Y ya que últimamente ando contando tantas anécdotas de mi paso - TopicsExpress



          

Y ya que últimamente ando contando tantas anécdotas de mi paso por la escuela primaria, no puedo dejar de contarles del día ese en segundo grado que no fui al circo y elegí quedarme con los compañeros que no habían llevado plata para la entrada. Los maestros organizaron dos filas. Una para los pibes que iban a ver el espectáculo y otra para los que no tenían plata para la entrada. Mi abuela, que era la directora de mi escuela en ese entonces, me había dado antes de entrar un billete de $5. Ese San Martín era una fortuna en el bolsillo descocido de mi guardapolvo blanco, pero tenerlo me pesaba lo que pesaba la culpa enorme de alguna travesura nunca confesada a esa edad, o mucho más. En un momento, la maestra, sin preguntarme, me llevó de la mano y me ubicó en la fila de los que íbamos al circo (claro, al nieto de la directora seguramente le habían dado un billete para la entrada), pero el peso del privilegio de estar donde otros no podían estar y las caras de los que se quedaban me hicieron más fácil la decisión. Escondí los 5 pesos en el bolsillo chiquito del jean (desde entonces, esa parte del pantalón se ha vuelto mi escondite preferido de valores) y le dije a mi maestra que yo no tenía plata, que tenía que quedarme. Ella me insistió para que vaya a la dirección a pedirle dinero a mi abuela pero yo me negaba y me negaba, hasta que en mi cabeza de 7 años apareció la excusa perfecta: el miedo a los payasos (yo amaba a los payasos). Con ese argumento decisivo, me dejaron elegir y me quedé en la escuela finalmente, viendo en las caras de mis pares de segundo grado (los que se despedían felices de nosotros) cómo se naturalizaban las sensaciones de privilegio, las mismas que en los noventas le dieron impunidad a tanta gente. Pero eso era lo de menos. Yo elegí quedarme con los 6, 7 u 8 pibes que, sin saberlo, me marcaron mis convicciones esa mañana. Mentir, para poder elegir con plena libertad y que se me respete por eso, significó ese día inventarme nuevos miedos, escapes seguros a nuevas inseguridades. Pero significó también el principio de una supervivencia en este mundo tan exigente. Probablemente nunca más pueda ir a un circo sin que me pesen las caras de los que no pudieron ir.
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 17:24:29 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015