¡A PRONUNCIARSE! Es hora de mirar más allá de los cubículos - TopicsExpress



          

¡A PRONUNCIARSE! Es hora de mirar más allá de los cubículos de investigación de las academias, de las convenciones y de las teorías eurocentristas. Hoy, cuando se hace necesario pronunciarse en torno al “maravilloso debate” del proyecto de Ley Orgánica de Cultura; y digo maravilloso porque me parece genial que se produzca tanto ruido, que salgan los dinosaurios y que haya tanta cobertura mediática en torno a “lo cultural”. Sin duda este proceso nacional de discusión de un proyecto legislativo realizado durante 14 años pasará a los anales de la historia contemporánea de nuestro país. Estaba en que es necesario pronunciarse, y esto debido a que es muy fácil desde una posición ajena y distanciada criticar la participación popular y la valoración de los elementos constitutivos de la cultura popular, como si fuesen estas nimiedades que están hoy finalmente en discusión. Resulta interesante encontrarse a personeros, desde los medios de comunicación, emitiendo juicios “críticos” sobre un proyecto de ley que ha sido debatido a nivel nacional. Esto lo aclaro porque no se les vió la cara nunca en el parlamentarismo de calle con la gente que produce los bienes y servicios culturales en este país. Lo que me resulta aún más interesante es de donde provienen las críticas: provienen de los sectores comerciales poderosos, de las academias y de las instituciones del poder constituido, provienen de las sillas cómodas de una oficina; de la seguridad de un salario mensual fijo y de la certeza de una pensión. Y yo me pregunto de quienes cuestionan el poder popular, ¿Qué es un colectivo o grupo de creadores culturales sino Poder Popular Constituyente? ¿No es esa la tarea que deben desarrollar y el rol que deben desempeñar? ¿Donde están los colectivos “Culturales” que respaldan que NO haya un Fondo Nacional de Cultura, por ejemplo?¿Cuales son los colectivos, organizaciones e instituciones culturales que no desean participar de manera corresponsable con el Estado en el diseño, formulación, evaluación y seguimiento de las políticas públicas culturales? ¡¡¡NO ESTAMOS JUGANDO CARRITO!!!! y el Estado en este proyecto de Ley está conjugado en sus diferentes estructuras desde lo nacional hasta lo local, ¡seguro ésta es la preocupación! Sabemos que hay preocupaciones, pero éstas no están vinculadas con el destino o la calidad de vida de los creadores culturales del país; tampoco están relacionadas con la necesidad histórica de cambiar los modelos de producción de bienes y servicios culturales y mucho menos con las formas de consumo y la necesidad de crear condiciones para el acceso a los bienes y servicios producidos por y para el pueblo venezolano, que a partir de este goce y disfrute construye el imaginario colectivo y el capital cultural simbólico que lo identifica, lo hace único y diverso en sus múltiples expresiones. Las preocupaciones están orientadas a la sostenibilidad, pero no de la propia creación cultural, sino de aquellos que manejan los grandes medios de producción cultural. No hay producción de bienes y servicios culturales en este país sin el fomento a la creación y producción, sin incentivos fiscales y sin excepciones pero que deben atender a las numerosas dificultades con que se encuentran los creadores y creadoras para desarrollar su oficio. Éstas van desde los altos costos de servicios registrales, la insensibilidad o falta de formación para otorgar las excepciones de impuestos y otros, las omisiones en materia de contrataciones públicas que le dan el mismo trato a un artesano que a una empresa contratista y el descarado y desproporcionado enriquecimiento de quienes se sirven de la creación cultural de los creadores venezolanos para brindar servicios de alquileres de materiales y equipos técnicos. Esto sin dejar de mencionar el hecho de que también contamos con grandes productoras que ofrecen bienes culturales a un altísimo costo de acceso, maltratan a los creadores locales y a los trabajadores culturales para vender sus grandes espectáculos sin producir ningún retorno directo a la gestión cultural. Ni hablar del insólito accionar “autorizado” de algunas Sociedades de Gestión Colectiva de los Derechos de Autor. No será sostenible para los creadores su producción de bienes y servicios si deben ser ellos quienes la subsidien, si los eslabones de las cadenas de producción, convertidas más bien en grilletes, no les permiten andar. Tampoco se puede dejar de mencionar el desconocimiento del valor de la cultura en algunos de los cuerpos legislativos de las Cámaras Municipales y Consejos Legislativos Estadales para la producción de ordenanzas municipales y leyes estadales. Difícilmente quienes no están vinculados día a día con la creación, a quienes les parezca “nice” la “remodelación” aberrada de las infraestructuras patrimoniales; quienes no piensen por ejemplo en la sostenibilidad de la creación dramatúrgica a partir de unas normas unilateralmente impuestas por una sociedad de gestión colectiva de derechos de autor; quienes no conozcan también los desmadres de la explotación turística del patrimonio sin conciencia sostenible o ecológica; quienes pasen por el frente de una estatua (interprete humano) en la calle mirando de reojo; quienes ni siquiera reconocen la puesta en valor y uso social de los centros históricos; quienes no comprenden la importancia del quehacer artístico y cultural en los espacios públicos como formas de intercambio y construcción de imaginario colectivo y formación de ciudadanía; quienes no asisten a funciones de teatro o danza, a conciertos, al museo o no toman las calles por quedarse encerrados en su casa esperando ver al día siguiente la página de sucesos y decir ¿“ves por que no salgo”?; quienes se dedican a la política cultural Difusionista .A esos cómodos, a los que no comparten, a los que sencillamente no les interesa, a esos que esperan todo y de todo se quejan, les quiero decir que lamentablemente, es posible que nuestros hijos no conozcan sino por fotos los “zapatos maqueros” o a las Loseras de Manicuare y las hamacas Wayuu. Y lo más significativo de toda esta actitud es que “éstos”, de los que hablo, son producto de una infravaloración del poder cultural, más que victimarios son víctimas de las escasas posibilidades de acceso a los bienes y servicios culturales del país.... ¡y hoy ni siquiera lo han notado! Entonces ¿es o no necesario un marco legal que nos recuerde ciertas cosas? Ciertos derechos humanos, de los que algunos tanto se jactan defender... Es un Derecho Humano el acceso a bienes y servicios culturales pero también es un derecho de los creadores y creadoras contar con un sistema que cambie las formas de relación con el Estado y con el sector privado del país, que le brinde posibilidades de formar parte de la médula de la administración de la política pública, lo cual además esta consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. ....Y es que lo que somos, seremos y seamos dependerá de lo que consumimos, lo que nos llene el espíritu y nos recuerde de que estamos hechos como pueblo. ¡Espero que siga el bullicio en torno al Proyecto de Ley Orgánica de Cultura y feliz comienzo de lucha ésta semana! Porque aún hay muchas cosas que decir y pocas cosas que mirar por la TV! Ingrid Ross
Posted on: Sun, 11 Aug 2013 17:02:41 +0000

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