#68 Volví sobre mis pasos; pero no los encontré cuando llegué - TopicsExpress



          

#68 Volví sobre mis pasos; pero no los encontré cuando llegué al callejón. Solo unos rastros de sangre, pero ningún indicio de los fulanos. Seguí hasta la plaza, observé a distancia a las mulatas pero nada de los tipos. Me quedé observando durante un largo rato . Decidí entrar un poco más en la acción e ir al bar. Me aseguré de que las mulatas me vieran entrar. Pedí una Birra de medio y me senté en la barra a ver un partido repetido del París Saint German contra el Atlético de Madrid. No sé por qué, pero mi simpatía estaba con el París más que con los españoles. A las cuatro de la mañana, la campana del bar anunció la última copa y sin novedades de esta gente me tomé un irlandés y salí. Esperaba encontrármelos al acecho, pero no fue así. Mi cabeza intentaba pensar más de la cuenta, pero no se me ocurría qué carajo hacer. No podía bajo ningún concepto dejar la situación librada a la suerte. Ir con la poli no er una opción, de ninguna manera. Se me ocurrió llamar a Demián, pero no hubiera sido correcto meterlo en aquel kilombo, ni quería, hasta me daba cierta vergüenza. Decidí dar unas vueltas, caminar en círculos, o los encontraba o ellos a mi. ¿Y si los habían encontrado y los habían metido en cana? No… estos fulanos siempre laburan con cierta complicidad de las fuerzas de la ley. A eso de las cinco de la mañana, entre unas bolsas de basura tras un restaurante cerrado, sentí sollozar a una mujer. Me preocupó que pudiera ser Anabel y que estuviera herida, así fue, la habían golpeado salvajemente y habían cortado su rostro sobre el cahete izquierdo, dos veces, dos heridas bastante profundas. La subí como pude a un taxi y la obligué a ir a mi chambre. Ella no quería, pero no se animaba a decirme que les había dado mi dirección. Si no hubiese estado en tan mal estado se hubiera resistido con todas sus fuerzas, pero suponiendo lo que pasaba la arrastré hasta arriba. Busqué unos paños, la limpié y pegué sus dos heridas con un pegamento sintético del tipo “la Gotita”. Le serví vino, lo bebió de un solo sorbo y le volví a servir la copa, esta vez lo bebió más despacio. Me suplicó que desapareciera de París, intenté calmarla, pero estaba muy desesperada. En una especie de ataque de histeria, me insultaba como poseída por un demonio y gritaba palabras en ruso, la abracé con fuerza y luego la ahorqué suavemente. Lo último que quería era despertar a todo el edificio con una puta loca en mi pieza. No la maté, solo la puse a dormir, me aseguré de no quebrarle el cuello y la solté justo cuando la asfixia la dejó inconsciente. Bien, los fulanos vendrían por mí tarde o temprano, suerte que no me hubieran estado esperando. No lo harían solos, o si así fuera, no lo harían armados solo con una navaja. Até a Anabel de rodillas y codos, la amordacé, todavía dormida. Me fui hasta la agencia de rent a car y saqué, de casualidad, el mismo coche que había dejado hacía dos días. A mi regreso todo estaba igual, ella seguía sin despertar, debían ser cerca de las nueve de la mañana. - Continúa-
Posted on: Sun, 23 Jun 2013 02:32:20 +0000

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