CAPITULO V.- BATALLA DE BUCHIVACOA Cuando el enemigo huye - TopicsExpress



          

CAPITULO V.- BATALLA DE BUCHIVACOA Cuando el enemigo huye buscando hacia otra parte, es ocasión propicia para atacarlo, pues por su turbación se pone él mismo en poder del vencedor. “Panchatranta” Filosofía del Sánscrito Dictado de estrategia aconsejaron al General Juan Crisóstomo Falcón, poner sus tropas a buen recaudo y medir sus movimientos en forma que produjesen desconcierto al enemigo; porque este concentraba sus efectivos, con el propósito de echársele encima. El sentido de previsión le aconsejó refugiarse temporalmente en Churuguara, con el fin de reponerse, reorganizar sus efectivos, curar los heridos de la jornada en Santa Ana de Coro y no presentar batalla sin probabilidades de éxito. El Coronel Camero se movía y concentraba sus fuerzas con la finalidad de organizar un ejército suficiente para perseguir a Falcón y tratar de jugarse el todo por el todo. Falcón no podía aventurar en una sola jugada la suerte de la revolución federal. No sería juicioso comprometer, sin seguridades extremas, el destino de la guerra. El prestigio de la causa liberal se extendía por toda la geografía nacional. La panorámica de la contienda, amén de extensa, era promisora. Abarcaba de uno a otro extremo del país. Y aun cuando suscitabas discordias, rivalidades y síntomas anárquicas entre los propios revolucionarios, en resumidas cuentas iban en auge las adiciones y se daban golpes de suerte. Naturalmente, tampoco faltaban las adversas, pero de todos modos, los impactos eran contra la dictadura del General José Antonio Páez; en franco proceso de descrédito. Agotábamos las disponibilidades concretas y morales del gobierno. Desequilibrios sufridos sin solución de continuidad. Siempre en ascenso y cada vez más notables sus calamidades. Ocurrían igualmente desacuerdos entre los propios federales; pero todo ello por falta de coordinación entre algunos jefes y guerrillas regionales. No obstante, la señera personalidad del jefe supremo, General Juan Crisóstomo Falcón, era cada vez más preponderante, aumenta base su estatura moral. Era la más ingente autoridad. Imagen representativa de la causa liberal. El General Luciano Mendoza, prócer de la independencia, curtido en cien batallas; por oriente y en Barlovento, imponía su autoridad y hacia se obedecer: En aquellos días intervino en las disensiones y rivalidades de algunos jefes por aquella jurisdicción. Tomó decisiones y aplico medidas disciplinarias a los Generales Manuel Acevedo y José Rafael Pacheco. Luego puso en libertad a Pacheco, y remitió, bajo custodia al General Acevedo al Cuartel General de Falcón para que le rindiese cuenta de su insubordinación y se le juzgase por desacato a órdenes superiores. En esos mismos días, recibió, igualmente, una delegación del General Lugo, jefe de operaciones en la sierra de Carabobo. La integraban los coroneles Marcos López y Evaristo Lima, con instrucciones de rendirle información del giro de la guerra y de la situación de las fuerzas bajo el mando de Lugo; debilitadas y carentes de parque; no eran lo suficientemente fuertes para resistir la tenaz persecución del General J.M. Rubín. Eran objeto de embestidas y estaban acosadas con fuerzas superiores. El General Falcón cumplía a cabalidad el cometido concerniente a su alta representación y a las consideraciones de las cuales se le hacía objeto. La situación era complicada; difíciles las soluciones, pero no imposibles. En Barlovento además de Mendoza movilizabas el General Pedro Pantoja. Contrarrestaba, con éxito, el esfuerzo de las tropas dictatoriales, destacadas en su contra; muy agresivas, Pero vulnerable por la franca movilización del Gobierno; con precarias disponibilidades e incómoda situación política. El Tesoro exhausto