Aprender a Pensar. Edward de Bono. La invitación es a - TopicsExpress



          

Aprender a Pensar. Edward de Bono. La invitación es a transitar los conceptos más importantes del libro de Edward de Bono, “Aprender a Pensar”, un valioso libro que procura proporcionar concepciones y “herramientas”, que permitan, a quienes lo deseen, desarrollar un “pensamiento intenso”. *** Si es que queremos desarrollar un pensamiento intenso, la mayor dificultad será enraizar en nosotros la disposición a pensar más. A pensar allí donde la mayoría no piensa, y a seguir pensando, cuando la generalidad cesa. ¿Pero; que nos induce a NO pensar? Conviene no subestimar la dificultad, porque son muy influyentes creencias y bien establecidos hábitos, los que nos determinan a NO pensar. *** Ya se advierte nuestra tarea: 1) echar por tierra las concepciones que nos inducen a no desarrollar nuestro pensamiento; y 2) instaurar los hábitos opuestos a aquellos que nos disponen por los rumbos de la reflexión raquítica. *** De Ciertas Concepciones que nos distancian del Desarrollo del Pensamiento No desarrollamos nuestra capacidad de pensar, entre otras razones, porque estamos en la creencia de que esto no es posible. Nos informa la idea, según la cual, un pensamiento poderoso, es una mera consecuencia del don de la inteligencia, así las cosas, quién es “inteligente” piensa bien; mientras que el menos favorecido no tiene mas remedio que pensar a la altura de sus pobres dotes. Concepción esta, varias veces preñada de error. *** En realidad, al pensar ejercemos una habilidad que puede desarrollarse y perfeccionarse como cualquier otra. *** También, vemos a la función de pensar, pareja a la circulación de la sangre. Esto es: como una función espontánea, fuera de nuestro control. Y así como a nadie se le ocurre aprender a contraer mejor el ventrículo izquierdo, se descarta que el pensamiento sea un campo habilitado al aprendizaje. *** Mientras tanto, el pensamiento en su más expuesta realidad, nos dice a los gritos, lo contrario. *** En efecto; el pensamiento en cuanto actividad, se encuentra sometido al posible control del sujeto pensante. Y quizá más que cualquier otra acción, su óptima concreción, demanda un desarrollo encauzado por los derroteros de un plan, su ejecución y control. *** Otra creencia que conspira contra el desarrollo de la capacidad de pensar y pauperiza su ejercicio, es aquella según la cual, una cualidad del pensamiento óptimo es la rapidez. El que piensa bien, piensa rápido. Incluso se llama “rápido” a quién se quiere señalar como “inteligente”. Según este arquetipo, pensar podría describirse como un juego en el que se plantean preguntas al pensador, y este, si es bueno, contestará rápidamente, como una flecha que, certera, da en el blanco sin titubear. *** Quien se crea esto (casi todos) está condenado a abolir su pensamiento. Pensar es un juego en el que, el pensador, duda, titubea, explora desde distintos ángulos, contesta, cuestiona, vuelve a dudar… y así sucesivamente. *** Concebir un pensar sin dudas, sin titubeos, sin marchas y contra marchas; es congruente a postular la negritud del sol o la luminosidad de la noche. Es predicar la negación de la misma esencia del sujeto. *** Y es que pensar, rigurosamente, es lo que hacemos los hombres para salir de la duda. Alguien que no duda, no piensa. Fatalmente. *** Y solo hemos visto la cara mas amable de la dificultad. Las fuerzas que nos empujan a no pensar son de esas que meten miedo. *** Toda cultura en realidad puede muy bien ser vista como una enorme segregación del espíritu humano, constituida por un sistema de respuestas generosamente dispuestas en una estantería, para que quienes tienen la suerte de venir al mundo en su seno no tengan mas que estirar la mano y gozar de los beneficios de la certeza. *** ¿Qué es la realidad? ¿Qué son las cosas? ¿Existen? ¿En qué, porqué, para qué existen? ¿Qué es el Hombre? ¿Qué soy Yo? ¿Para qué soy Yo? ¿Qué es la verdad? ¿Qué es verdad? ¿Qué es Lo Bueno? ¿Qué es lo malo? … etc. *** Todas estas cuestiones, y muchas otras tan pavorosas; nos parecerán por completo bizantinas, ocupación de inútiles “filósofos”. En realidad son las cuestiones de solución más necesaria para la vida humana. *** Si nos parecen inútiles, es solo porque nunca hemos sentido la orfandad de no contar con certezas al respecto. Nunca hemos tenido que vérnoslas cara a cara con estas incógnitas, para tener que resolverlas por nuestros propios medios. Todas las respuestas las hemos recibido pre-fabricadas por el pensamiento de la humanidad, corporizado en la cultura de nuestro respectivo tiempo. A tal punto, que cual chicos mal criados sin conciencia del valor que reciben sin ningún esfuerzo, ni nos percatamos de la radical necesidad que tales respuestas importan para nuestra vida. *** Pongamos fin al presente desvarío “filosófico”, para volver a nuestro tema. *** Habíamos llegado a ver la cara de ciertas creencias erróneas, que desde un trasfondo exento del control de nuestra conciencia (así nos gobiernan nuestras creencias y en eso radica su poder) instalan en nuestro proceder hábitos opuestos al pensamiento. Nos disponen a NO pensar. *** De Los Hábitos que nos disponen a No Pensar Es fácil ver que las creencias mencionadas, y la cultura misma como una tentadora invitación a no pensar, a acomodarnos plácidos en las certezas que nos ofrece; pueden radicar en nosotros disposiciones muy contrarias al ejercicio de un pensamiento intenso. *** En todos es vigorosa la inclinación a aceptar como verdadera o falsa una proposición, precipitándonos. Aceptamos o rechazamos las ideas, sin mayor consideración ni cuestionamiento. *** A quién vaya a desarrollar un pensamiento vigoroso, le será imprescindible instalar en si, hábitos que le dispongan a pensar MUCHO MÁS, antes de considerar cierta o falsa una afirmación. El hábito de dudar, de cuestionar, de preguntar y de preguntarse; mucho más, antes de aceptar una proposición como verdadera. La Duda Metódica, que no es otra cosa que una invitación a pensar más, constituye una condición necesaria al desarrollo de un pensamiento intenso. *** Despabilemos la idea, hemos dicho: “dudar, cuestionar, preguntar y preguntarse; mucho mas”… ¿mucho mas?