Huáscar Rodríguez Herrera: un personaje inolvidable (Publicado - TopicsExpress



          

Huáscar Rodríguez Herrera: un personaje inolvidable (Publicado hoy, 26 de octubre, en DiarioDigitalRD El próximo 27 de este mes de octubre se cumplirán ocho años de la muerte del empresario e industrial Huáscar Rodríguez Herrera, un batallador que nunca se rindió, pues aún pocos meses antes de su muerte, el 2 de octubre de 2005, a los 81 años, se mantenía activo atendiendo personalmente sus negocios, que fueron muchos, entre ellos Cementos Cibao, establecida en Santiago. Otras empresas suyas fueron el Gran Hotel Cibao, Cilindros Nacionales, Gas Caribe, Terminal Gas Limited, Herrera Motors, Inoxida y Distribuidora Rodríguez, entre otras. Con Huáscar mantuve una amistad durante poco más de 45 años, pues le conocí en 1964, dos años después que me iniciara en el periodismo. Para aquella época el dinero rendía mucho, a tal punto que Huáscar, al darse cuenta de que mi vehículo era una pequeña motocicleta, me vendió el primer auto que tuve en mi vida: un Volkswagen casi nuevo por la suma de 700 pesos, pagadero a plazos, que cumplí religiosamente y que luego vendí al colega y buen amigo Chichí de Jesús Reyes. Para entonces yo tenía 22 años y estaba casado. Cuando nuestra amistad se ensanchó, poco después Huáscar me propuso instalarme un negocio de venta de electrodomésticos, que acepté entusiasmado, pues también me había prometido apoyo financiero para que finalmente fuera dueño de una planta de gas propano. Mi madre se opuso rotundamente, bajo el alegato de que era aún muy joven para aceptar tales responsabilidades. El respeto que le tenía a mi madre me hizo desistir del proyecto, con gran pena para Huáscar Rodríguez, pues entendía que era la oportunidad de mi vida. Hoy, cuando pocos jóvenes respetan de verdad a sus padres, me pongo a pensar qué hubiera sido de mi vida si hubiese desobedecido a mi madre. Posiblemente sería un hombre rico, pero con la amargura de no haber cumplido su oposición a que me insertara en el mundo de los negocios. Huáscar Dionisio Rodríguez Herrera, perteneció a una familia tradicional de la época, de nueve hijos procreados por don Tancredo Rodríguez y doña Margarita Herrera, nació el 17 de Noviembre del año 1923. En Jarabacoa creció rodeado del amor de sus progenitores y los afectos de sus hermanos y demás familiares. Mostró desde sus primeros años, un inusitado y permanente interés por las actividades comerciales. Comenzó desde abajo: siendo niño en su natal Jarabacoa, donde según me contaba, fabricaba carritos con cajas de bacalao y ruedas de frutos de la jabilla, los cuales vendía a los que tenían posibilidades de comprarlo. Era el empresario que comenzaba. Siendo joven, casó con la distinguida dama Amalia Sotomayor, pero apenas disponía de un viejo auto que le daba muchos tormentos. Un día, decidió ir al ingenio Catarey, en Villa Altagracia, pues había leído en periódico El Caribe de entonces que allí estaban vendiendo una partida de sacos, que podría revender con algunos beneficios. Pero no tenía dinero, de modo que le pidió al administrador que los vendiera a crédito, que confiara en su palabra, pues le pagaría tan pronto eso sucediera. El administrador, por ayudarlo, así lo hizo, y Huáscar cumplió su palabra al pie de la letra. Tiempo después se embarcó en un pequeño negocio, pero su socio le engañó y no se sabe de que manera alteró los papeles y desapareció las acciones, quedándose Huáscar sin un centavo. Entonces visitó a un compadre suyo, sargento de la Marina de Guerra, a quien le explicó lo sucedido diciéndole que su deseo habría sido vengarse de alguna manera contra su ex socio. Estaba profundamente irritado. El sargento le recomendó que comenzara de nuevo, que confiara en Dios; le llevó al Banco de Reservas y puso en manos de Huáscar, a titulo de préstamo, los únicos 800 pesos que tenía como ahorros. A partir de ahí, comenzó a negociar con hierros usados, sacos de envasar azúcar y otros menesteres, hasta que su negocio creció como por arte de magia, fruto de un intenso trabajo y de una disciplina poco común. Surgió Gas Caribe, Terminal Gas Limited en Haina, Inoxida, Cementos Cibao, etc., en cuyos terrenos fabricó una gran residencia para estar primero que todos en el trabajo. Cuando logró su primer millón de pesos, se juró a sí mismo que ese dinero nunca se le acabaría, como en efecto sucedió. Fue a la Jefatura de la Marina de Guerra para preguntar por el destino de su compadre marinero, comunicándosele que estaba de servicio en Manzanillo. Gracias a su amistad con uno de los jefes de la Marina, rápidamente el compadre fue trasladado a Ciudad Trujillo, que así se