Hola Reinaldo, oficioso cultor de una crónica poética: Tras el - TopicsExpress



          

Hola Reinaldo, oficioso cultor de una crónica poética: Tras el anuncio periodístico en “ADN” del lanzamiento en “El Acontista” de tu libro “Oficios y Oficiantes”, me apresuré esa tarde a dicha librería a adquirir un ejemplar de su libro, el cual por su brevedad no deja de ser trascendental tanto en la temática reportera como en el estilo de poética “nostalgia” donde delicadamente entretejes al collage un retablo cronístico de “Oficios y Oficiantes”. Y claro, mientras hacía mi recorrido en el metro de regreso a casa, me leí el “Prefacio sin angustia”, donde anuncias “Parte de una arqueología. O de una nostalgia.”, de un “peregrinar por los barrios y calles, que hicieron parte de una rara educación sentimental de la muchachada de otros días.” Me salté algunos “oficios” eludiendo las angustias y nostalgias de “El Zapatero de la esquina azul”, “los lunes…menos festiva”, de “Doña Silvia… la bruja, adivinadora de sueños”, de “El barbero de las locas lecturas” que “Cayó en una suerte de estado místico cuando se enfrentó a Así habló Zaratustra”, de “El payaso de las risas entristecidas” de “una pena disfrazada”, como aquel payaso del Garrick que no veía “otro remedio diferente a reír llorando y llorar a carcajadas”, de “Cantinas, Bares y cafés”, “de estas geografías desamparadas”, que también eran una “mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas”, donde “hace tiempos los muchachos se graduaban de hombres” y otras “aventuras emocionantes, aunque intrascendentes” de “Fumadores de Pielroja” y carpinteros que “enredaban aserrines” “en su cabello” y que también decían “con la voz de Silva, el poeta”, “aserrín, aserrán, los maderos de San Juan…”, hasta caer en la hondonada de “Poeta, hay Golpes en la vida…”, donde identificas a los poetas como “inventores, dadores de identidad y de música. Ellos, tan audaces se perecen a los dioses”, donde destacas en Antioquia a Tomás Carrasquilla, quien “nos denudó y nos mostró con vicios y virtudes (más de los primeros que los últimos”. Crónica donde te concretas en el poeta que ‘nombra o renombra la tierra, quien le da otro ritmo y respiración’, quien nos descubre a ‘nosotros mismos’, quien nos reporta a “los potentados de otras partes que América” que somos más que “un conglomerado de salvajes por redimir. O por civilizar.” Allí destacas a la figura de un “Poeta del dolor y de las tristezas de un continente, pero, a su vez, del enaltecimiento del hombre, de aquel es víctima, de ese otro al que le han quitado la palabra.” En Cesar Vallejo descubres la legendaria virtud del Ave Fénix, “pájaro de fuego, De plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado, Quien, tras el baño matutino diario, entonaba una bella melodía, Que hacía que el Dios Sol detuviera su carruaje para escucharle. Aquel en quien, los primeros cristianos de la Grecia helénica, Reconocemos un símbolo viviente de resurrección e inmortalidad, Quien representa el Sol que muere al anochecer y renace al amanecer, Un símbolo del valor y de la esperanza, que nunca deben morir en el hombre”, Cuando afirmas que “La palabra de Vallejo logra resucitar cadáveres, le da un poder de resurrección a la masa y, de otra parte, otorga a nuestra lengua nuevas sonoridades, incorpora nuevas palabras…” “Poeta de las cárceles y de la libertad”, afirmas, “Vallejo nos golpea con su sentido de lo humano y de lo divino: “hay goles en la vida tan fuertes… ¡Yo no sé! / golpes como del odio de Dios; como si ante ellos / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma… ¡Yo no sé!.” Y, aquí voy a lo que, como ministril oficiante de mis quehaceres poéticos, reconsideré la razón de este somero comentario de tus poéticas crónicas de “Oficios y Oficiantes”. Cuando afirmas que el poeta (Vallejo) “Presumía que había dolores en los tratados comerciales y en las transacciones bursátiles”, paso a identificarme con Gustavo Flores Quelopana, Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía en su “Alegato ante la civilización técnica por una nueva forma de pensar” (gusfilosofar.blogspot), donde afirma: “el hombre de la civilización técnica está acostumbrado a la satisfacción instantánea de sus deseos, el régimen actual del espíritu es el instanteismo vacuo, el mundo se ha hecho pequeño, la manía de unificar todo ha nivelado todo, incluso a los hombres, arte y cultura deben estar al servicio de la distracción y no de la profundidad, la hondura estorba, amenaza, aburre y sobretodo quita tiempo al espíritu de acumulación y lucro”. Por lo anterior, muy discretamente, mi estimado Reinaldo, le insto a que no se sientan extrañados los integrantes del Centro de Historia de Bello porque la Administración Municipal no los tuvo en cuenta para las celebraciones “instanteistas” de los “Cien años de Administración Municipal de Bello”, dado que estas celebraciones están dadas a “la distracción y no a la profundidad” (“pan y circo”) y donde vuestra responsable consagración a la historicidad de los acontecimientos bellanitas, ‘estorban, amenazan, aburren, porque le quita tiempo al afán de acumulación y lucro’ de una administración que incrementa los impuestos para poder dilapidarlos en unas ruidosas celebraciones donde el arte y la cultura son puros accesorios pantomímicos de una distraída satisfacción instantánea. Elkin Rojas Montoya.
Posted on: Sun, 30 Jun 2013 05:28:08 +0000

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