…¿ en relación a qué parangón? Tendremos que adquirir la práctica de dudar, cuestionar, preguntar y preguntarnos, mucho más a lo que es normal que se haga. *** En toda cultura tienen vigencia formas típicas para hacer casi todo; también para pensar. El hombre occidental moderno, al desplegar la acción que llamamos pensar, juega un determinado “juego”, cuyas reglas conducen su actividad. Para él, pensar, es una acción bien distinta a lo que fue para un Persa del siglo VII antes de Cristo. *** Yendo a lo mas menudo y directamente vinculado con nuestro actual interés. Anotemos, que nuestro pensar está gobernado por ciertos ARQUETIPOS, que, sin que lo notemos, conducen, y con ello limitan nuestra acción a la hora de pensar. *** A esta altura se comprenderá mejor que cuando decimos: pensar más, estamos diciendo, pensar desde distintos enfoques, más allá de los habituales, de los ordinarios. *** Por ejemplo: sea como sea que piense un financista de World Street, de algo puede estar Ud. seguro: piensa de la misma forma que otro financista de World Street. Igualmente podría predicarse de un abogado inglés, un científico alemán…, etc. Todos ellos pensarán de la misma forma al enfrentar ciertas cuestiones típicas. *** Es necesario aclarar el sentido de la frase “forma de pensar”, según la estamos usando aquí: Hemos destacado ya, que pensar es “algo” que el hombre hace para salir de una duda. Esto es; para contestar una pregunta. Y esta pregunta demanda contestación, porque el hombre necesita saber a que atenerse frente a las situaciones desconocidas. Le es menester saber que hacer. *** A esta altura se ve claro que pensar es una especie del género: “buscar”: Pensar es buscar una respuesta, a una pregunta. *** Ahora bien; ¿Qué nos es menester para buscar algo “X”? Para buscar “algo”, necesitamos saber que es ese “algo” que buscamos. Si yo le pido a usted que me haga el favor de buscar “X” en un depósito, usted me contestará: no puedo hacerle ese favor, porque no tengo la menor idea de lo que sea “X”. *** También necesitaremos soslayar el Universo. Quiero decir que no podemos buscar en los infinitos aspectos que lo componen. Para buscar, hemos de acotar nuestro campo de acción. Lo que supone seleccionar determinadas dimensiones, que serán las que enfocaremos, en nuestra búsqueda, por considerarlas relevantes. ¿cómo decidimos que aspectos son los relevantes? Mediante ideas. Las ideas son, en realidad, estrategias de dominación de la ignorancia. Nos dicen; ante una situación de ignorancia, qué tenemos que buscar, dónde y cómo hemos de buscar la respuesta. *** Según parece, hemos llegado al punto en que vemos claro que: 1) pensar es buscar una respuesta que nos sustraiga de una incertidumbre; 2) al pensar, lo hacemos gobernados por nuestras ideas; las que nos indican; QUÉ buscar, DÓNDE buscar, y CÓMO buscar; en cada caso. *** Ahora si podré, sin que resulte ininteligible; decir que cuando afirmo que los financistas, (o abogados, o mercadólogos etc.) piensan de la misma forma; me estoy refiriendo al hecho de que cada uno de estos grupos enfrentan ciertas dificultades típicas, con la misma estrategia. Esto es; buscan lo mismo, en los mismos lugares, y mediante un mismo proceso. Además, cuando juzgan una respuesta, a fin de convencerse o no, también lo hacen mediante los mismos criterios. *** Y si he invertido tanta paciencia del lector en el planteo, es justamente, porque al influjo de los esquemas de pensamiento dominantes en todo medio cultural se debe atribuir un arrollador efecto empobrecedor del pensamiento. Pensar más supone la capacidad de buscar respuestas trascendiendolos esquemas de pensamiento dominantes. *** Como si con los expuestos no tuviésemos ya bastante, lamento decirle que aun no hemos terminado de conocer los poderosos enemigos del pensamiento intenso. *** Tener razón, para nosotros, es causa de orgullo personal. Viceversa, no tener razón, menoscaba nuestra autoestima. *** No sería mas que anecdótico a no ser por sus perniciosos efectos. Efectivamente; si tener razón abona nuestro orgullo personal, y viceversa lo menoscaba, entonces, es consistente, que una vez que hemos tomado una posición frente a un asunto, nos encerremos férreamente en nuestra postura haciendo grandes esfuerzos por no ver nada que pueda amenazarla. *** Es pavoroso ver en que medida esta “tonta” dinámica puede afectarnos. Puede afectarnos al punto de volvernos un poco (o un mucho) locos. Muchas personas han decidido encerrarse en sus concepciones, no importándoles lo que diga la realidad. Dan con la cabeza en la misma pared indefinidamente, incapacitados de admitir, que su idea: “allí hay una puerta”, pueda no ser acorde a la realidad de los hechos.
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 20:30:40 +0000

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