanza: Pues si, seducidos por su hermosura, los tuvieron por dioses, debieron conocer cuánto mejor es el Señor de ellos, pues es el autor de la belleza quien hizo todas estas cosas. Y si se admiraron del poder y de la fuerza, debieron deducir de aquí cuánto más poderoso es su Creador; pues de la grandeza y hermosura de las criaturas, por razonamientos se llega a conocer al Hacedor de éstas (Sab. 13,3-5). b) La razón teológica. Dios reúne analógicamente, en grado trascendente e infinito, las condiciones que requiere la belleza o hermosura, a saber: a) Integridad o Perfección, porque es infinitamente perfecto. b) Proporción y Armonía, porque, a pesar de la infinita riqueza de su ser, es absolutamente simple, lo que supone una proporción y armonía infinitas. c) Claridad, porque, siendo espíritu puro y absolutamente simple, es el ser más claro y luminoso que puede pensarse. Luego la belleza y hermosura de Dios es una belleza esencial que trasciende y sobrepuja infinitamente la hermosura de las criaturas, que sólo de una manera analógica, con distancia infinita, imitan imperfectamente la belleza soberana de Dios. Los místicos experimentales han celebrado con líricos acentos la soberana belleza y hermosura de Dios, cuyo recuerdo arrebataba su alma. Aun a trueque de incurrir en una pequeña digresión, vamos a ofrecer al lector unos fragmentos de tres insignes místicos españoles: San Juan de la Cruz, Fray Luis de Granada y Fray Diego de Estella. San Juan de la Cruz Comentando la canción undécima de su maravilloso Cántico espiritual, escribe el sublime místico fontivereño: No hace mucho aquí el alma en querer morir a vista de la hermosura de Dios para gozarla para siempre; pues que si el alma tuviese un solo barrunto de la alteza y hermosura de Dios, no sólo una muerte apetecería por verla ya para siempre, como aquí desea, pero mil acerbísimas muertes pasaría muy alegre por verla un solo momento, y, después de haberla visto, pediría padecer otras tantas por verla otro tanto. Y en el comentario a la canción 36 escribe en un desbordamiento incontenible: Hagamos de manera que, por medio de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos hasta vernos en tu hermosura en la vida eterna; esto es, que de tal manera esté yo transformado en tu hermosura, que, siendo semejante en hermosura, nos veamos entrambos en tu hermosura, teniendo yo ya tu misma hermosura; de manera que, mirando el uno al otro, vea cada uno en el otro su hermosura sola, absorto yo en tu hermosura; y así te veré en tu hermosura, y tú te verás en mí en tu hermosura, y así parezca yo en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura; y así nos veremos el uno al otro en tu hermosura. Fray Luis de Granada No solamente la bondad, sino también la verdadera hermosura mueve grandemente los corazones al amor. Por donde algunos sabios vinieron a decir que el objeto de nuestra voluntad era la hermosura, por ver con cuánta fuerza atrae las voluntades a sí. Pues si tan amable es la hermosura, ¿qué tan amable seréis Vos, Señor, que sois piélago y fuente de infinita hermosura, de quien proceden todas las hermosuras? Las hermosuras, Señor, de las criaturas son particulares y limitadas; mas la vuestra es universal e infinita, porque en Vos solo están encerradas las hermosuras de todo lo que Vos criasteis. Por donde así como el sol es más claro, más resplandeciente y más hermoso que todas las estrellas del cielo juntas, y él solo alumbra más que todas ellas, así Vos solo sois infinitamente más hermoso que todas vuestras criaturas y más parte para alegrar y robar los corazones de todas ellas. De vuestra hermosura el sol y la luna se maravillan; de vuestra hermosura manaron todas las demás hermosuras; en esta hermosura no se hartan de mirar los ángeles, porque en ella ven más perfectamente todas estas perfecciones y hermosuras de las criaturas que en las mismas criaturas... Pues quiero yo, Señor, ahora echar la cuenta y subir por esta escalera de las criaturas a ver, como desde un atalaya muy alta, algo de la hermosura inestimable que hay en Vos. Porque primeramente está claro que tenéis ya la hermosura de todas las criaturas