31-1013 JHS La mejor medicina del mundo siempre es palabra consoladora, de felicitación, de agradecimiento administrado en el momento adecuado. Debido a éste, quisiera expresar mis agradecimientos al Niño Jesús por el don de la vida, por su espíritu de sabiduría que nos acompaña siempre, a la santísima Virgen María, nuestra madre e nuestra mediadora, a todos los miembros de mis familiares y a vosotros todos, formadores y compañeros. Sus acompañamientos son muy importantes para un crecimiento normal en mi vida personal, vocacional, espiritual y comunitaria. Por eso, os pido sus oraciones en este día tan especial para mí. Refiriéndonos un poco con lo que nos expresa la Palabra de hoy, vemos en la primera lectura, este mensaje de consolación y de consuelo de san Pablo, al recordarnos que nada absolutamente podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Y más adelante en el Evangelio, admiramos la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que, a lo largo de los siglos, tenían muchos cristianos, muchos mensajeros de la palabra de Dios. En tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles, el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Sin embargo, muchas veces, frente a los problemas, frente a las dificultades, nos apartamos de Dios, lo rechazamos, lo negamos en palabras, actos y pensamientos. Dios es bondadoso y nos salva como nos dice el salmo, pidamos a Él, por medio de la Virgen María, el espíritu de la sabiduría para que seamos fieles a nuestro compromiso bautismal y también lo pedimos la fuerza necesaria para perseverar y seguir llevando su palabra, su mensaje en todos los lugares, a pesar de los problemas, las amenazas del mundo. Que así s31-1013 JHS La mejor medicina del mundo siempre es palabra consoladora, de felicitación, de agradecimiento administrado en el momento adecuado. Debido a éste, quisiera expresar mis agradecimientos al Niño Jesús por el don de la vida, por su espíritu de sabiduría que nos acompaña siempre, a la santísima Virgen María, nuestra madre e nuestra mediadora, a todos los miembros de mis familiares y a vosotros todos, formadores y compañeros. Sus acompañamientos son muy importantes para un crecimiento normal en mi vida personal, vocacional, espiritual y comunitaria. Por eso, os pido sus oraciones en este día tan especial para mí. Refiriéndonos un poco con lo que nos expresa la Palabra de hoy, vemos en la primera lectura, este mensaje de consolación y de consuelo de san Pablo, al recordarnos que nada absolutamente podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Y más adelante en el Evangelio, admiramos la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que, a lo largo de los siglos, tenían muchos cristianos, muchos mensajeros de la palabra de Dios. En tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles, el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Sin embargo, muchas veces, frente a los problemas, frente a las dificultades, nos apartamos de Dios, lo rechazamos, lo negamos en palabras, actos y pensamientos. Dios es bondadoso y nos salva como nos dice el salmo, pidamos a Él, por medio de la Virgen María, el espíritu de la sabiduría para que seamos fieles a nuestro compromiso bautismal y también lo pedimos la fuerza necesaria para perseverar y seguir llevando su palabra, su mensaje en todos los lugares, a pesar de los problemas, las amenazas del mundo. Que así sea. ea.
Posted on: Thu, 31 Oct 2013 21:52:08 +0000
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