Agricultura y educación popular-III-1915-Vigésima novena - TopicsExpress



          

Agricultura y educación popular-III-1915-Vigésima novena entrega (…) La vida normal de los otros pueblos más adelantados nos enseña que la agricultura y la educación popular son las bases principales sobre las cuales los estadistas que se precian de ser llamados así, levantan el edificio de la prosperidad de su patria. Sin ir más lejos, es decir, sin salir de América, tenemos un brillante ejemplo en los Estados Unidos del Norte donde mediante la agricultura y la educación popular ha florecido como por encanto, una nación de refinada civilización y de envidiable prosperidad, hasta en las comarcas selváticas donde hacían sus sanguinarias recorridas los Siux, los Apaches, los Pieles Rojas y otras tribus de indios que pensaban eternizar sus costumbres salvajes en esta parte del Nuevo Mundo. Más cerca todavía, tenemos otro ejemplo no menos admirable en la República Argentina donde también la prosperidad, el crédito, la cultura social, la riqueza pública, el nivel comercial, el progreso industrial, la dignidad nacional y hasta cierto tinte chauvinismo son productos directos unos, indirectos otros, de la agricultura y de la educación popular. Y, sin embargo, con estos ejemplos tan palpables al alcance de nuestras miradas, en el Paraguay, la agricultura y la educación popular no llaman la atención ni de los gobiernos, ni de los capitalistas, ni de los congresales, ni de las clases dirigentes. Estas, ya no son casualidades, ni olvidos, ni dejadeces, ni prevenciones: son simple y llanamente manifestaciones humillantes de un craso egoísmo que arrastra consigo una imperdonable falta de patriotismo que la historia castigará implacablemente cuando llegue la hora, y que nosotros los pocos que no merecemos ser incluidos en esa raza parasitaria que forma la legión negra que roba el sol a su patria, debemos azotar hasta que la sangre y la vergüenza ocupen el lugar que les corresponden en el cuerpo humano. ¡Qué bochornoso para esta tierra paraguaya perennemente crucificada por sus propios hijos! Desde la terminación de la guerra hasta la fecha, no se ha oído en el Congreso una sola palabra a favor de la campaña, es decir, a favor de la agricultura y de la educación popular. ¿Cómo quiere levantar el país si esterilizan las dos tetas principales de la vaca lechera? ¿Acaso con parches porosos se puede hacer llover las libras esterlinas en las arcas fiscales y particulares, como llueven hoy en La República Argentina, cuando la cosecha no sufre trastornos de fuerza mayor? ¿Cuál es el capitalista que arriesga un solo centavo en agricultura? ¿Cuál es el Congreso que se ha ocupado seriamente de esa incansable fuente de recursos para un país? ¿Qué leyes han dictado para hundir la prepotencia de los latifundistas descarados y piratas que han dejado sin hogar y hasta sin patria a millares de campesinos? ¿En qué país se ha visto tituladas estancias peladas como las que se ve en el Paraguay, estancias sin chacras, sin puestos, sin medianeros, sin lecherías, sin alfalfares, sin ninguna industria anexada a la explotación rudimentaria que caracteriza a la cría del ganado vacuno en esta tierra? ¿Dónde y en qué forma se hace agricultura razonada en este país? ¿Cuáles son los productos exportables que reciben un impulso generoso de parte de los gobiernos y de los capitalistas? ¿Cuál es la revolución que al triunfar inscribió la agricultura y la escuela en las primeras líneas de su programa? Parches, remiendos, papelería, por todas partes, pero protección efectiva y real en ninguna. Y así, porque el país es rico en materias primas y tiene un suelo de innegable fertilidad, se cree que basta soplar para hacer botellas, como dice el refrán, y toda nuestra agricultura no pasa de los folletos del doctor Bertoni, y toda nuestra ganadería no sale de la rutina de criar vacas a la de Dios es grande, y nada más. La maldita política, la