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BREVE BIOGRAFIA DE RONALD REAGAN EX PRESIDENTE DE EEUU Cuadragésimo presidente de los Estados Unidos (1981-1989) y el trigésimo tercer gobernador del estado de California (1967-1975). Tuvo el honor de ser el presidente número 40 de los Est ados Unidos de América aunque empezó siendo conocido como actor. El inicio de su mandato como presidente de EE.UU. estuvo marcado por un grave incidente: un in tento de asesinato que La Vanguardia relató en su primera página del 31 de marzo de 1981. En los inicios de su carrera política, años 50, Reagan fue considerado Demócrata y admirador de Franklin D. Roosevelt, por lo que apoyaba el Nuevo trato (New Deal) de este. Pero en 1962 se cambió formalmente al Partido Republicano. Reagan fue funcionario de la Unión, hasta que optó por el puesto de gobernador de California en 1966. Cumplió dos legislaturas como gobernador y obtuvo un amplio reconocimiento a su gestión. Cuatro años después, en 1985, también un 20 de enero, Reagan volvía a jurar su cargo como presidente de EE.UU. para un segundo mandato. Lo que aconteció durante la ceremonia de juramento se publicó el 21 de enero. Una fiesta por todo lo alto, a la que iban a asistir celebridades como Frank Sinatra o los Beach Boys, festejaba la segunda “inauguración” de Reagan. Desde el preciso momento de la reelección empezaba la carrera por su sucesión. Reagan, presidente entre 1981-1989, dedicó buena parte de su mandato a intentar lograr la victoria contra el comunismo en la Guerra Fría y fue una de las figuras más carismáticas de Estados Unidos en las últimas décadas. Con su teoría del “oso enfermo”, basada en la desproporción entre gasto armamentístico y capacidad de crecimiento que evidenciaba la antigua Unión Soviética, el ex presidente consiguió precipitar el fin de la Guerra Fría, y aun la caída del comunismo en casi todas partes. Nada de concesiones a un régimen incapaz de hacer concesiones a las concesiones: La estrategia de forzar el colapso del imperio soviético invirtiendo en persuasión creíble, contundente, apoyando diversos movimientos de liberación en Europa del Este, África, Asia y América Latina, determinaría el desplome de la vieja guardia que acabó por llevar al poder a Mijail Gorbachov, abriendo puertas a las negociaciones. El escenario posterior, con cientos de millones de personas a salvo del sistema más letal que haya conocido la historia, resulta impensable sin la decisiva contribución de Ronald Reagan. En opinión de muchos historiadores, Ronald Reagan cambió el mundo más que ningún otro presidente de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. Al cuadragésimo presidente estadounidense (1981-1989) se le atribuye, con su política de defensa entonces sumamente controvertida, la responsabilidad histórica de haber contribuido de manera decisiva al colapso del imperio soviético. La izquierda y el movimiento pacifista veían en él un agente de la Guerra Fría que iba a provocar una guerra mundial. Reagan, por su parte, consideraba la caída del “Imperio del Mal” (como denominaba a la Unión Soviética) como un resultado exitoso de su política de fuerza. Ex periodista deportivo, actor de Hollywood de segunda fila y gobernador de California, como presidente fue muy criticado por la izquierda: La “Doctrina Reagan”, según la cual había que lograr el repliegue de los comunistas y apoyar a los anticomunistas en todo el mundo, cosechó duras críticas, porque en países como Nicaragua o Afganistán recibieron apoyo rebeldes a los que los valores occidentales y el respeto de los derechos humanos les eran relativamente ajenos. Durante sus dos mandatos en la Presidencia, Reagan acumuló un enorme déficit presupuestario, y algunas de sus ideas (como el desarrollo de un sistema de defensa espacial antimisiles nucleares, Sin embargo, el ex presidente no fue solamente un ideólogo conservador, sino también un pragmático astuto. Desde una posición de fuerza (especialmente tras una carrera en materia de defensa en la que la Unión Soviética apenas pudo mantener el paso) Reagan buscó el diálogo con Moscú. Terminó por considerar su amigo al último líder del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y jefe de Estado de ese país, Mijail Gorbachov. Con él, Reagan alcanzó el primer verdadero acuerdo de defensa, para la eliminación de los misiles nucleares de alcance medio. Para James Baker, quien fue jefe de los asesores de la Casa Blanca y secretario del Tesoro en el gobierno de Reagan, el balance de su presidencia es perfecto: “Habíamos recuperado el orgullo del país y teníamos paz. ¿Qué mas podríamos haber pedido?”