Acabando la carrera con Gozo. Estamos llegando al final de - TopicsExpress



          

Acabando la carrera con Gozo. Estamos llegando al final de nuestra serie “Orientados por lo Eterno”. A estas alturas tenemos una guía muy clara para vivir nuestras vidas orientadas por lo eterno, de hecho es la manera en la que se vive la vida cristiana. Hemos aprendido que si queremos pasar la eternidad con Cristo debemos vivir con disciplina y con responsabilidad; hemos aprendido que cuando la eternidad es nuestra brújula, es mas fácil superar la aflicción con éxito; dijimos también que quien vive orientado por lo eterno no desperdicia su tiempo sino que lo administra de manera inteligente; la semana pasada se nos dijo que quienes viven orientados por lo eterno Administran sus finanzas pensando en causar con ellas un mayor impacto en la eternidad; y hoy queremos cerrar nuestra serie diciendo que quienes viven orientados por lo eterno llegan con gozo al final de su vida. Le hemos puesto a nuestra charla de hoy: Acabando nuestra carrera con Gozo. Durante esta serie usamos el capítulo 11 de hebreos como referencia para extraer lecciones y enseñanzas de los hombres y mujeres de Dios que aparecen en él, porque ellos vivieron orientados por lo eterno. Hay un fragmento de este capítulo que es muy impactante porque habla de la forma en que murieron algunos héroes de la fe. Hebreos 11:35-38 35 Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. 36 Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. 37 Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. 38 ¡El mundo no merecía gente así!...” Estos versículos son muy fuertes, son crudos y dramáticos; registran que hubo milagros de resurrección, pero también hablan de la tortura y el martirio de los hombres de fe quienes enfrentaron formas de morir muy trágicas; pero también reflejan que quienes viven orientados por lo eterno enfrentar la muerte con dignidad y valor, no temen a la muerte, mas bien la enfrentan con gozo. Quizá esta es una de las características mas significativas de la gente que vive orientado por la eternidad. Porque no solo no tienen miedo a la muerte, sino que llegan al final de sus vidas con la satisfacción de que se encontrarán pronto con su Señor y con la recompensa que El tiene. El Apóstol Pablo, a escasos días de su ejecución escribió esto a un joven discípulo y compañero suyo: 2 Timoteo 4:6-8 6 Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado.7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. Estas palabras, viniendo de un sentenciado a muerte, a escasos días de su ejecución nos desafían. Pablo sabía que iba a morir, no había duda, no había ninguna posibilidad de salir con vida, la sentencia estaba dictada y además Pablo ya era un anciano en ese tiempo, así que de cualquier forma sabía que su encuentro con el Señor estaba cerca; ¿Cómo murió el apóstol Pablo? El apóstol Pablo fue torturado y después decapitado por el vil emperador romano Nerón en el año 67. Sin embargo, las palabras que escribió antes de morir nos muestran que no temía morir; al contrario, se sentía satisfecho al final de su vida. Pablo sabía que el sufrimiento de su muerte sería pasajero y después llegaría a la eternidad con el Señor. La muerte y el martirio de los cristianos llamó mucho la atención de las personas del primer siglo al ver que estaban dispuestos a morir por Jesús. ¿A que se debía esa disposición? A que sabían que su vida no termina aquí en la tierra, sino que continúa en la eternidad. Ellos sabían que la muerte es solo un paso para llegar al verdadero destino. Nosotros aquí y ahora, quizá no tengamos que morir martirizados en un coliseo o en las manos de un gladiador o quemado en una hoguera; quizá para ti y para mi ser un mártir es morir todos los días al pecado, al tu orgullo, a las mentiras, al ego, a las tentaciones etc. Hay un contraste muy marcado, entre como enfrenta la muerte un verdadero cristiano y como enfrenta la muerte quien no tiene a Dios. “…Cuando Séneca el filósofo murió tuvo que confesar que estaba profundamente incierto sobre la naturaleza del alma, sobre su destino eterno y sobre su futuro. Al morir, este famoso filósofo preguntó: ¿Sabemos como vivir? ¿Sabemos como morir?. Es decir al final de su vida no sabia si había vivido correctamente. Solo tenemos que comprar la incertidumbre y la resignación sombría de este filósofo con la radiante confianza de los mártires Cristianos para ver la diferencia entre la búsqueda de la verdad de los filósofos y la revelación de la verdad que tenemos en Cristo. Pero Pablo no fue el único mártir, los doce discípulos de Jesús también fueron mártires. Por ejemplo: Mateo sufrió el martirio en Etiopía, habiendo muerto por una herida de espada. Juan