y las entradas fiscales en ruinas. Estos aspectos obligaban a Páez a dictar medidas lesivas a los intereses del país; especialmente contra la propiedad privada y se agudizaba la inconformidad general. De otra parte en el campo bélico, el gobierno pretendía imponerse por el terror. El General Rubín, en Valencia ordenó el y Aquilino fusilar a los federalistas Miguel y Aquilino Blanco, Juan del Carmen Flores, Benito Herrera, Vidal Ascanio y Jacinto Dávila y luego se gloriaba de continuar con ese proceder, hasta tanto no dominase la rebelión. Las mencionadas personas fueron ejecutadas, públicamente, el día 24 de julio, en “la Boca del Caño de los Aceites” En oriente la situación se debatía entre existes y fracasos; la situación tendiese a equilibrarse con las buenas noticias que llegaban de Barinas y otras regiones del occidente del país. Todas en comunicación constante con el Cuartel General desde donde despachaba el General Juan Crisóstomo Falcón en Churuguara, Barquisimeto y Yaracuy sufrían el ataque constante de las fuerzas de los Generales José Desiderio Frías y Nicolás Patiño. Circunstancias favorables a la federación abarcaban el basto panorama nacional. De pronto surge un brote demagógico para contrariedad del General Falcón. Antonio Locadio Guzmán, padre del General Guzmán Blanco, Fundador en la Nueva Granada el diario “El Colombiano”, con el propósito de servir a los liberales neogranadinos; estos, se valían de aquel medio y del estado de descomposición reinante en Venezuela para proponer y suscitar la reintegración de Venezuela a la Nueva Granada. Querían resucitar remotos tiempos; volver a la creación dela Gran Colombia soñada por Bolívar. De aquella propaganda y de tales intentos se hicieron ecos algunos jefes federales y pretendieron, por su medio, lograr ayuda del país vecino, para derrocar la Dictadura del General Páez. En primer término, el proceder era inconsulto y en segundo término, entrañaba el desconocimiento de la autoridad del General Juan Crisóstomo Falcón; por lo tanto, era inamisible aquellos despropósitos, respecto a la soberanía nacional así como tácticas lesivas a los intereses de la Patria. Falcón rechazó la idea y así se lo comunicó a su gente. Frente a tal circunstancia Falcón dicta medidas y disposiciones preventivas. Fue en aquellos días cuando Falcón nombra al General Antonio Guzmán Blanco Secretario General de los ejércitos Federales y Jefe de Operaciones en el Centro del País. Dándole poderes plenos para emprender una campaña de consolidación y reagrupamiento de las fuerzas dispersas por Aragua, Carabobo, Guárico y Caracas, con miras a cubrir esos mismos territorios y de esta manera suplía el cargo vacante por la muerte del General Rafael Guillermo Urdaneta Vargas (n. 1823 †1862) Militar y político venezolano nacido en Maracaibo en 1823 y fallecido en Barbacoas el 10 de marzo de 1862. Así lo promulgó Falcón desde el Cuartel General en Churuguara, para conocimiento y obediencia de los Jefes federales en aquella jurisdicción. Los primeros en reconocer y acatar tales órdenes fueron los generales Antonio Mendoza, Juan Fermín Colmenares, José Desiderio Frías y Nicolás Patiño. Emprendieron de inmediato una campaña agresiva contra las posiciones enemigas de las latitudes de sus respectivas andanzas. Integraron una fuerza de 700 plazas y atacaron y sitiaron a San Felipe. A tal punto llego el asedio que puso en trance de desesperación al Comandante Daniel Tórrelas, jefe de armas de aquella plaza. Pero enterado Martiniano Romero, en Nigua de la situación de las fuerzas gubernamentales en Yaracuy, al paso trote salió en su ayuda. Por tal razón los federales se replegaron a Yaritagua, en el trayecto libraron escaramuzas con fuerzas enemiga. Mientras estos acontecimientos ocurrían, en la Provincia de Maracaibo, bajo el