-Si pensar así te hace sentir más joven por mí perfecto, preciosa.- La rubia cuarentona, que aún estaba de muy buen ver, quedó claramente desconcertada. Es un cabrón, pensó. Me gusta. -Podría enseñarte un par de cosas, ¿sabes?- sugirió altiva mientras jugaba con su ron-cola. -Que no moleste, señora- respondió Paco con desdén y mirando al suelo. La mujer frunció el ceño y se marchó maldiciendo. -Ya te digo que no es culpa tuya, Juan- continuó Paco, ahora con voz amable-: Era una zorra.- -Que no, tío. Yo la conozco. Tan sólo ha sido una vez, seguro- el gesto de llanto regresó al ancho rostro del taciturno amigo. Paco resopló como quien se acomoda. De hecho reclinó la espalda y descansó los brazos sobre la barra, con los codos. El pub estaba a punto de cerrar y se veía más vacío que lleno. Mirando hacia la pista se dio cuenta de que Mario, el tercero de la compañía aquella noche y que apenas unos instantes antes dormía estirado sobre cuatro butacas, ahora bailaba en medio de un pequeño coro formado por ocho o nueve personas. Paco sonrió: -Mira a Mario- indicó Paco a su derrotado amigo, que se giró para ver al altísimo, escuálido y medio calvo Mario menear el cuerpo como una anguila en dificultades. -Qué estilo- sentenció Juan sonriendo. -Uy, sí... ¿Nos lo llevamos de gira?- preguntó Paco con exagerada solemnidad. -Seguro que nos hinchamos a cacahuetes- continuó Juan. Se partía de risa. -Oye, Juan...- de repente Paco se mostraba serio de verdad, pero aun así mostraba una sonrisa casi maquiavélica en el rostro. -Dime.- -Yo también me la follé.-
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 20:37:12 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015