A propósito de juzgar. Últimamente he visto a muchas almas confundidas por el relativismo en que vivimos, que ha germinado con mucha más fuerza en los últimos 50 años, diciendo que prácticamente cualquier cosa constituye "juzgar". Estas pobres almas no podrían estar más equivocadas. Juzgar es decir con pleno conocimiento que tal o cual difunto se ha condenado, o lo que tal o cual alma piensa o cree o posee en sus corazones, o que tal o cual alma jamás se arrepentirá. Eso solo Dios lo conoce. Nosotros podemos y debemos (o cometemos un terrible pecado de omisión) predicar lo que Cristo nos enseñó con respecto a las penas sufridas por los pecados mortales. Eso se llama evangelizar, no juzgar. Debemos advertir a los que viven en el mal llamado "matrimonio civil", o "matrimonio sodomita", o a los que están relacionados con la industria del aborto, o a los que se burlan de Dios Nuestro Señor, o a los católicos que ya no van a la Santa Misa, o a los sacerdotes que se burlan de Cristo celebrando Misas profanas, o a los violadores, o a los ladrones, etc, que si no se arrepienten, se confiesan, y cambian de vida, se irán al infierno. Lo que no podemos hacer es juzgar si tal persona se arrepintió o no, o si sufre a causa de su pecado (por su conciencia), o si creen o no en Dios. Eso no nos corresponde. Lo que nos corresponde es evangelizarlos, es decir: 1- Hacerles saber que su pecado mortal los llevará al infierno, pero que 2- Hay esperanza, y el perdón de Dios es infinito para todos aquellos que se arrepienten y 3- Ellos, con su mala vida actual, aún pueden ser santos (como San Pablo) si se lo proponen. Lo anterior es lo que todo cristiano debe de hacer. Para algunos, claro, les es más sencillo, más cómodo, más simple y fácil, decir que no harán nada por que sería "juzgar". Quien diga eso es un cobarde y peca de forma mortal y si no se arrepiente se irá al infierno. Yo, como sacerdote, hasta el último día de mi vida enseñaré y predicaré todo lo que enseña y predica Nuestra Santa Madre Iglesia, así muchos se sientan incómodos, así muchos se burlen, así muchos me ataquen. Todos ustedes, queridísimos hijos, están llamados por el bautismo, como fieles de la Iglesia, a hacer lo mismo, aún si esto implica el martirio, que bendito y bienvenido sea si con ello se ofrece gloria al Señor y se convierten los pobres pecadores. Tomemos nuestra cruz y caminemos, ayudando a otros también a cargar la suya. La cruz se vuelve más hermosa cuando la llevamos con la misma dignidad y amor con que la llevó Nuestro Señor. Al final el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María triunfarán. Sea por siempre bendito y alabado mi Jesús Sacramentado. Con cariño, Padre Antonio ††† Twitter: @SagradaDoctrina
Posted on: Fri, 20 Sep 2013 20:38:16 +0000
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