Ana Carrasco Conde, profesora de Filosofía (UCM/UPM) nos aporta - TopicsExpress



          

Ana Carrasco Conde, profesora de Filosofía (UCM/UPM) nos aporta unas reflexiones sobre la significación de la investigación filosófica: Julio Cortázar tiene una metáfora que define bien la labor del filósofo: comprender el mundo y comprenderlo bien es como contemplar de cerca una alfombra, incluso dándole la vuelta para saber cómo está hecha. Se percibe así el entrecruzamiento de hilos que conforman su dibujo, si éste era sólo eso, cúmulo artificial de hilos de colores, la forma de trenzar las hebras, el lugar en el que se encuentran los nudos y dónde comenzó un nuevo ovillo. La filosofía es, en este sentido, el arte de levantar alfombras y de tirar del hilo. Sólo que la alfombra es el tejido de las «realidades en que vivimos» por decirlo con Blumenberg. Como tal la filosofía ofrece –como ha ofrecido siempre– la posibilidad de la ruptura con el propio tiempo, la desintegración del simulacro, de aquello que se hace pasar por incontestable y que condiciona, dictando sus leyes, la vida de los hombres o la desmitificación de valores; pero tambien ofrece reforzamiento, construcción, y mostración de los hilos maestros de la nuestra realidad. Y al hacerlo, nos proporciona no sólo las herramientas para tratar de comprender el pasado y analizar nuestro presente, sino también los mecanismos para producir alternativas. Nuestro tiempo es el resultado de la síntesis perversa de la libertad, que alcanza a finales del siglo XX su máxima expresión, y la actividad troqueladora del perfecto, frío e inhumano mecanismo de una Razón de pretensiones omniabarcantes. Y si esto humano no es lo suficientemente importante –útil, se dice ahora– como para invertir en la comprensión de nosotros mismos ¿para qué queremos, por ejemplo, colonizar Marte, si ni siquiera sabemos vivir (y convivir) entre nosotros en la tierra? Invertir en filosofía es, por tanto, invertir en lo que nos hace humanos, y esto, aunque incómodo a causa de las verdades que desvela, es lo más necesario. Pero si el pensamiento es necesario, es decir, si la filosofía es necesaria no es porque haga pensar (¡todos pensamos!), sino porque da que pensar, porque nos permite comprendernos a nosotros mismos y a nuestro tiempo, porque en definitiva nos hace fuertes para resistir el embate de los tiempos y de la historia, de las ideologías y de las falsas creencias; e incluso, ya antes de las famosas palabras de Marx, desde su inicio la filosofía nos ha dado las claves para transformar el mundo y hacerlo con justicia, al discernir la verdad de su simulacro y buscando la plenitud de la belleza, que cuando se vislumbra hace, como dice Fausto, de un segundo el tiempo pleno de una eternidad. La filosofía, por tanto, nos da las herramientas para vivir, como se afirma en Apología de Sócrates, una vida examinada, fruto de la desmitificación de valores impuestos en un tiempo concreto. Pensando en estos tiempos de crisis y de afán desmedido por quitarse a la filosofía de en medio, acabo de recordar lo que decía Deleuze cuando le hablaban del fracaso de la filosofía: «por muy grandes que sean, la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que quisieran… ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe?». Ana Carrasco Conde
Posted on: Sat, 19 Oct 2013 16:13:24 +0000

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