visibles; después, la de todas las invisibles, que sin comparación son muchas en número y mayores en excelencia, y sobre esto tenéis en Vos otras infinitas hermosuras que a ninguna criatura se comunicaron. De manera que así como la mar es grande no sólo porque todas las aguas de los ríos entran en ella , sino también por las que ella tiene de suyo, que son muchas más sin comparación, así decimos que Vos, Señor, sois mar de infinita hermosura, porque no solo tenéis en Vos las perfecciones y hermosura de todas las cosas, sino también otras infinitas que son propias de vuestra grandeza y no se comunicaron a ellas, aunque en Vos no sean muchas hermosuras, sino una simplícima e infinita hermosura. Pues siendo esto así, ¿cuál podremos entender que será aquella hermosura, aquella imagen tan perfecta, aquel espejo de todas las cosas, aquel abismo de todas las gracias, pues Él solo tiene embebidos en sí los mayorazgos de todas las hermosuras, con otras infinitas que son propias suyas?... Finalmente, tal es y tan grande vuestra hermosura, que sólo verla y gozarla basta para hacer bienaventurados aquellos soberanos espíritus del cielo y henchir todo el seno de su capacidad, los cuales arden perpetuamente en amor de vuestra infinita hermosura, amándola con todas sus fuerzas y ocupándose en esto con lo último de su potencia sin jamás cansar. Porque la hermosura infinita de aquel objeto que tienen delante de tal manera arrebata y llama a sí todas las fuerzas de estos espíritus soberanos, que no pueden dejar de estar siempre y actualmente amándoos con este amor. Fray Diego de Estella En sus Meditaciones devotísimas del amor de Dios escribe el gran místico franciscano: Si la hermosura tanto poder tiene para robar las voluntades, ¡oh corazón mío!, ¿por qué no te captivas de aquella hermosura inmensa de tu Creador? ¡Oh fuente de toda hermosura, de la cual todas las otras hermosuras proceden! ¿Por qué no soy todo llevado de la grande perfección de tan extremada y soberana lindeza? Las hermosura de las criaturas pequeña es, transitoria, momentánea y perecedera. Hoy es fresca como la flor del campo y mañana está marchita. La hermosura de la criatura falta y deja de ser al mejor tiempo, pero la hermosura del Creador para siempre persevera, y está con Él. Toda hermosura, comparada con la hermosura del Señor, es fealdad muy grande. ¿Pues por qué, ánima mía, te detienes en el amor de la fealdad de la criatura engañosa, cubierta con una falsa apariencia de hermosura, y dejas a la misma hermosura de tu Dios? Más ventaja hace la hermosura del Creador a la de la criatura que el cuerpo a la sombra. Pues tanto te convida la sombra a que la ames, ¿por qué no te captiva la luz a que la quieras? Si tanta admiración te causan las labores que no pudieron ser recibidas con la perfección que tenían en el dechado, por la torpeza del sujeto donde fueron labradas, ¿cómo no quedas fuera de ti contemplando la hermosura y perfección que tenían en el dechado de donde se sacaron? ¿Qué hombre habrá en el mundo que, aficionándose a una figura muy hermosa sacada al natural de una persona, no se aficione mucho más a la misma persona? Pues si todas las criaturas son dibujos de la mano de ti, mi Dios, y el hombre es imagen y semejanza tuya, ¿por qué, Señor, no me aficionaré más a Ti que a tu imagen y dibujo?... ¡Oh hermosura tan antigua y tan nueva, cuán tarde te conocí y cuán tarde te amé! ¿Por ventura no eres tú, Señor, aquel de quien dice el salmista que eres hermoso entre los hijos de los hombres? De ti dice la esposa que eres blanco y colorado, escogido entre millares (Cant. 5,10). Y si en este destierro no veo la hermosura de tu divina majestad así como eres hermoso en el Cielo, por los efectos vengo en conocimiento de la causa, y por la hermosura de los cielos, planetas, árboles, flores y variedad de muy vivos colores de las cosas que tus divinas manos fabricaron, conozco, mi Dios y Señor, ser abismo infinito de hermosuras la hermosura de donde estas hermosuras tienen su origen. Fuente: Dios y su Obra de Fr. Antonio Royo Marín O.P.
Posted on: Thu, 17 Oct 2013 22:42:32 +0000

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