LA VERDAD HECHA TRAICIÓN La crueldad nos obliga al regreso. Pero - TopicsExpress



          

LA VERDAD HECHA TRAICIÓN La crueldad nos obliga al regreso. Pero antes que lo intentemos tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos ¿De cuál de nosotros mismos? De la edad y sus espejismos, espejismos que muestran nuestra propia cosecha en agraz. No hay peor cosa (o infierno) que no servir para nada como si uno fuera un tornillo que se aisló; que somos inútiles como un teléfono fuera de uso, o una mercancía hecha para el no uso como objeto de muestra en vidriera de centro comercial. No hay peor extravío que no saber que estás extraviado, extraviado por dentro y por fuera, estando en casa o yendo de viaje. “No hay viento favorable para aquél que no sabe adónde va” (Séneca). O como cualquier “filósofo criollo” que “sabe ir (a un sitio), pero no sabe dónde queda”. Peor aún, el extraviado demuestra que estás más allá del no uso, pues hasta el regreso te está vedado ¿Cómo desandar un país extraviado? ¿Cómo conjugar las pérdidas que no sabes? ¿Cómo sacar los furores que se despliegan por el retorno inútil? Se nos dijo que la verdad nos hará libres, pero la hemos volteado como síndrome de la traición. La verdad así se vio traicionada en su misma habitación, sin capacidad de reacción en un país oscurecido. Aconteció el tiempo en que nadie sabe hablar con verdad, nadie sabe hablar de verdad, nadie sabe en verdad de qué cosas hablamos. Se envió a la verdad al descarrío de mentes y vida. El regreso se ha mostrado como huída sin reversión ¿Nos condenamos al olvido hasta de nosotros mismos? Si nuestra vuelta al vientre nutricio (de la madre) definitivamente nos enajenara de nuestro compromiso con el país, éste se convertirá en un fósil. Por eso hay que plantarle un desafío a la mentira, no sea que ésta termine por desactivar lo mejor de la virtud maternal (la comunidad). Como alfareros de nuestra significación (historia) frente al destino (natural), edifiquémonos nuestra causa y reconstruyamos el fondo de lo que debe ser un país, tu país, nuestro país. La edad, con hechura de siempre joven, es el resorte más diestro para descorrer las vendas que cubren nuestra geografía política, y ver así sin tapujos cómo se arruina en silencio un país sin verdad. Publicado por Samuel Hurtado Salazar
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 21:36:44 +0000

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