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(Advertencia. yo nunca me atrevería a sugerir a nadie que emprendiese el camino del Zen. ¿Está claro, verdad? Otros días hablaremos de taoísmo, de yoga, de hinduismo, de tantra, de shivaísmo de Cachemira, de sufismo, de contemplación, de la vida y los ejemplos de Jesús, el Rabí de Nazareth y tampoco me atrevería a sugerir nada a nadie. Seamos nosotros mismos y no borregos paciendo para ser conducidos después al matadero...) seguimos... sentados al pie del árbol de la palabra, compartiendo: El Zen no trata de ser inteligible, es decir, de poder ser comprendido por el intelecto. El método del Zen es desconcertar, excitar, intrigar y agotar al intelecto hasta que se perciba que la intelección es solamente acerca de; habrá de provocar, irritar y volver a agotar a las emociones hasta que se vea claramente que la emoción es solamente sentir acerca de, y luego discurrir, cuando el discípulo haya sido sometido a una impasse intelectual y emocional, sobre cómo salvar la brecha que existe entre el contacto conceptual de segunda mano con la realidad y la experiencia de primera mano. Para lograr esto pondrá en juego una facultad más elevada de la mente, conocida como intuición o Buddhi, denominada en ocasiones “Ojo del Espíritu”. Resumiendo: el Zen aspira a concentrar la atención sobre la realidad misma, en lugar de hacerlo sobre nuestras reacciones intelectuales y emocionales ante la realidad; siendo la realidad ese algo siempre cambiante, siempre creciente, que conocemos como “vida”, que jamás se detiene ni por un instante para que nosotros la hagamos encajar satisfactoriamente dentro de un rígido sistema de casilleros e ideas. Un día en que participaba en un sessin de una semana, me ocupaba de la tarea asignada que era ir quitando las piedrecitas de un sendero de césped... Entonces, yo a cuatro patas entregado a mi tarea y veo unos pies de mujer que se acercaban a mi pisando, precisamente, en donde yo llevaba más de una hora "trabajando con esmero"..."¡Pero, coño, no ve en donde está pisando?!" Levanté la cabeza y contemplé a la maestra Ana María Schlüter que dirigía el sessin. No me dijo nada, ni siquiera sonrió, se dio media vuelta y se largó.
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 11:35:17 +0000

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