09 February 2006 @ 03:09 pm ENTRADA 48 Hay que joderse. Con tanta historia me habÃa olvidado por completo del diario. No se, creo que mi mente está empezando a pagar todo el stress acumulado. Cuando ayer estaba escribiendo ,con Lúculo en el regazo, oà un ruido en la parte de abajo de este extraño refugio. Con el corazón en un puño bajé, empuñando la pistola, pero por mucho que busqué no pude encontrar nada. Falsa alarma. O señal de que la tensión y la fatiga me están empezando a jugar malas pasadas, lo cual no es nada bueno. O que empiezo a tener alucinaciones auditivas producto de la “fatiga de combateâ€, lo cual es aun peor. En fin. Como iba diciendo, cuando estaba con el coche en la boca de mi calle la situación no era como para tirar cohetes. Por la calzada que venÃa del centro podÃa ver a cientos de esos seres avanzando, con ese extraña manera de caminar, engañosamente lenta, pero realmente rápida , ocupando toda la calle. Era la visión mas horrible que cualquiera se pueda imaginar. Joder, CIENTOS de cadáveres, con heridas y amputaciones, bañados en sangre, pálidos y con esa horrible expresión en la cara avanzando hacia mi vehÃculo, con sed de sangre y deseando atraparme. Maldita sea. Un cadáver andante es un concepto tan terrorÃfico que no se puede entender si no ves a uno en persona, pero la imagen de cientos de ellos tratando de cogerte realmente puede poner los pelos de punta al mas templado. Por el otro lado la situación no era mejor. VenÃan menos, no cabe duda, pero aún asà eran demasiados como para que pudiera plantearme cruzar entre ellos sin tener un accidente. Y entonces, si no me mataba al estrellarme, esas cosas se encargarÃan de hacerlo. Solo quedaba una salida, la pista comarcal. La zona donde esta mi calle fue urbanizada hace relativamente poco. Aún quedan algunos estrechos caminos rurales, que serpentean entre las antiguas fincas de cultivo, que poco a poco se van transformando en calles y edificios, o chalets adosados, como el mio. Precisamente uno de esos caminos se abrÃa ante mi. No veÃa a ninguna de esas cosas, asà que aquella era mi opción. Con un acelerón me metà por el camino, botando en un enorme bache que habÃa en su entrada. Por el retrovisor pude ver como esa multitud de cosas confluÃa y empezaba a seguirme. Con terror pude comprender que el ruido del motor no harÃa mas que atraer a docenas de esos bichos allà donde pasase. Mi única alternativa era circular lo suficientemente rápido como para que no pudieran cogerme y me perdieran el rastro. Fácil en teorÃa. Jodidamente difÃcil en la practica. Aquel camino no era precisamente una autopista. El ancho era el suficiente para un solo vehÃculo y, en ocasiones, el firme simplemente se transformaba en un lecho de cantos rodados y enormes socavones en la tierra. Y lo peor, no sabÃa a donde podÃa ir a dar. Si era un callejón sin salida, estaba en un serio problema. Iba circulando a poca velocidad, unos 20 km/h y en muchas ocasiones, tenÃa que detenerme a maniobrar, para evitar un boquete, asà que en ningún momento esas cosas me han perdido de vista. Lúculo maullaba lastimeramente, dentro de su cesta, con cada bote del Astra. Estaba aterrorizado, y lo entiendo, porque yo me sentÃa igual. Mientras me agarraba fuertemente al volante, el coche seguÃa avanzando, entre enormes tumbos. Ha habido un momento donde ha sonado un terrible crujido en alguna parte, en el motor o en la dirección, no lo se, pero no augura nada bueno. Al llegar a un punto particularmente estrecho he pasado a demasiada velocidad y me he dejado los dos retrovisores y parte de la defensa trasera enganchadas entre dos muros de piedra. Me importa una mierda. TenÃa que salir de allà a cualquier precio. En un momento, sin embargo, y sin saber como, he desembocado en una carretera comarcal mas ancha.Con un frenazo y entre una nube de polvo he detenido el coche. No habÃa nada a la vista, aparentemente, ni vivo, ni cadaver. A lo lejos, reposando cerca del Lerez, podÃa ver toda la ciudad de Pontevedra, silenciosa, inmutable....muerta. Solo unas columnas de humo se elevaban en unos cuantos sitios , producto de rescoldos, mientras asombrado, he podido contemplar extensas cicatrices negras en algunos puntos, donde calles enteras han ardido hasta los cimientos. Supongo que cuando la electricidad falló, algunos transformadores y pequeñas subestaciones se fueron al carajo. Eso debe haber provocado algunos incendios. Y no habÃa nadie para combatirlos. Joder. Solo se oÃa el ronroneo de mi motor.Sacudiendo la cabeza, y mientras la nube de polvo se posaba, he colocado la cesta de Lúculo en el asiento del copiloto correctamente, mientras le susurraba algunas palabras para tranquilizarlo. No tenÃa tiempo en esos momentos de acariciarlo. TendrÃa que aguantarse un rato. En ese momento tenÃa que decidir a donde ir. Súbitamente caà en la cuenta. Ya sabÃa donde estaba. Era la puñetera carretera secundaria que habÃa tratado de utilizar para salir de