A la lista se suman los tratados de la Unión Europea -por - TopicsExpress



          

A la lista se suman los tratados de la Unión Europea -por ejemplo, los de Maastricht y Ámsterdam- abiertamente alineados al neoliberalismo76. Con esto se ha declarado a Europa como una zona neoliberal sin dejar otra alternativa. Y todos los gobiernos, ya sean de izquierda, derecha, liberales o verdes le han dado su bendición a esta medida sin acaso chistar. Hasta este momento, no se ha hecho un análisis profundo que comprenda la política del neoliberalismo, su historia, su trasfondo y sus efectos en Europa y otras regiones del mundo. Asimismo, tampoco se ha examinado su conexión con el nuevo militarismo. Si tomamos el ejemplo austriaco, salta a la vista que aproximadamente el 65% de los votantes aprobó la afiliación a la Unión Europea en 1995 sin haber recibido suficiente información que ilustrara los verdaderos alcances de dicha acción. Una de las primeras consecuencias fue la imposición del así llamado “paquete de austeridad”, equivalente a un PAE, y que habría de iniciar la redistribución de la riqueza de la base a la cúspide. Luego, vinieron las reformas al sistema tributario y de pensiones y aún más privatizaciones; finalmente, con la introducción del euro se provocó una inflación de más del 30% y su correspondiente pérdida de ingresos en un abrir y cerrar de ojos (hecho que aún hoy se sigue negando). Hoy, la tasa de desempleo sigue elevándose y las condiciones de trabajo siguen un curso de deterioro a lo largo y ancho del país77. Con un abrumador 80% de las leyes siendo aprobadas en Bruselas, queda claro que el poder efectivo del gobierno austríaco se reduce a su mínima expresión, con lo que también se implica una renuncia a la responsabilidad que tiene para con la población. No obstante, después de más de diez años de haber confirmado la Unión Europea, no se ha llevado a cabo ningún debate público que aborde la relación entre el neoliberalismo y la Unión Europea, o las posibles conexiones que pueda haber entre Austria y Chile o el mismo Congo. Cuando la OMC fue fundada en 1995, los estados miembros de la Unión Europea adaptaron por unanimidad todos los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio para la puesta en funcionamiento del neoliberalismo. Estos acuerdos incluyeron: el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS), el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) y el Acuerdo sobre Agricultura (AsA), que entretanto se ha complementado con el Acuerdo de Acceso al Mercado No Agrícola (AMNA). Todos estos acuerdos tienen un objetivo en común: la rápida implantación mundial del gobierno corporativo. El AMI, por ejemplo, demandaba una completa liberación de todas las actividades corporativas que, en su definición como “inversiones” quedarían libres de cualquier interferencia, atadura legal o regulación estatal. En teoría, esto debía haber sido aplicado primero a los 29 países miembros de la OCDE para después ser extendido a los 150 países afiliados en la OMC78. Fue cuando se hizo patente la imposibilidad de implantar el acuerdo tal como había sido planeado, si bien gran parte de su contenido no tardaría en ser puesto en ejecución a través de otros métodos. Nunca antes, ni siquiera en los tiempos coloniales, aquellos en el poder habían gozado de semejante “libertad” en cuanto a la responsabilidad de sus acciones. Por eso no es extraño que las negociaciones del AMI se hayan mantenido en secreto durante tantos años. Pero curiosamente, los sindicatos sí tenían conocimiento, puesto que ellos mismos hicieron parte -a través de la Comisión Sindical Consultiva (CSC)- de las negociaciones que tuvieron lugar en las conferencias de la OCDE en París y cuyo tema central de discusión fuera el AMI. Tan sólo una indiscreción concertada dió a conocer el AMI a la opinión pública en 1997. Y en un intento por restarle importancia, muchos organismos políticos –incluyendo el Ministerio de Economía austríaco- se dieron a la tarea de acusar a sus críticos de “cobardía” (puesto que temían enfrentarse a algo “ nuevo”), “xenofobia” (hacia ¡las empresas multinacionales!), e incluso se llegó a hablar de “teorías de conspiración”. Pero desde ese bando nunca se escuchó hablar de tales “teorías”, aunque justamente el contenido del AMI, que verdaderamente trasciende la imaginación más audaz, no sea teoría, sino la encarnación misma de la praxis neoliberal. Y tampoco se escuchó hablar de “conspiración” interna, puesto que nunca hubo tal, gracias a que todos desempeñaron su papel a la perfección, con las corporaciones a la cabeza seguidas por los gobiernos, algunas ONGs e incluso los sindicatos. Pero no olvidemos que si los representantes del poder pueden formar su propia conspiración, toda esta puesta en escena no es otra cosa que un verdadero complot. En cualquier caso, a todos aquellos que cargan el peso de la decisión –cada mujer, niño y hombre que habita el planeta– nunca se les informó nada al respecto y mucho menos fueron invitados a opinar.
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 16:56:28 +0000

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