Belleza efímera. Iba caminando distraía por el caminito que atraviesa el boulevard de la Avenida Buenos Aires, cuando, sorpresivamente, un hombre de mediana edad que con su torso desnudo caminaba hacia mí, me habló: -Decime, hermosa, ¿hoy somos miércoles o jueves? -No somos, ES miércoles-le respondí, sacando a relucir mi costado más ruin de maestra ciruela. Lo noté algo más transpirado que segundos atrás. Visiblemente contrariado se hallaba, cuando me respondió: -¿Qué te pasa, gorda pelotuda?¿A los treintitré año me queré enseñar vo a mí? Decidí no responderle a ese ingrato que no valoraba la información provista, en tanto escuchaba otros insultos entre los que se destacaba, con claridad, conchuda de mierda. Estuve a punto de reclamarle, de preguntarle qué insinuaba con ese florido epíteto, pero preferí evitar otras enseñanzas a quien no quería recibirlas, y por eso continué mi marcha de gacela apenas excedida (o bastante, según los profesionales de la salud que de estética no entienden nada de nada) y llegué a la rotonda concluyendo mi cavilación. Una surgida de la percepción acerca de lo efímero de la belleza femenina, en tanto notaba en qué pocos segundos, de mujer hermosa había devenido en gorda pelotuda. Y conchuda también, claro.
Posted on: Wed, 06 Nov 2013 19:49:36 +0000
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