intransigencia partidista, el apego a los moldes viejos, los congresos atentos a la voz del amo como los perritos de la marca Víctor en sus gramófonos, la roña moral de los capitalistas, el favoritismo, la impunidad y otros factores que un gobierno sano y enérgico podría vencer con la mayor facilidad, todo se ha unido en el camino del mal para levantar sobre el Paraguay abierto a todo el mundo, un Paraguay aparte, el Paraguay de los ricos, en el cual solo penetran los que tienen poder o dinero. ¡Oh, el Paraguay de los ricos y de los explotadores inicuos sin fe, sin conciencia, ni rubor ni sentimientos humanitarios! ¡Qué lindo almácigo para los caballeros de industria! ¡Qué tema para un Tácito! ¡Qué jardín de Hespérides para un Rodríguez! Aquí, cualquier advenedizo que entiende la vuelta de los que tienen la sartén por el mango hace sus agostos sin peligro de ser linchado, porque aquí no hay pueblo, sino míseros errantes que han perdido la conciencia de su rol en el mundo a fuerza de arremolinear en el mismo lugar y en el mismo sentido. ¡Oh! el Paraguay aparte… el Paraguay de los que dominan en las altas esferas, por medio del capital ¿cómo puede proteger a la agricultura que independiza al hombre de mil trabas sociales y a la educación popular que cura la ceguera de los ignorantes? No les conviene. Antes, al contrario, cuanto más gente pobre rueda como bola sin manija de un extremo a otro del país, y cuanto más ignorantes continúan a ser las masas campesinas, menos peligros corre ese Paraguay aparte, esa Bastilla haragana que chupa y rechupa y no devuelve nada. Por culpa de ese Paraguay aparte, se ha despojado de sus pequeños terrenos de dieciséis cuadras de superficie que les concedía una ley bondadosa y protectoras a miles de campesinos paraguayos, y hoy por sus antiguos hogares y chacras cruzan los alambrados soberbios de los despojadores, ases o amigos de todas las situaciones políticas, y por consiguiente dueños de lo ajeno con la mayor facilidad. Por culpa de ese Paraguay aparte, que todo lo absorbe, los hijos del país viven como emigrados en su propia tierra, sin que les valga a veces sus títulos de propiedad, sin garantías, sin estabilidad, sin ánimo para nada, y sin más esperanzas en el horizonte incierto de su porvenir. Por culpa de ese Paraguay aparte, pequeño estado de una clase social y sin escrúpulos, la situación financiera ha ido agravándose más y más, sin que se pueda pronosticarle una solución honrosa que no afecte, hoy o mañana la soberanía nacional. Por culpa de ese Paraguay aparte, se ha saqueado en provecho propio por empresas totalmente radicadas en el exterior a las selvas del Alto Paraná, sin que regrese un solo centavo a favor de su país de origen. Por culpa de ese Paraguay aparte, la justicia ha sido administrada al mejor postor, y el pobre, por más razones y derechos que haya tenido, ha sido eternamente vencido y despojado por el más rico o por el más poderoso. Por causa de ese Paraguay aparte, toda la vida nacional ha sido centralizada en la capital, entregándose maniatada la campaña y víctima de todas las exigencias del más fuerte. Por causa de ese Paraguay aparte, por sus gobiernos o por su conquista, por la indolencia que promete como por los incentivos que hace vislumbrar a los desheredados de la suerte, se han sucedidos sangrientas revoluciones que hicieron temblar de dolor al alma nacional y se ha enlutado con demasiada frecuencia y fuera de hora a la familia paraguaya, impotente hoy para hacer respetar la soberanía nacional. He aquí a grandes rasgos el triste “haber” de esa clase privilegiada, mezcla de políticos y de capitalistas, de coimeros y de especuladores, y a veces de pillos de siete suelas que pasean con toda desfachatez su alma negra por las calles. Fuente:“25 años en el Paraguay” Tomo III-Educacionales-Julián S. Bouvier
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 18:07:46 +0000

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