Alguien le preguntó a Nalgarina Grandchichier, joven mujer de - TopicsExpress



          

Alguien le preguntó a Nalgarina Grandchichier, joven mujer de ubérrimo tetamen y exuberante antifonario: “¿En qué trabajas?”. Respondió ella: “Vivo de lo que tengo depositado en el banco”. Y al decir eso se acomodó bien en el banco donde estaba sentada. En cierta ocasión la llamativa chica fue a saludar a su abuelita, a quien hacía bastante tiempo no visitaba. Para la ocasión se metió en un ajustadísimo vestido que por arriba se veía hasta abajo, y por abajo se veía hasta arriba; se caló unas medias de malla; se puso unos zapatos altos de tacón aguja, atados a los tobillos con cordones; se enredó al cuello una boa de plumas de color morado, y llevó consigo su bolso de lentejuelas y chaquira. Maquillada como muñeca japonesa, parecía un muestrario de la Sherwin-Williams. Para colmo iba mascando chicle y fumando un cigarrillo turco en su larga boquilla de carey. Llamó a la puerta de la abuela, y la vejuca abrió. Al ver a Nalgarina se quedó como quien ve visiones. Frente a ella estaba la viva representación del putaísmo, si me es permitida la expresión. Al advertir el desconcierto de la anciana la muchacha le dijo, divertida: “¡Hola, abuela! ¿Soy o me parezco?”. “Hija mía -suspiró la viejecita-, nada más al verte se sabe que eres”...
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 17:01:35 +0000

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