A pedido de mi pequeño-gran jockey publico de nuevo estos versos, a propósito de las "reflexiones burreras". CABALLOS... BELLOS CABALLOS... Caballos, bellos caballos.. Caballos blancos y zainos caballos llenos de brío, caballos... caballos mágicos. Invadieron arrogantes la intimidad de mi casa recibieron mi rechazo, mi antipatia instantánea. Mas, poco a poco, infalible, me fueron ganando el alma, como me la ganó el hombre, mi "señor de los caballos".... El TORDO, primicia en cascos: asombraba su blancura. Su cabezota asomada por la ventana hecha ojos de mis niños asustados. La gritería, el asombro, la caricia suave y blanda de manitas seda y miel ablandando poco a poco mi sentimiento y mi piel. Grabamos la melodía del RELINCHO alborotado reconociendo el sonido de sus poderosos dientes en el corral lastimado. Luego el SILLON, MARCELITO. Uno manso,otro rebelde, quien con corcovos y saltos, desafiaba a su jinete. ¡Cuántas hierbas aplastadas por el caballo y su monta! Entre polvo y magullones, el duelo se definía: ambos de pie, siempre erguidos, victoriosos y atrevidos. Cuando llega la MACHINGA de su dueño el nombre hereda, enamora a la familia, y hoy es recuerdo y leyenda... de noble raza en su sangre, murió pariendo un potrillo desgarrándonos el alma. De ella nos quedó PILOCO nacido en verde septiembre. Fue noticia publicada, y el Haras de los Garcia se inauguró con su nombre, similar al del jinete que fortificó sus brazos cargándolo hasta el pesebre. ¿Corrió? no se.Pero el silbo de su dueño o su palabra lo atraían mansamente a la casa y a su mano. Hasta aquel dia de fiesta, cumpleaños en suspenso, cuando, flaco y moribundo, irreconocible y triste llegó buscando el descanso y halló su hogar esperando! Querido, noble PILOCO... por mantenerlo atendido lo dejamos ir con llantos... ¡MALAMBO! Repiqueteaban los pies breves del hermano El mayor lo transformó en el petiso anhelado Malambo,,,Peludo lomo paseando niños felices hasta hoy pasta en mi patio la tradición conservando. La femenina presencia nos llegó con la realeza. Arisca, dulce y hermosa, gozamos de la DUQUESA! Cuantas carreras ganadas, cuanta alegría en la mesa! En la vecina provincia paseó su fama y belleza, y cuánto valor hallamos en su inigualable herencia! Hoy ya no está el domador... mi señor de los caballos... galopó al cielo una noche, a las eternas praderas. Pero nos quedó su nombre, adherido a cuatro patas finas, veloces, corriendo, cual si lo estuviera viendo MACHINGO! grito sonoro, mezcla de dolor y orgullo alentando en las carreras! Caballos, bellos caballos, en cuyas ancas navega el heredero Centauro ¡Mi duende de las carreras! Diciembre de 2006
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 01:58:02 +0000
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