mando del Coronel Venancio Pulgar, hechos más graves estaban ocurriendo. Pulgar se sublevó en contra del Gobierno local y dominó la situación, se hizo cargo de la Plaza y la declaró independiente; Guzmán Blanco en el Centro del País, cumplía eficazmente la tarea encomendada, lograba existes inconfundibles dirigiéndose hacia los Valles de Aragua. Expidió un llamado a los jefes federales para concertar la unión, de conformidad con la misión que rendía. En vista al incremento de las operaciones enemigas, el propio Secretario General, Señor Pedro José Rojas, quiso tomar parte personalmente, en la organización de las fuerzas, disponible da. Salió de la Guarira para alcanzar a Falcón, en Churuguara. Salió de la Guaira y arribo a Puerto Cabello; allí celebro una entrevista con el General María José Rubín, jefe de organización en Carabobo, con quien estaba disgustado, este le había dimitido el cargo por asuntos de disciplina; rojas disipo la situación y le devolvió a Rubín la renuncia presentada. Dicto ordenes de despachar 400 hombres hacia Piritu con el propósito de interferir la posesión de las playas Cumarebo arriba y buscar la oportunidad de recibir en Llano Alto pertrecho desde el exterior. Rojas prosiguió marcha hacia San Felipe y luego a Barquisimeto. En esta plaza dio órdenes al General Martínez para que despachara 1.000 hombres hacia Carora con la finalidad de hostigar las avanzadas de Falcón por las inmediaciones de Siquisiqui y Baragua. Preparaba así la concentración de 4.000 hombres al Mando de Rubín reunidos con los 2.500 de Camero en Coro. Con semejante ejército, el objetivo fe atacar a Falcón en su posesión de Churuguara. Las fuerzas de Falcón se encontraban en Zazarida, entre Cumarebo y Cabure. Enterado Falcón del asedio en cierne, despacho al Coronel Diego Colina, con 400 hombres a hostigar las fuerzas de Rubín, con la finalidad de distraer las operaciones de convergencia de los ejércitos del Gobierno. Ante tales preparativos Falcón puso en libertad al Coronel Sutherland, hecho prisionero en Caujarao. Vía Trujillo salió Sutherland hacia la Provincia de Maracaibo, donde sin pérdida de tiempo se sumó al Movimiento del Coronel Venancio Pulgar en aquella Región. Esto es la consecuencia de la longanimidad del General Falcón, con su compadre y amigo de otros tiempos, cuando le toco dirigir las fuerzas en la Provincia de Maracaibo. Esto pone de manifiesto el lógico resultado de la indiferencia de Páez, cuando Falcón le propuso canjear a Sutherland y siete prisioneros por el General Gabriel Guevara. Páez no oyó o no se interesó por la propuesta hecha. Mientras tanto en Caracas, Rojas satisfecho por su gestión, sobre seguro del éxito futuro, recibió grandes manifestaciones de regocijo y atenciones oficiales y privadas. Con frecuencia le llegaban al General Falcón noticias de cuanto pasaba en el país. Algunas noticias que recibía con gran entusiasmo como fue la toman de Barinas por el General Pedro Manuel Rojas, así como la toma de buena parte del Alto Apure y Portuguesa. El General Rojas con todos estos territorios formó el Estado Zamora, en memoria del General Ezequiel es Zamora, desaparecido en los sucesos de San Carlos. Así discurrían los tiempos; el General Guzmán Blanco pasó revista a sus efectivos en Aragua. Tenía bajo su mando a 2.500 hombres, dispuestos a seguirlo, cuesta arriba para buscar la victoria en Caracas. En Occidente la Provincia de Coro sería muy pronto Teatro de operaciones militares de una contienda decisiva según presagiaba el General Falcón. Por tal motivo se movía con extremada precaución y trataba de desconcertar al Coronel Facundo Camero. Concibió el plan de dirigir sus tropas hacia el Cantón de Casicure, dejando al coronel Diego Colina hostigando al General Rubín entre Carora y Siquisique. Puso en marcha a los