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LEAN ESTO VALE LA PENA... REFLEXIONEN Y MIREN LO IMPORTANTE QUE ES ESTAR AL LADO DE NUESTROS SERES AMADOS ANTES K SEA DEMACIADO TARDE Y YA NO PODEMOS BRINDARLE UN TIERNO ABRAZO O TAN SOLO UN SINSERO....... TE QUIERO..... :) Un día como cualquiera, un padre de una familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito que su hijo viera cuan pobre era la gente que vive en el campo. Estuvieron pasando todo el día y la noche en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, ya de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: Padre: ¿Qué te pareció el viaje? Hijo: Muy bonito, papa Padre: ¿Viste lo pobre que puede ser la gente? Hijo: Si Padre: ¿Y qué aprendiste? Hijo: Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cinco. Nosotros tenemos una piscina larga hasta a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar todo el día y casi nunca los veo. Un famoso profesor se encontró frente a un grupo de jóvenes universitarios que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos defendían que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando ésta se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente: Mis padres vivieron cincuenta y cinco años casados. Una mañana, mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y, casi a rastras, la subió a la furgoneta. A máxima velocidad, sin respetar los semáforos, condujo hasta el hospital más cercano. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el funeral, mi padre no habló en lo más minino, su mirada estaba perdida y casi no lloró. Esa noche, sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y de nostalgia recordamos hermosas anécdotas sobre mi madre. Él pidió a mi hermano, que es teólogo, que le dijera dónde estaría mamá en ese preciso momento; mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde estaría ella. Mi padre escuchaba con gran atención y de repente, pidió: “Llévenme al cementerio!” “Papá”,respondimos nosotros, “son las doce de la noche. No podemos ir al cementerio ahora.” Alzó la voz y, con una mirada con lagrimas, dijo: “No discutan conmigo, por favor; no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa durante cincuenta y cinco años.” En ese momento se produjo un respetuoso silencio y no discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al cuidador y con una linterna a cuestas llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, rezó y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos: El Amor Verdadero “Fueron cincuenta y cinco buenos años… ¿Saben?, nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así —hizo una pausa y se limpió la cara—. Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, en mi cambio de empleo —continuó—. Hicimos la mudanza cuando vendimos la casa y nos mudamos a la ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos crecer y terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de nuestros seres más queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad y perdonamos nuestros errores… Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por qué? Porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera…” Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro lleno de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló: “Todo está bien, hijos; podemos irnos a casa; ha sido un buen día. Reflexion La primera vez que leí este cuento realmente no podía dejar de llorar. Que desvirtuado esta el concepto de amor verdadero en la sociedad actual. Si no filtramos los estímulos que recibimos en el día a día, el mensaje que nos llega es de cuidar nuestra imagen y nuestra belleza física, pero yo me pregunto, en que momento nos despegamos de lo que verdaderamente es el amor. Aceptar a una persona tal y cual es, y no pretender cambiarla, Amándola por sus defectos y virtudes. Debemos sentir más con el corazón y pensar menos con la mente Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó: Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!!!
Posted on: Sat, 30 Nov 2013 22:13:25 +0000

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