ACERCA DE LA SUPUESTA HIBRIDEZ DEL ENSAYO Evodio Escalante (1a - TopicsExpress



          

ACERCA DE LA SUPUESTA HIBRIDEZ DEL ENSAYO Evodio Escalante (1a parte) ¿Quién podría renunciar a una imagen afortunada? ¿Alguien desdeñaría el bronce reluciente de un escudo retórico? El poder persuasivo de las imágenes, y su capacidad para reconcentrar en unos pocos trazos la luz de la inteligencia, es algo que se da por sabido desde la más remota antigüedad. Las imágenes resplandecen y persuaden mucho mejor que los dilatados discursos y la prolija secuencia de sus cláusulas. Son sintéticas y apodícticas. José Pascual Buxó tituló del siguiente modo uno de sus libros, dedicado a los emblemas que se utilizaban en la literatura de la Colonia: El resplandor intelectual de las imágenes. Cito este hermoso título, de procedencia plotiniana, como el mismo Pascual Buxó reconoce, para reforzar lo que acabo de decir, pero también para situarme del lado de la reticencia escéptica, y para afirmar que a menudo la luz de las imágenes no brilla sino a costa de oscurecer todo lo que está a su alrededor, y de sepultarlo en las tinieblas. Hay imágenes que en lugar de irradiar claridad, ofuscan el entendimiento, como si de modo subrepticio absorbieran y apagaran todas las reservas de luz disponibles en sus inmediaciones. Me atrevo a pensar que la conocida imagen de Alfonso Reyes, con la que afirma que el ensayo es el centauro de los géneros, pertenece a esta última categoría. La frase ha hecho fortuna y es casi inevitable recurrir a ella cuando se trata de ubicar el ser del ensayo. Lo que me pregunto es si ella le hace justicia al ser del género que trata de definir, y si le hace además justicia al discurso de Reyes acerca del ensayo, esto es, si la frase no tergiversa u oscurece lo que el pensamiento de este autor ha tratado de establecer. De entrada, la expresión juega a ser una imagen de la hibridez. Lo peculiar del ensayo, en tanto, género, sería la de ser un género híbrido, que conjunta maneras encontradas, lo que da por resultado un ente machihembrado, si se me permite usar una palabra también empleada por Reyes en este contexto. Ni bestia ni hombre, sino una extraña (por no decir siniestra) mezcla de los dos. Esto es lo que se contiene en la figura mitológica del centauro. El Diccionario de autoridades establece, en términos muy precisos: Centauro. Monstruo que fingió la antigüedad; se componía la mitad de hombre, y la mitad de caballo. El mismo diccionario agrega, en posterior entrada: metafóricamente significa el hombre compuesto de contrarios genios e inclinaciones. ¿Basta con que haya mezcla para que se dé el ensayo? ¿Donde el metafórico genio del texto tira por un lado hacia el relato y por otro hacia, por decir algo, nociones intelectuales, hay ensayo? La seductora imagen se nos convierte muy pronto en una fuente de dificultades, pues salta a la vista que no hay un texto donde los rastros de la inteligencia no se hagan notar en algún grado y proporción. Incluso en el más exaltado poema lírico debe haber al menos unas gotas de raciocinio, de iluminación racional, pues no hay emoción que no esté tamizada por un sentido del orden que impone la inteligencia. Si todo se vuelve ensayo, dado su ingrediente intelectual, entonces la noción de ensayo que estoy utilizando no me sirve de nada. Esto me obliga a volver a los textos en los que en propio Reyes había considerado el asunto, para reconsiderar el contexto y ver cuál podría ser el significado más preciso de la imagen centauro de los géneros.
Posted on: Mon, 18 Nov 2013 06:50:22 +0000

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