enfrentó el martirio cuando fue hervido en un enorme caldero de aceite durante una ola de persecución en Roma. Sin embargo, fue librado milagrosamente, y como no murió, fue sentenciado a las minas en la prisión de la isla de Patmos, donde escribió su libro profético del “Apocalipsis”. Posteriormente, el apóstol Juan fue liberado y llevado de regreso a lo que hoy conocemos como Turquía. Él murió muy viejo y fue el único de los apóstoles que murió pacíficamente. Pero Santiago, el hermano de Jesús el líder de la iglesia en Jerusalén, fue arrojado de una altura de más de 30 metros desde el pináculo sureste del templo, cuando se rehusó a negar su fe en Cristo. Cuando descubrieron que sobrevivió a la caída, sus enemigos lo golpearon con un garrote hasta matarlo. Este fue el mismo pináculo donde Satanás había llevado a Jesús durante la tentación. Bartolomé, también conocido como Natanael, fue misionero en Asia. Él testificó en lo que hoy es Turquía y fue martirizado por su predicación en Armenia, donde fue desollado con un látigo hasta morir. Andrés fue crucificado en una cruz en forma de “X” en Grecia. Después de haber sido azotado severamente por siete soldados, ellos ataron su cuerpo a la cruz con cuerdas para prolongar su agonía. Sus seguidores reportaron que, cuando él era llevado a la cruz, Andrés la saludó con estas palabras; “Hace mucho he deseado y esperado este feliz momento. La cruz ha sido consagrada por el cuerpo de Cristo colgado en ella.” Él continuó predicando a sus verdugos por dos días hasta que murió. El apóstol Tomás fue traspasado con una lanza en la India, durante uno de sus viajes misioneros para establecer una iglesia. Matías, el apóstol elegido para remplazar a Judas Iscariote, el traidor, fue apedreado y luego decapitado . Pero ninguno de ellos renegó ni de su vida ni de su muerte ¿Por qué? Sabían que su destino era la eternidad. Ninguno de ellos vivían con su mirada en lo material y efímero; sus valores eran mas altos, sus expectativas eran mas elevadas y al final acabaron su carrera con gozo. De todo esto aprendemos que los creyentes con una fe viva, enfrentan su muerte con gozo. ¿Por qué los creyentes con una fe viva enfrentan la muerte con gozo? Saben cual es su destino después de morir. Cuando uno no sabe qué ocurre después de morir, esa incertidumbre nos podría llenar de terror al llegar a la muerte. Pero cuando estás seguro en tu corazón de que tu destino eterno está en las manos del Señor, enfrentas la muerte con gozo. ¿Cuál es nuestro destino como creyentes en Cristo al morir? Jesús dijo esto: Juan 14:1-13 »No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. 3 Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Según Jesús en la casa del Padre hay muchas moradas y él mismo fue a preparar un lugar para nosotros para que estemos donde él este. Entonces ¿dónde vamos a estar cuando muramos? Donde está el Señor, en su presencia, en su compañía. Hay personas enseñan que al morir simplemente dejas de existir, ellos dicen que pasamos a un estado de inexistencia; y desde la perspectiva de lo que le ocurre a nuestro cuerpo, es así por un tiempo; pero desde la perspectiva de lo que ocurre con nuestra alma, los que esperamos en Cristo, sabemos que vamos a su presencia y luego cuando Jesús regrese a la tierra resucitaremos. En una ocasión el Apóstol Pablo quien estaba preso, en ese tiempo y no sabía si sería puesto en libertad o sería ejecutado escribió esto: Filipenses 1:20-23 20 Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo. 21 Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. 22 Ahora bien, si seguir viviendo en este mundo representa para mí un trabajo fructífero, ¿qué escogeré? ¡No lo sé! 23 Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, Para Pablo, morir significaba estar con Cristo; y para Pablo morir y estar con Cristo es muchísimo mejor, por eso el no tenía miedo de morir. Así que si llega el momento en que te diga un médico: “…lo siento vas a morir…“ considera dos cosas: número uno, Dios puede sanarte; pero si en su soberanía Dios decide no sanarte, considera la segunda cosa; al morir estarás muchísimo mejor que al vivir, porque al morir en Cristo estarás con el Señor por la eternidad en el lugar que el tiene preparado para ti. Si llega el momento en que el médico te diga que vas a morir: Testifica con la paz con que enfrentes tu muerte, de la fe que abrazaste en tu vida. Y si llegas a la vejez y tu tiempo de partir se acerca, no tengas miedo, ten presente que vas a encontrarte con tu Señor; y repito, Testifica con la paz con que enfrentes tu muerte, de la fe que abrazaste en tu vida, despídete de tus seres queridos, bendícelos, bésalos y déjales un legado de fe. La pregunta que nos está dirigiendo en esta