. Incluso Barack Obama, para quien Reagan era la encarnación de las “oscuras maquinaciones” en la Casa Blanca, toma ahora como ejemplo a su predecesor. “Reagan reconoció el hambre de responsabilidad y cambio de los estadounidenses”, escribió Obama en el periódico “USA Today”. Recientemente, para inspirarse, el Presidente demócrata incluso llevó consigo durante las vacaciones una biografía de Reagan. Sin embargo, tampoco han sido olvidados los momentos más negros de su presidencia, como el escándalo Irán-Contra (el gobierno de Reagan suministraba en secreto armas a Irán y los ingresos así obtenidos eran desviados ilegalmente a los rebeldes contrarrevolucionarios en Nicaragua). Reagan siempre negó haber estado al tanto de esa práctica, lo que motivó a sus críticos a preguntarse quién en realidad estaba al mando en la Casa Blanca. La imagen negativa de Reagan solo pervive entre los demócratas ortodoxos del ala izquierda, quienes ven en el el sepulturero del Estado de bienestar social. Los republicanos, en cambio, cultivan más que nunca el recuerdo del actor reconvertido en Presidente. El 20 de enero de 1981, Reagan asumió el cargo. Sólo 69 días después fue baleado por un posible asesino, pero pronto se recuperó y regresó al deber. Su gracia e ingenio durante el peligroso incidente hicieron que su popularidad se disparara. Tratando hábilmente con el Congreso, Reagan obtuvo la legislación para estimular el crecimiento económico, reducir la inflación, aumentar el empleo, y fortalecer la defensa nacional. Se embarcó en un curso de recorte de impuestos y gastos públicos, negándose a apartarse de él cuando la consolidación de las fuerzas de defensa llevó a un fuerte déficit. La renovación de la confianza de la nación en sí misma para 1984 ayudó a Reagan y Bush a ganar un segundo mandato con un número sin precedentes de votos electorales. Su victoria rechazó a los desafiantes Demócratas Walter F. Mondale y Geraldine Ferraro. En 1986, Reagan obtuvo una revisión del código de impuestos sobre la renta, que eliminó muchas deducciones y dejo exentas a millones de personas de bajos ingresos. Al final de su administración, la Nación estaba disfrutando de su período registrado más largo de prosperidad en tiempos de paz sin recesión o depresión. Así, en su libro menciona hechos como la deserción de Edén Pastora “un ex líder rebelde nicaragüense que ha dejado el Gobierno y ahora quiere encabezar la contrarrevolución”, escribió en la página 77, con fecha 5 de abril de 1982. La primera mención que Reagan hace de Nicaragua está en la página 2 y se refiere a que han recibido pruebas de que los sandinistas envían armas a la guerrilla salvadoreña, un hecho largamente probado y admitido posteriormente por los protagonistas. Y aunque Reagan sostiene reuniones periódicas con su Consejo Nacional de Seguridad y otros asesores, sobre Nicaragua y El Salvador, se queja sobremanera de que “estoy asustado que poca gente sabe dónde están” esos países. El mandatario estadounidense se muestra como un buen conocedor de la realidad nicaragüense y parece estar informado diariamente de los hechos. Durante todo su libro, Reagan describe su permanente lucha por encontrar apoyo entre congresistas y senadores para conseguir apoyo financiero a los contras a los que se refiere como “luchadores de la libertad”. Su política de derecha y en algunos casos tildada de “belicista” No obstante, Reagan terminó su segundo y último período con el mayor índice de aprobación popular que haya tenido un presidente estadounidense. Afirmaba el ex presidente que las diferencias entre una democracia y una “democracia popular” –“democracia participativa” le llama la izquierda autoritaria– son las mismas que existen entre una camisa y una camisa de fuerza. Tal vez por ello el fantasma de Reagan, en tanto símbolo de la responsabilidad individual y el Estado de Derecho, no cesa de poblar las pesadillas de los nostálgicos del totalitarismo. Reagan no sabía muchas cosas. Intelectualmente era muy poco articulado. No leía libros ni hablaba largo tiempo con sus interlocutores. En la Casa Blanca acababa su jornada laboral a las cinco de la tarde y se iba a descansar a sus dependencias. Los informes que recibía no podían pasar de un folio. Era un hombre simple que, paradójicamente, fue un gran presidente de Estados Unidos encabezando una corriente ideológica en las democracias occidentales