Generales González Zaraza y Ezequiel Bruzual, hacia occidente mientras el permanecía entre Pedregal y Agua Clara, para esperar el resultado de las operaciones. Informado Gamero de la precipitada movilización de las fuerzas de Falcón hacia el Cantón de Casicure, salió a perseguirlas. Los Generales Gonzalo y Bruzual se enteraron que un gran lote de ganado era conducido por la costa con destino al abastecimiento de las tropas gubernamentales. Despacharon inmediatamente al Comandante José Tomas Vargas a interceptarlos y lo hizo a la altura de Zazarida de la Costa. El rebaño iba bajo la custodia del Coronel Carrera, con regular número de tropa. Pero este no presentó combate. Abandono el ganado y se retiró de la costa hacia los cardonales, monte adentro. Por ahí venía y fue tropezado por el grueso del ejército federal. Se apresto al combate y fue batido en el campo de Orocodones y hecho prisionero. Vargas, en poder de Bruzual, fue remitido al General González, quien al recibirlo de manos del Coronel Queremel, ordenó que lo fusilasen inmediatamente. Eran viejos y enconados enemigos. Pero a esta disposición se opuso el Coronel Colina, en nombre de instrucciones y consejos del General Falcón, en relación al trato que debía dárseles a los prisioneros y de esta manera logra disuadir al General González de su vehemente intento. Tras una primicia como la anterior, llegaron a Capatarida, Capital del Cantón y continuaron hacia Dabajuro. El 26 prosiguieron marcha hacia Corocoquino y fue así como tropezaron en Buchivacoa con la vanguardia de las fuerzas del Coronel Camero. Los efectivos de Camero totalizaban 2.500 hombres, contando la dotación de artillería. Los efectivos de González y Bruzual eran 3.000 hombres. Al empezar el fuego se generalizó el combate. Tomando la iniciativa el General González. Ordenó al General José Petit atacar el flanco derecho y al Coronel León Colina el flanco izquierdo. El General Colmenares cargó de frente. Una brigada se encargó del parque y otra de reserva. El ímpeto de la envestida fue pasmoso. De primer intento pretendió envolver a Camero; pero este con ayuda de la artillería, se defendió heroicamente. Resistió por ambas partes el encontronazo, la lucha no se desidia. A ratos avanzaba uno y retrocedía el otro y viceversa. Camero en su desesperación, reforzó el ataque de frente; haciendo caso omiso de los flancos. Los federales resistieron hasta contener el duro empuje. La lucha, agresiva y cruenta, era de disparos a bocajarro y momentos de lucha cuerpo a cuerpo. Este fue el segundo giro del combate. Camero cargó vigorosamente sobre el ala izquierda; Colina sostuvo el ímpeto con denuedo. Resistió heroicamente Colina cuando ocurrió en su ayuda el General Hermenegildo Zavarse, jefe de la División de Reservas, entre ambos rechazaron el ataque. ¡Lucha de titanes ¡Derroche de arrojo y de coraje. Aumentaba la agresividad de Camero, sin embargo los federales desplegaban energías mayores. Declinó llegó el imperio de la noche. Ante la tarde. Camero arreció la acometida aplicando a fondo la artillería. Parpadearon los federales. Cedieron terreno. Inmediatamente acudieron Colina y Zavarse, clavaron la resistencia y Camero inició un ligero retroceso. En tan grave emergencia, llego el imperio de la noche. Se suspendieron los ataques. Corría la sangre por la tierra. Se fueron espaciando los disparos, hasta quedar en suspenso el combate. Se oían a las cornetas tocar. 