CAPITULO III El “señor” es - TopicsExpress



          

CAPITULO III El “señor” es qosqoruna antes que nazareno EL INKA CAUTIVO El Cristo de Ayabaca, conocido como “señor Cautivo”, representa en histórica y sacra auntenticidad la figura del inkarri sintetizada en las pasiones, muertes (…y resurrecciones) de Huascar, Atahualpa y Tupac Amaru I, este último, postrero soberano de la rebelde Vilcabamba y tatarabuelo de Tupac Amaru II, cacique de Tungasuca. Entre la diversidad de estructuraciones religiosas de fondo andino subliminal bajo formas occidentales, una de las mas elaboradas –ademas del Cristo de Pachacamilla –viene a ser el culto popular que se profesa en el norte peruano y sur ecuatoriano al señor Cautivo de Ayabaca, que a continuación abordamos: Según la versión hispanófila, aquel culto se origina cuando un trio de chalanes (quizás emulando el relato de los tres reyes magos) montados en caballos blancos arriban en 1751 –siguiendo la ruta pizarrista desde el Pacifico a los Andes –a Ayabaca (serranía piurana), donde esculpieron en un tronco de cedro (maderamen importado de Europa) la efigie desde entonces venerada. Sin embargo, la “otra (contra)versión” andina –aun por reivindicar –resulta auntentica y sociológicamente mas coherente: En principio, ¿Qué entendemos por “cautivo” ? En el diccionario castellano se lee “prisionero de guerra”. No hay lugar a dudas, el cautivo al que se alude no puede ser de ninguna manera Jesucristo, quien jamas guerreo y que simplemente (tal como se describe en el Nuevo Testamento) fue detenido en el huerto Getsemani, conducido a los sacerdotes judíos y luego pasado a Poncio Pilatos, quien después del episodio de la “lavada de manos” lo entrega a la furibunda muchedumbre en un final ya conocido. Es decir, Jesús jamas fue técnicamente prisionero de guerra; no fue cautivo ejecutado sumariamente. No estuvo ni siquiera veinticuatro horas detenido, pues es arrestado en la madrugada del Jueves Santo y en el crepúsculo de aquel mismo dia ya estaba crucificado. En aquel tiempo la crucifixión era aplicada a quienes incurrían en delitos políticos, como, por ejemplo, sedición, motin o rebelión: hacia apenas un siglo de la insurgencia de esclavos liderada por Espartaco en la península itálica, en cuya rebelión el patricio romano Craso “adorno” la Via Apia con seis rebeldes en la crucifixión –fue un militante zelote (secta etnonacionalista hebrea) apresado por motin y no por “robo agravado”. Retomando el calificativo de “cautivo” (prisionero de guerra), eso fueron, efectivamente, los inkas Huascar (por el ejercito atahualpista) y Atahualpa (por el ejercito hispano). Y en el caso de este ultimo, por el transcurso de ocho meses (noviembre de 1532 –julio de 1533): un larguísimo cautiverio en el epicentro mismo de los Andes septentrionales (ámbito de influencia de dicho culto), como lo es la ciudad de Cajamarca. Ha de precisarse, también, que Pizarro llega a Cajamarca –por la ruta de Ayabaca –en el mes de noviembre (Aya Raymi), vale decir en el mes de las honras a los difuntos. De ahí que hubo millares de peregrinos acampando –en carpas (tiendas blancas con toldo de algodón) –a campo raso en las afueras urbanas, tal como refiere el cronista hispano Cristobal de Mena: “Eran tantas las tiendas blancas que aparecían, que cierto nos puso harto espanto, porque no pensábamos que los indios pudiesen tener tan inmensa y soberbia estancia, ni tantas tiendas, ni tan a punto, lo cual hasta allí en las Indias nunca se vio…” Del libro: DE LA GUERRA ETNOSANTA A LA IGLESIA TAWANTINSUYA.
Posted on: Fri, 04 Oct 2013 21:04:04 +0000

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