que se ha prolongado hasta nuestros días. Menajem Beguin fue elegido primer ministro de Israel en 1977 rompiendo la hegemonía del partido laborista desde la fundación del Estado. En 1978 Juan Pablo II era elegido Papa por el cónclave de cardenales en Roma. Margaret Thatcher ganaba las elecciones en 1979. Un año después, Ronald Reagan era elegido presidente de Estados Unidos. Estos cuatro personajes, cada uno en su ámbito y con estilos muy diferentes, dejaron una huella profunda en la historia de la segunda mitad del siglo XX. Fueron la alternativa a la socialdemocracia que gobernó el mundo occidental y democrático durante casi medio siglo La capacidad de Reagan para la comunicación (relacionada con su experiencia de actor) le permitió encarnar las aspiraciones de liderazgo fuerte que albergaba el americano medio, proporcionándole una reelección sin complicaciones en 1984, a pesar de su avanzada edad. Durante su presidencia (1981-89) impulsó un programa de revolución conservadora que entroncaba bien con los vientos reaccionarios que alentaban el gobierno de Margaret Thatcher en el Reino Unido y el pontificado de Juan Pablo II en la Iglesia católica. Consistía en una política económica neoliberal a ultranza, acompañada de un rearme militar y una política exterior más agresiva, que permitieran relanzar la cruzada contra el comunismo en el mundo. Financió y armó a los grupos contrarrevolucionarios de Centroamérica hasta forzar la caída del régimen sandinista en Nicaragua. Ordenó intervenciones militares en defensa de los intereses americanos en Granada (1983) y Libia (1986). Reforzó los vínculos con los aliados de la OTAN, de los cuales obtuvo apoyo para desplegar nuevos misiles de alcance medio en Europa (los euromisiles). E impulsó un salto cualitativo en la carrera de armamentos con su Iniciativa de Defensa Estratégica (o Guerra de las Galaxias), orientada a desarrollar nuevas armas que garantizaran la superioridad tecnológica occidental en un eventual conflicto nuclear con la Unión Soviética. Al final de sus dos mandatos, Ronald Reagan observaba con satisfacción los logros de su innovador programa conocido como la Revolución Reagan, que tenía por objeto revitalizar al pueblo norteamericano y reducir su dependencia en el Gobierno. En su opinión, había cumplido su promesa de campaña de 1980 de restaurar “el rugido grandioso, confiado, del crecimiento, progreso y optimismo Americano” Reagan se retiró de la política en 1989, debido a sus graves problemas de salud. Finalmente, falleció a los noventa y tres años a causa de la Enfermedad de Alzheimer. En 2001 sufrió la fractura de una cadera a causa de una caída, por la que tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica. El ex presidente anunció en noviembre de 1994 que padecía Alzheimer, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, que lo obligó a retirarse de la vida pública. Su hija, Patti Davis, reveló a la revista People en diciembre que su padre no podía caminar o hablar, y que solamente su buena condición física lo mantenía con vida. Davis rompió el estricto silencio familiar sobre la enfermedad de Reagan en un texto que acompañó el artículo, en el que decía que su padre no podía comer sólo o reconocer a su familia, y que pasaba sus días confinado a una cama de hospital en un pequeño cuarto de su mansión en Los Angeles. Su muerte llegó pocas horas después de que la Casa Blanca anunciara en París que la salud del ex presidente había empeorado de forma muy grave en los últimos días y se temía su próximo fallecimiento. La Casa Blanca puso la bandera a media asta. El ex primera dama de Estados Unidos, Nancy Reagan, confirmó la muerte de quien fue su esposo durante 52 años, Ronald Reagan en su casa de Bel Air en Los Angeles. “Mi familia y yo queremos que informar a todos que el presidente Ronald Reagan murió tras diez años de Alzheimer y a la edad de 93 años”, dijo en un breve comunicado. “La agradecemos a todos sus oraciones durante estos años”, añadió. Nancy Reagan hizo una emotiva petición al Gobierno de Estados Unidos para que se impulse la investigación con células madre en el tratamiento del Alzheimer y otras enfermedades graves que actualmente no tienen cura. “El largo viaje de Ronnie le ha llevado finalmente a un lugar donde no puedo alcanzarle”, señaló Nancy Reagan. En la catedral episcopal, abierta a todas las religiones, la ex primer ministra británica Margaret Thatcher, el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney, el ex presidente