1 y 19. Ordenaban, no matar más. De otra parte tocaban 1 y 14. Disparar de pie sin avance. Hasta que definitivamente se extinguieron los fuegos; porque la luctuosa compasión de la noche arropo aquel estadio de dolor y de muerte... Fue el manto de piedad sobre los caídos. Mortaja para los muertos. Sábanas para los heridos. Se oían ayees de dolor cuando soplaba la brisa que se estiraban hacia el horizonte. Espectáculo dantesco. Sin embargo a las primeras luces del alba se iniciaron los fuegos. Apenas se veían confusas las imágenes se propalaba la cavernosa cañones y garrulas, parlería de los fusiles, recrudecía y adquiría calor la contienda. Las cornetas tocaron a la carga y cargaban con ímpeto los federales, como bestias en celo. Con ardores de sangre afiebrada por el odio en arranque de irracionalidad. Camero con desesperados esfuerzos para decidir desesperados esfuerzos por decidir la lucha a su favor. Personalmente dirigía las cargas anhelantes de alcanzar la victoria. Pero la suerte le devolvía la espalda. La resistencia federal era cada vez más obstinada. El terrible forcejeo hacia cada vez más débiles las fuerzas del gobierno sin doblegar al enemigo. Por instantes los ataques se debilitaban. Hasta que “desfallecieron”. Camero entonces el ímpeto contrario. Y Camero fue cediendo terrino hasta que se hizo patente la retirada y consecuentemente vino la derrota de las fuerzas del gobierno. Una bala alcanzó al propio Coronel Camero y callo prisionero con 200 de sus acompañantes. A ese número quedaban reducido los 2.500 hombres que llevó Camero, a pelear a Buchivacoa. El botín logrado por los federales fue piramidal. La mortandad espantosa. 46 oficiales del gobierno quedaron tendidos en el campo de batalla. Después de Santa Inés ninguna batalla fue tan sangrienta como la de Buchivacoa. El Alfa y el Omega de la Guerra Federal. La acción de armas más reñidas de las ganadas por la federación en la Campaña iniciada por el General Falcón en las Playas de Cardonalito. Los clamores del triunfo se extendieron por todo el territorio nacional. El próximo objetivo de los federales: Coro Capital de la Provincia (Estado Coro, según los federales). El General Falcón al frente del ejército triunfador avanza hasta los extramuros de la ciudad. El Gobierno Central no tenía medios para llevarle refuerzos al Coronel Michin, Jefe de aquella Plaza en remplazo de Camero. Y los apuros del brillante oficial eran insolubles. Porque de mal a peor comenzó el asedio del ejército federal. Cortada por los cuatro horizontes la ciudad. Y en Caracas hacían empeños vanos por ocultar la Victoria de los Federales y el sonado desastre del Gobierno en Buchivacoa. Era imposible acallar los rumores del triunfo en Coro. Falcón veía el renacimiento de su buena estrella sobre los muros de la ciudad sitiada, desde las estribaciones de la Sierra la misma panorámica contemplada desde el Cerro Santa Ana, cuando en sus mocedades echaba a volar sus pensamientos hacia lontananza en persecución de espejismos y a caza de ilusiones. Cumpliese los sueños juveniles. Juan Crisóstomo Falcón dueño irrefutable de su propio destino. Situado con su Estado Mayor en Caujarao, en las estribaciones de la Sierra. Era excelente su posesión con rutas extendidas para cualquier propósito. Campo abierto hacia mejores destinos. Caminos amplios hacia todos los horizontes. Buchivacoa extendía antenas empinadas sobre bastas perspectivas. Abrió de par en par portones de esperanza. La táctica del General Falcón resultó ser infalible: Prácticamente en poder de la Plaza de Coro. Sin disparar un tiro ahorraría sangre y lograba no sacrificar más vidas. Por ello dicto severas medidas para mantener el asedio. Sin necesidad de asaltar la ciudad bastaría mantener alerta a la oficialidad y de ronda a las tropas. El Coronel Michin, constreñido a los muros de la ciudad, no podía resistir más de una o dos semanas. Su resistencia era a términos. Una situación insostenible; cortado, aislado y desahuciado de posibilidades de salvación. Sin ninguna parte a donde dirigir la mirada. Incomunicado por mar; La Vela en poder de Falcón. Intensa vigilancia desde el litoral desde Cumarebo hasta el Ismo de