VIERNES DE LA SEMANA XV DE TIEMPO ORDINARIO EVANGELIO SEGÚN SAN - TopicsExpress



          

VIERNES DE LA SEMANA XV DE TIEMPO ORDINARIO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 12,1-8. 1.- En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. Al ver esto, los fariseos le dijeron: "Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado". Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta? Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado". Amados Hermanos, el Evangelio nos hace un fuerte llamado a la caridad, al amor. No nos llama a no cumplir la ley y los mandamientos, pero sí a poner por encima el amor a Dios y al prójimo con hechos. Nos llama a abrirnos al amor de Dios para que así nuestros sacrificios y el cumplimiento de la Ley tengan sentido. Jesús es la clave de acceso para comprender que para Dios el único mandamiento que se impone sobre la vida del ser humano es el del amor, capaz de liberarlo de sus más pesadas cadenas y oscuras prisiones, labradas por sus egoístas y soberbios preceptos que han dejado de lado a la persona y la misericordia de Dios. “EL HIJO DEL HOMBRE ES SEÑOR DEL SÁBADO” 2.- En la ley, dada por Moisés… que no era más que una sombra, Dios ordenaba a todos el reposo y no efectuar ningún trabajo en sábado. Pero este sábado no era más que una imagen y una sombra (He 8,5) del auténtico sábado que concede el Señor al alma. En efecto, el alma que ha sido hallada digna del auténtico sábado deja de entregarse a sus preocupaciones vergonzosas y feas y descansa. Celebra el verdadero sábado y goza del auténtico reposo, liberada de todas las obras de las tinieblas... Saborea el reposo eterno y el gozo del Señor. Antiguamente estaba prescrito que incluso los animales, privados de razón tenían que reposar el día del sábado. El buey no tenía que llevar el yugo ni el asno cargarse con peso, porque incluso los animales debían de reposar de sus trabajos pesados. Viviendo entre nosotros, el Señor nos trajo el reposo del alma que estaba oprimida bajo el peso del pecado y que realizaba obras de injusticia por causa del pecado, sometida a amos crueles. El Señor la descargó del peso insoportable de las ideas vanas y viles, la libera del yugo amargo de las obras de injusticia y le concede el reposo. En efecto, el Señor llama al hombre al descanso diciéndole: "venid todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré” (Mt 11,28). Y todas las almas que confían en él y se le acercan… celebran un sábado verdadero, delicioso y santo, una fiesta del Espíritu, con un gozo y una alegría indecibles. Le devuelven a Dios un culto puro que le gusta, procediendo de un corazón puro. Este es el verdadero y santo. MORALISMO FARISAICO/ 3.- El moralismo consiste en no tratar las cosas de forma debida. Por eso se absolutizan algunos comportamientos ignorando la realidad de las cosas y del corazón del hombre. La verdadera moral lleva a disfrutar de las cosas con plenitud. Ello supone también el orden. Explicar esto no es nada fácil porque puede interpretarse que cualquier comportamiento es bueno. Nada más lejano a la realidad. Hay algunos ejemplos parecidos a la situación que Jesús vive en el Evangelio. San Vicente de Paul decía a las Hijas de la Caridad que si estando en oración era necesario llevar medicamentos a un pobre no tuvieran escrúpulos y lo hicieran. Obviamente el santo no estaba contra la oración en la que, por otra parte, insistía mucho. Un prior de una cartuja, en la que la austeridad es característica y nunca tomas nada fuera de horas, recibió un día a un personaje. Le invitó a tomar algo y lo acompañó porque, en ese caso, la caridad estaba por encima de sus ayunos. Así hay miles de ejemplos. Pero exponerlos todos tampoco solucionaría nada porque no siempre son imitables. De hecho no existe un vademécum para acertar en todas las situaciones. Existe algo más grande: el Espíritu Santo. En el Evangelio aparecen esos personajes de mente estrecha que son los fariseos. Su moralismo era consecuencia de muchas cosas, entre otras del miedo a la libertad. Preferían regularlo todo a vivir continuamente en la presencia de Dios. Así, en lugar de atender a lo que Dios quería podían mirar la regla. Pero, a veces, la regla medía mal. Tal es el caso con que hoy nos encontramos. Si los apóstoles tenían hambre es lógico que comieran. Decir, como argumentan los fariseos, que eso es cosechar y que no puede hacerse en sábado, es una estupidez. Pero es también el síntoma de una conciencia empequeñecida por el peso de la ley. A mí me encanta que existan normas y leyes. Por nada prescindiría de ellas. Un mundo sin ley sería un desastre y un hombre sin normas se convierte en un espectro. Obedecer es de lo más grande porque significa reconocer que dependemos de Dios y eso es fantástico. Precisamente si Dios nos envía el Espíritu Santo es para que con mayor facilidad acertemos a hacer lo que toca. Con Él podemos traspasar los límites de la ley, porque somos movidos por el mismo que ha hecho la ley. No se dispensa nada, sino que se aprende a tratar mejor las cosas y a ser felices en la práctica del bien. Quizás a aquellos fariseos que murmuraban se les estaba haciendo la boca agua. En cualquier caso seguro que estaban secos por dentro Y esa sequedad, para el hombre, es la muerte del alma. Nos cuesta la ley porque no somos capaces de cumplirla y nos cuesta cumplirla porque olvidamos que somos hijos de Dios. Que María nos recuerde nuestra condición de bautizados y nos enseñe a invocar al Espíritu Santo, auténtico guía de la vida interior. REFLEXIONES: ¿Qué me dice hoy la Palabra de Dios en esta lectura? ¿Miro a mi alrededor muchas normas, instituciones, costumbres que me esclavizan, me quitan la libertad de los hijos de Dios que Jesús nos garantiza? ¿Incluso a nivel eclesial hay tradiciones y normas que no tienen fundamento en el Evangelio y son instrumentos de opresión y deshumanización? ¿Contemplo la vida como destinada a solucionarse entre una serie de reglas y creo que los medios son los fines últimos de mi vida? ¿Cumplo con las reglas, porque "así está escrito"? ¿Entiendo el pensamiento de aquél Quien ha dictado la Ley del amor? ¿El espíritu de quien ha fundado la ley fue sencillamente con compasión, honestidad, fidelidad, respeto y amor? ¿Qué tipo de conflictos vivo en familia, en la sociedad y en la iglesia? ¿Cuáles son los conflictos relativos a prácticas religiosas que, hoy hacen sufrir a las personas y son motivo de mucha discusión y polémica? ¿Cuál es la imagen de Dios que está por detrás de todos estos preconceptos, normas y prohibiciones? ¿Qué me ha enseñado el conflicto en estos años? ¿Cuál es el mensaje que saco de todo esto para mi comunidad de hoy?
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 12:59:01 +0000

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