la ciudad hacÃa casi un mes. Aquella misma donde un control no me habÃa dejado continuar. Bueno, no era probable que me volviese a encontrar con un control. Y si por casualidad me encontraba con uno , los cubrirÃa de besos, con tal de que nos acogiesen a mi y a Lúculo bajo su protección. Ya habÃa desempeñado el papel de Llanero Solitario demasiado tiempo. Tras rodar un par de kilómetros por la carretera desierta, no he visto absolutamente a nadie. Ni un alma, aparte de dos figuras podridas y tambaleantes que divisé a cierta distancia, en el borde de un campo de maÃz. HabÃa un pequeño rio entre ellos y la calzada por lo que no han podido seguirme, pero es solo cuestión de tiempo que aparezcan mas de esas cosas. Finalmente he pasado el punto donde estuvo instalado el control .Solo unos bloques de cemento recordaban la presencia de las tropas allÃ. Posiblemente los habÃan dejado cortando la carretera, pero alguien, mas tarde , ha movido parte de ellos para dejar libre el paso. Aún se pueden ver los restos que dejó el cemento al ser arrastrado sobre la calzada. Quien los movió, con que lo hizo y hacia donde iba o iban es algo que desconozco. Como tantas cosas. He seguido rodando unos cuantos kilómetros, cada vez mas preocupado. Pronto llegarÃa al empalme con la carretera general. Y eso implicarÃa mas casas. Y mas coches, posiblemente cruzados de cualquier manera en la calzada. Y mas de esas cosas, muchas mas. Esta comarcal atravesaba una zona particularmente vacÃa en el entorno de la ciudad, pero era la excepción. El resto está densamente poblado., por lo que tiene que haber miles de cadáveres. Además, no me podÃa olvidar de la enorme multitud que me venÃa siguiendo. Muchos se perderÃan por otros caminos o se pararÃan, pero no me cabÃa la menor duda de que unos cuantos llegarÃan hasta ese punto. Además, estaba anocheciendo. La noche es MUY oscura, sobre todo en un entorno urbano, cuando no hay alumbrado eléctrico. Oscura como el fondo de un pozo. En esas condiciones, continuar serÃa un suicidio. TenÃa que encontrar donde refugiarme, y rápido. Cuando ya estaba desesperando de encontrar algo, súbitamente, lo vi. Era perfecto. Sobre una pequeña colina, en medio de un campo cubierto de altas y espesas plantas herbaceas (xestas, le llaman los lugareños) podÃa adivinar un tejadillo naranja. Suspiré de alivio.Los conozco bien. Son las subestaciones de bombeo del gaseoducto que cruza Galicia de Norte a Sur, para dar suministro a las principales ciudades. PodrÃa valer. Con un suave giro de volante me metà en el camino que subÃa la colina. A medida que me acercaba, éste se iba haciendo mas estrecho, comido por las plantas en sus bordes. Casi me doy de bruces con la valla, alta, de tela metálica. Solo se veÃa la puerta, el resto del perÃmetro estaba absolutamente cubierto por una capa de al menos quince metros de una densa vegetación. Es imposible llegar a la valla a menos que te abras camino a través de esa selva a golpe de machete, cosa que dudo que esos monstruos puedan hacer. AsÃ, que solo se puede acceder hasta aquà por el camino y este ni siquiera se ve muy bien. Era estupendo para pasar la noche. Afortunadamente, la valla tenÃa un simple pestillo y no un candado. Enrollado en torno al pestillo habÃa dos simples vueltas de alambre , sujetándolo en la posición de cerrado.Era bastante chapucero, pero lo suficientemente complicado como para detener a cualquier ser que no fuera un humano. Tras atravesar la cerca y volverla a cerrar detrás mÃa, he llegado hasta la caseta. Es pequeña, muy pequeña, poco mas que el tamaño de una habitación, pero es solida y carece de ventanas. Tiene una puerta metálica cerrada con llave, pero tras unos cuantos minutos de forcejeo con la palanqueta que tenÃa en el maletero he conseguido forzarla. El interior es oscuro y polvoriento, solo iluminado por un haz de luz proveniente de una claraboya en el techo y la que entra por la puerta. En medio de la estancia se pueden ver unas cuantas tuberÃas, manómetros y contadores. Esta subestación tenÃa como finalidad la purga de aire de los conductos. No se si queda gas en ellos o no, pero desde luego, no pienso averiguarlo. No voy a tocar esos chismes por nada en el mundo. Lo último que me faltaba era auto gasearme o volar por los aires. Me he instalado cómodamente en el interior y he dormido casi doce horas de un tirón. Era la primera vez en semanas que podÃa descansar sin oÃr el permanente golpeteo y ruido de esas cosas. Es fantástico. Llevo aquà desde entonces y da la sensación de que podrÃa quedarme aquà para siempre Pero no es nada cómodo. Además, el agua se está agotando, me queda poco mas de medio litro. Y empiezo a tener sed. No puedo permanecer aquà mas tiempo, eso está claro. Pero he podido pensar. Y ya se cual va ser mi próximo movimiento.... Le sigooo diganme.. Z-kary..raaw
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 06:17:41 +0000
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