estadounidense George Bush y su hijo, el presidente George W. Bush, pronunciaron elegías ante unas 4.000 personas. El servicio religioso es celebrado por el ex senador republicano, padre episcopal y futuro embajador en Naciones Unidas John Danforth, y marca el final de tres días de funerales realizados en medio de gran pompa y circunstancia. Reagan “creía que Estados Unidos no era sólo un lugar en el mundo sino la esperanza del mundo”, dijo el presidente Bush en su elegía. “Cuando veía el mal en el horizonte llamaba a ese mal por su nombre”, añadió, en referencia a la lucha contra el comunismo de quien acuñó la frase “imperio del mal” para referirse a la ex Unión Soviética. El gobierno cubano calificó a Reagan como “un adversario tenaz” y se abstuvo por ahora “de emitir juicios críticos” en respeto a su familia. Otros de los antiguos y actuales líderes que participaron en el servicio religioso fueron el ex presidente polaco Lech Walesa, el primer ministro británico Tony Blair, el canciller alemán Gerhard Schroeder, el presidente sudafricano Thabo Mbeki y el jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi. Más de 150.000 estadounidenses llegados de todo el país se despidieron en Washington de su carismático ex presidente, soportando horas de cola bajo un calor sofocante para poder ver pasar su ataúd en la procesión que lo llevó de la Casa Blanca al Congreso, o en la rotonda del Capitolio, donde permaneció entre el miércoles de tarde y el viernes de mañana. Los restos de Reagan partieron a Washington por última vez a las 14H45 local (18h45 GMT) en el avión presidencial Air Force One, con destino a Simi Valley, California, donde fue enterrado en los jardines de su biblioteca en una ceremonia privada a la cual asistieron unos 700 de sus amigos y familiares. Tras ser despedido cariñosamente por su viuda, Nancy Reagan, el féretro del que fuera presidente de EEUU, Ronald Reagan, recibió un homenaje como un hombre decisivo en la victoria en la Guerra Fría y el final del comunismo en Europa, así como en la forja de un nuevo espíritu nacional en su país. Londres inauguro una estatua del expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan (1911-2004), con motivo del centenario de su nacimiento. Ronald Reagan es el presidente más popular de todos los tiempos en Estados Unidos, incluso por encima de Abraham Lincoln, señaló un nuevo sondeo de la firma Gallup con motivo de la celebración hoy del Día de los Presidentes.Reagan, quien murió en 2004 y gobernó Estados Unidos entre 1981 y 1989, ha aparecido en la cima de la lista de los presidentes más populares de Estados Unidos desde que Gallup inició el monitoreo de los primeros mandatarios El senado de Estados Unidos rinde tributo al ex presidente Ronald Reagan, al conmemorarse 100 años de su natalicio. Los senadores demócratas Dianne Feinstein y Jim Wenn, y el republicano Orrin Hatch, de la Comisión del Centenario de Ronald Reagan, enviaron una carta a sus colegas para invitarlos a sumarse a las celebraciones que se realizan este jueves 3 de febrero de 2011. El homenaje al ex mandatario, a quien cariñosamente llamaban Gipper, se iniciará a la 1 de la tarde, hora de Washington, y forma parte de las celebraciones que se realizan para recordar el legado de Ronald Reagan dentro y fuera de Estados Unidos. El viernes 4 de febrero de 2011, la ex gobernadora de Alaska y ex candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, pronunciará el discurso principal en la inauguración de cuatro días de celebraciones en el Centro Rancho Reagan, en Santa Barbara, California. Las conmemoraciones son organizadas por la Fundación Ronald Reagan, y se anunciara que otro de los oradores será el ex vicepresidente Dick Cheney, quien prestó servicios en el gobierno de Reagan. También habrá un concierto con artistas como los Jonas Brothers, Lee Greenwood, Lonestar, Amy Grant y los Beach Boys. El domingo, el día 6 de febrero, que es la fecha en la que Reagan cumpliría 100 años, se presentará un video sobre la vida y obra del mandatario antes del inicio de la final del fútbol americano, en el estadio de los Cowboys de Dallas, Texas. Los tributos a Ronald Reagan se extenderán a lo largo de 2011, con discursos, publicación de ensayos, cenas, tributos musicales y una salva de 21 cañonazos. ABEL REYES TELLEZ PRESIDENTE NACIONAL PARTIDO SOCOAL CRISTIANO DE NICARAGUA ESCRITOR CRISTIANO [email protected] TEL .505 2249 3460
Posted on: Sun, 09 Jun 2013 00:11:44 +0000

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