Paraguana; la vía terrestre hacia Maracaibo y Barquisimeto cortadas en forma rotunda. Michin, estaba reducido tan solo hacia el casco de la ciudad. Cuidado si dispuesto a sacrificarse en caso de ataque, pero de cualquier modo vulnerable por la situación extrema. Cualquier otra resolución sería suicida. Estaba bien claro que el gobierno no podía socorrerlo. Por tanto no tenía modo de recibir ayuda. Lo habían dejado de la mano de Dios. Los días de su heroica resistencia eran contados. No podía soportar indefinidamente. La suya era una situación. La suya era una situación desesperada y desesperante. En medio de aquel estado de cosas, estaba de por medio la segura longanimidad del General Falcón. Era muy conocida su conducta en toda la región, su conducta humana y respeto por la dignidad ajena; las cuales eran instrucciones impartidas cuando se alejaba de su campamento y dejaba la responsabilidad del mando en manos del Estado Mayor. Había una solución ineluctable: la rendición. Y él estaba dispuesto a aceptarla en términos de extrema consideración. De otra parte amplio el radio de acción de sus operaciones. Era admirable la capacidad de trabajo desarrollada. No se daba punto de reposo. Desplegaba actividades de incomparable energía y buena voluntad, virtuales, propia de su madurez. Tenía 42 años. Respondía con creses a los imperativos de su estirpe. Venia de su génesis ancestral ser como era. De sepa Caquetía; hibrido de Caribe y Español. En medio de la propia naturaleza que nutriera su existencia, con jugos telúricos incidentes sobre su contextura humana. El hombre visto y analizado según los rastros de su herencia, tal como lo manifestamos al inicio de esta biografía. Colocado sobre tierra firme en el mismo sitio donde pego el grito libertario José Leonardo Chirinos y llevó su osadía hasta Caujarao. En el propio lugar donde fueron diezmados los esclavos en procura de su libertad. Desprendidos desde la “Hacienda Macanilla”, pagaron en Caujarao el tributo el producto de sangre fecundante del primer pimpollo libertario. Lucen como ironías del destino los ideales florecientes en aquel lugar; a salvo el tiempo, la distancia y las posibilidades que se remontaban a setenta y más años. Falcón batía sus alas en el vuelo de la Revolución Federal y se le multiplicaban las fuerzas y sus opositores rodando cuesta abajo en franco periodo preagónico. Veámoslo en el bosquejo de cuanto ocurría en las otras regiones del país, precipitadamente en el Centro y en la Capital de la República, ¡era una panorámica alucinante ¡ Antonio Guzmán Blanco lograba los objetivos planteados por Falcón. Andaba en caminos de cumplir su cometido. Había logrado significativos éxitos. Memoraba preponderante, por las inmediaciones de Caracas. En Guatire el 20 de septiembre de 1.862, ya está en Guatire y desde allí anuncia en una proclama que ha asumido «…la dirección general de la guerra en los estados Guárico, Carabobo, Aragua y Caracas…», a fin de darle unidad y concierto a las operaciones militares; La campaña lograda era concluyente. Las amenazas y peligros presentados por las fuerzas de Guzmán. Pusieron de manifiesto la verdadera capacidad militar del joven, quien al salir de Churuguara a cumplir la difícil misión no faltó quien le consideró incapaz. Tuvo razón Guzmán cuando se dirigió a los Jefes a y Oficiales y aún a los soldados, dijo: “Pues, bien señores, hasta aquí llego eso de llamarme Antoñito: de ahora en adelante soy el General Guzmán” (2), y , efectivamente, a poco andar, el Secretario General en Comisión, se había crecido hasta transformarse en la más grave amenaza del Gobierno Central y sus destartalados dominios de la dictadura de Páez. El gobierno rodaba por la pendiente del descredito y Guzmán ascendía hacia los Altos de Caracas, reclamando victorias federales; repartida