Ricitos de Oro En biogeografía, la rama de la biología que - TopicsExpress



          

Ricitos de Oro En biogeografía, la rama de la biología que estudia la distribución por regiones de los seres vivos, se habla en ocasiones del “Principio de Ricitos de Oro”: igual que la protagonista del cuento, los insectos tienen que vivir en el sitio correcto. En este caso se trata de la temperatura, si hay demasiada se “sobrecalientan” o si es demasiado baja se congelan. Y aunque esto se conoce desde hace tiempo, no se sabía cómo eran capaces de medirlo con tanta precisión, hasta la publicación de un artículo reciente. Las especies que tienen un rango de condiciones ambientales muy determinado y es muy concreto, se denominan especies estenoicas – que significa “hábitat estrecho”. Dentro de estos márgenes los animales pueden vivir y reproducirse de manera óptima, pero fuera de ellos no son viables. Así que necesitan termorreceptores, estructuras responsables de medir la temperatura ambiente, muy eficientes. A pesar de que se han realizado muchos estudios, no se había conseguido dar con la respuesta. Hasta que se ha buscado donde menos se esperaba encontrarla: en los receptores para el gusto y el olfato. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han estudiado una especie bien conocida, la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster). Al igual que otras muchas moscas y mosquitos, estos insectos se sienten más atraídos por las zonas más calientes de las frutas. Cuando una zona tiene mayores temperaturas, suele ser porque está más madura, contiene más azúcares y ya ha comenzado la fermentación. Es decir, aporta más alimento, y éste es más fácil de consumir. Al analizar con detalle las antenas y las zonas de la mandíbula responsables de percibir el gusto y el olor encontraron una proteína desconocida. Después de mucho estudio y varios experimentos, llegaron a la conclusión de que se trataba de una molécula capaz de medir la temperatura, gracias a la capacidad para cambiar su estructura. Así que esta nueva proteína servía para medir la temperatura del alimento. Pero, ¿cómo funciona para analizar el ambiente? De la misma manera. El cambio en la estructura de la molécula no sólo se da al contactar con la parte más caliente de la fruta, también si la temperatura ambiental es más alta. En este caso el insecto recibe una señal de “peligro” y migra hacia zonas más frías. O al contrario: si la molécula deja de funcionar por el frío, el animal cambia de lugar. La existencia de esta molécula no sólo explica cómo se detecta la fruta madura. Muchos insectos picadores, como los anofeles – mosquitos que transmiten la malaria – o las moscas tse-tse siempre pican en las zonas donde se concentra más sangre. Principalmente, porque son las más calientes. Por esto, el descubrimiento de la nueva molécula termorreceptora no sólo tiene una importancia biológica. Al entender su funcionamiento puede servir para generar mejores repelentes contra plagas, y para predecir la migración de insectos.
Posted on: Sat, 17 Aug 2013 17:55:07 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015