charla es: ¿Por qué los creyentes con una fe viva enfrentan la muerte con gozo? Saben que recibirán el premio. Hay un premio para todos los que mueren en Cristo. El premio no se recibe por morir, no quiero que piensen que todos los que mueren reciben premio. El premio lo recibes al morir pero lo recibes por tu manera de vivir. Pablo dijo: 2 Timoteo 4:6-8 6 Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado.7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. Pablo sabía que le esperaba un premio; pero también sabía porqué iba a recibir el premio: porque peleó la buena batalla, porque terminó la carrera y porque guardó la fe hasta el final. La vida cristiana es una lucha constante contra el mundo, contra la carne y contra el diablo; y Pablo enfrentó esa lucha. Con sus palabras, Pablo dio a entender: “…ante estos tres enemigos yo no me rendí, yo peleé...” Esto significa que Pablo no solo fue cristiano, fue un buen cristiano; fue un cristiano que no se rindió ante sus impulsos carnales; que no se rindió ante el desprecio del mundo, y que no se rindió ante los ataques del diablo. Pablo también dijo: “…terminó la carrera…” eso nos habla de su vocación, Pablo no sentía que había desaprovechado su tiempo o vivido por vivir, el no estaba dejando a medias su carrera, el terminó el trabajo. Y por último Pablo dice: “…he guardado la fe…” es decir, mantuvo su fe en Jesús hasta el final. Algunos abrazan la fe por un tiempo, Pablo guardó su fe hasta el final; por eso, sabía que había un premio para el. Pelear la batalla, acabar la carrera y guardar la fe se hace antes de morir y es lo que te garantiza que al morir recibirás el premio. Si sabes esto y vives así no tendrás miedo al llegar la hora de partir. Quiero repetir esta frase: Hay un premio para nosotros, pero el premio no es por morir, es por nuestra manera de vivir. Y por último: ¿Por qué los creyentes con una fe viva enfrentan la muerte con gozo? Saben que pasarán la eternidad con el Señor. Hace un momento comenté que hay quienes dicen que al morir simplemente pasamos a un estado de inexistencia; para ellos no hay ni castigo ni recompensa, es eso fuera cierto, ¿Qué sentido tiene vivir una vida moralmente correcta si al final quedas sin pena ni gloria?. Hay otras religiones, el hinduísmo y el budismo dicen que al morir reencarnas y reencarnas, y reencarnas ¿En que? ¿En quien? Lo sabes hasta que reencarnas; pero reencarnas, y reencarnas hasta que purgas toda tu maldad, según ellos; y por fin en algún momento después de tanta reencarnación, te fundes en esa energía creadora e impersonal de la cual se origina todo; para ellos al final tampoco hay ni pena, ni gloria. Pero el cristianismo te dice que en la vida hay dos caminos y que en la eternidad hay dos destinos. El cristianismo dice que en vida nosotros podemos escoger a donde queremos pasar nuestro destino eterno. Jesús dijo: Mateo 7:13 y 14 13 »Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. 14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran. El autor de la carta a los Hebreos escribió: Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” El profeta Daniel escribió esto sobre la resurrección: Daniel 12:2 y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas. Estos versículos dejan claro que después de esta vida hay un juicio para los seres humanos y hay dos destinos definitivos. Jesús dice: “…entren por la puerta estrecha…” significa: Decidan en vida por cual puerta quieren entrar; decidan en vida cual camino quieren recorrer; sean intencionales en la manera que viven porque al final habrá o destrucción o vida; o vida eterna o vergüenza eterna. Pero el lugar donde se decide donde y cómo pasaremos la eternidad es en la tierra y es en vida. Si fuimos intencionales en vivir una vida contraria a la voluntad de Dios recibiremos el premio que intencionalmente perseguimos durante toda nuestra vida. Pero si fuimos intencionales en vivir una vida que honra a Dios recibiremos el premio que intencionalmente perseguimos en vida. Por eso quienes viven orientados por lo eterno no tienen miedo a morir, porque al estar en vida, no tuvieron miedo a vivir la vida como Dios esperaba que la vivieran. Y si tu y yo tomamos hoy una decisión de vivir de manera intencional para agradar a Dios, al llegar a la hora de la muerte tendremos la confianza de cual es nuestro destino; y tendremos la confianza de que recibiremos el premio; y tendremos la confianza de que pasaremos la eternidad junto al Señor A quienes están indecisos, hoy les digo: decide el lugar donde quieres pasar la eternidad. Decídete por Dios. Solo me imagino. Ministración
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 17:47:02 +0000

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