La belleza del rostro se termina, que duda cabe. Llegarán, si Dios quiere, a los sesenta o a los setenta y recién advertirán que todas son semejantes; las indelebles arrugas en su rostro y las canas en su sien, hará a todas iguales y quedará la nostalgia por su perdido rostro de Madonna de lienzo y por su pasada belleza, como en el tango que dice: la tristeza de haberlo sido, la nostalgia de ya no serlo. La belleza del alma es la que cuenta, ésta no cambia, ni se arruga, ni pierde su color y te acompaña hasta el último de tus días, cuando no más allá; lástima que pocos tengan capacidad de percibirla, como se dijo en El Principito: lo esencial solo es visible con los ojos del corazón; mas, por paradójico que parezca, el corazón es ciego para el amor.
Posted on: Tue, 02 Jul 2013 15:16:24 +0000
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