llamaba entonces la capital, Santo Domingo. Huáscar le dijo al compadre que le pidiera lo que quisiera, pues ya era millonario. Pero el viejo marino le respondió que únicamente deseaba que le devolviera los 800 pesos que le había prestado, con algunos intereses que le hubiera pagado el banco. Huáscar lo complació, pero no se sentía satisfecho, pues consideraba que era mucho más lo que debía al compadre. Averiguó que el marino vivía junto a su madre en la calle Peña Batlle, en Villa Consuelo. Era una casa alquilada y Huáscar la compró a su propietario, regalándose remodelada al compadre, que apenas lo podía creer. La madre del marino lloró de alegría al saber que había pasado de inquilina a propietaria, echándole miles de bendiciones a su benefactor, como si hubiera sido su propio hijo. La historia de Huáscar Rodríguez es digna de contar en un libro, pero lamentablemente de ella solo recuerdo fragmentos como lo que he citado. Un día se lo propuse y me dijo que todavía no era tiempo de narrar su historia, pues entendía que pocos creerían que en base al puro trabajo se conseguiría llegar a millonario. Sí estoy seguro de que Huáscar luchó con firmeza para llegar a donde llegó, enfrentándose a menudo con envidiosos que trataban de desacreditarlo, muchos de ellos competidores empresarios oligarcas que no toleraban que un campesino de Jarabacoa les hiciera sombra. Si narro esta breve historia es porque conocí bien a Huáscar Rodríguez y se que lo único que hizo fue trabajar, para desarrollar un conjunto de empresas (llegó a poseer o ser accionista de 52), todas generadoras de riqueza y de empleos, muchas de las cuales todavía se mantienen. Es una pena que es patrimonio esté en disputa familiar. Siempre recuerdo también a sus hijos Wáscar Martín (así con W es que firmaba) Rosamalia (Amalita), Denis, Raysa Josefina y no sé si Maripili, que me dicen vive en Miami. Huáscar Rodríguez jamás me pidió que escribiera algún artículo a su favor cuando era injustamente calumniado. Era incapaz de valerse de la amistad de un periodista para pedirle un favor de esa naturaleza, aunque bien pudo haberlo hecho simplemente para comprobar si era o no cierta la amistad que algunos periodistas le profesamos. Su temperamento no era ese, y tras si imponente figura, a veces con cara que parecía de pocos amigos, se escondía un ser generoso que practicó la filantropía, sin hacer alardes de ello en los medios de comunicación. Una de sus obras es el Centro Geriátrico de Jarabacoa, que lleva el nombre de su fallecida madre Margarita, y a cuya realidad contribuyó su compueblano y empresario Víctor Méndez Capellán. Huáscar falleció el 27 de octubre de 2005. Hace años que no tengo contacto con sus hijos, a algunos de los cuales conocí cuando eran pequeños en la calle Santiago, de esta capital, donde Huáscar vivía y tenía allí el Consulado Honorario de Guatemala, del cual era titular. El una ocasión llamé por teléfono a Wuáscar Martín a Cementos Cibao, en Santiago, para comentarle un sueño que tuve con su padre, quien me pidió se lo transmitiera. No creo en esas cosas, pero consideré mi deber hacerlo. El muchacho ni siquiera me respondió, posiblemente ignorante de la relación que tuve con su padre. Tampoco lo culpo, pues se que era un empresario muy ocupado. El empresario Huáscar Martín Rodríguez Sotomayor falleció el 3 de febrero de 2011 en el Mercy Hospital, de Miami, como consecuencia de una enfermedad pulmonar. Contaba con 46 años. Era el menor de los seis hermanos, estaba casado con la señora Silvia Vela y residía con su familia en Los Cerros de Gurabo, de Santiago. Su esposa, al igual que sus hermanas, lo acompañaba en el hospital al momento de su fallecimiento. Una de sus últimas apariciones públicas se produjo en diciembre de 2010 , cuando participó en el inicio de los trabajos de la construcción del Centro Huáscar Rodríguez para la Educación Técnica de la Construcción, que funcionará en la Universidad Isa. Conforme a un Certificado Médico del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) del 30 de octubre del 2008, Huáscar Martín Rodríguez Sotomayor padecía de dificultades respiratorias y Asma Bronquial con crisis de bronco espasmo. Otro certificado médico del 19 de febrero del 2010 establece padecía de bronquitis aguda y bronco espasmo reactivo. Huáscar Martín Rodríguez Sotomayor, como presidente de Cementos Cibao, C. por A., ayudó a muchas personas del lugar con los gastos incurridos en operaciones médicas y otros servicios de salud. Solo deseo que Huáscar Rodríguez Herrera, donde quiera que esté, se encuentre en paz.
Posted on: Sat, 26 Oct 2013 16:50:23 +0000

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