Antes, si no recuerdo mal, mi vida era un festín en el que se - TopicsExpress



          

Antes, si no recuerdo mal, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones, en que todos los vinos corrían. Una tarde, senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié. Me armé contra la justicia. Me di a la fuga. Brujas, miseria, odio: mi tesoro os fue confiado. Conseguí que se desvaneciera en mí toda esperanza humana. Sobre la alegría para estrangularla, di el salto sordo del animal feroz. Llamé a los verdugos para morder, mientras iba muriendo, la culata de sus fusiles. Llamé a las catástrofes en la arena, la sangre. La desdicha fue mi dios. Me tendí en el barro. Me sequé al aire del crimen. Y le hice una jugada a la locura. Y la primavera me trajo la horrible risa del idiota. Hasta hace muy poco, cuando a punto de estirar la pata, soñé con buscar la clave del antiguo festín, en el que acaso recuperaría el apetito. La caridad es la clave. –Esta inspiración prueba que estaba soñando. “Seguirás siendo hiena, etc…”, protestó el demonio que me había coronado con tan amables amapolas. “Llega hasta la muerte con todos tus instintos, y con tu egoísmo, con todos los pecados capitales”. Ay, ya he tenido demasiado –Pero, querido Satán, se lo suplico: una pupila menos irritada; y, a la espera de pequeñas bajezas que lleguen con retraso, para usted, que estima en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o didácticas, para usted arranco algunas repugnantes hojas de mi cuaderno de condenado. Arthur Rimbaud, “Una temporada en el infierno”.
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 06:41:36 +0000

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