en ecos por todo el territorio nacional la noticia hecha fama del triunfo ecos por todo el territorio nacional la noticia hecha fama del triunfo en Buchivacoa, que conmovía hasta los más remotos extremos del país. En aquellos momentos victoriosos que confirmaban la visión positiva del General Falcón al escoger a Guzmán para la Misión antes encomendadas al General Rafael Urdaneta, fue desempeñada por Guzmán con habilidad y éxito. Clara y con tino fue la escogencia y el cometido asignado a un hombre de apenas 33 años de edad. El poder de penetración, facultades de entendimiento y comprensión del Supremo Jefe Federal, se había curtido en la empresa de escoger hombres. Tuvo a bien encomendarle a Guzmán poderes suficientes y comisionarlo para que reuniera las fuerzas dispersas en el Centro del País y no falló en su acierto. Con decisión inquebrantable llevaba hacia adelante la campaña desde su salida de Churuguara. . La credencial expedida por el General Falcón, en aquella oportunidad era suficientemente expresiva. Tiene algunos juicios dignos de tomar en cuenta: “Churuguara, Agosto 16 de 1.862” “Ciudadano General” “Persuadido de la necesidad que hay de mi presencia en los Estados del Centro., y no pudiéndome “separarme en estos momentos de los campamentos del Occidente donde el enemigo ha “concentrado la mayor parte de su poder, fuerzas y elementos. He resuelto, que vaya mi Secretario “General A. Guzmán Blanco, quien en posesión de todos mis poderes, instrucciones, planes y deseos “me representará en aquellos Estados, pudiendo organizar, remover empleados, asumir el mando “del ejército en todo o en parte, y dirigirlo y administrado todo, en fin, como lo dirigiera y “administrara yo mismo, si estuviese presente. Y lo participo a usted para que le presten la misma “obediencia y cooperación que a mí me prestarían; pues, por la absoluta confianza que me inspira y “por lo identificado que está conmigo, debe vérsele como a mi propia persona durante mi ausencia. “Todos los demás empleados civiles y militares de los demás Estados de la República continuarán “recibiendo mis órdenes las que le comunique en su carácter de Secretario General mío, cuyo “carácter ha dispuesto se conserve”. “Dios y Federación “J.C. Falcón”. Y al respecto, del contenido de la anterior comunicación dice el biógrafo del General Guzman Blanco, R.A. Rondón Márquez; en “El Autócrata Civilizador, lo siguiente: “Una autorización tan amplia revela claramente que el Jefe de la Revolución Federal había “reconocido en Guzmán condiciones superiores y no como dicen los enemigos de este, que a fuerza “de adularle había logrado sugestionarle. Y aun siendo así, tendríamos que admirar el talento y la “habilidad para tal labor (3).” (3) ob. C. itda. T.T. Pag. 100. Concluyente el concepto de Rondón Marquez al referirse a la diatriba de Luis Level de Goda, quien al historial el asunto referido dice: “Al lado del General Falcón, en la Provincia de Coro, no había otro General capaz, con “autoridad y prestigio. Para sumir el mando en el Centro, que Bruzual…..Jefe de Estado “Mayor General…. Lo cual fue comprendido por Guzmán Blanco, mejor que por otro “alguno y se le ocurrió hacerse nombrar para este puesto, aspiró a él, y procedió en “consecuencia”. “Para entonces ya ejercía ese cargo una gran influencia y fácil le fue persuadirlo de que “debía mandarlo al Centro, en su carácter de Secretario General. A ninguno de los “principales Jefes y y personas importantes que rodearon al Caudillo, les gustó la elección “que se hacía en Guzmán Blanco, y así se lo manifestaron muchos, pero lo quiso el General “Falcón y se consumó el hecho”.“El General A. Guzmán Blanco, a pesar de sus grandes pretensiones de entonces y de “desmesurada ambición, comprendía que le faltaban títulos para que se le subordinárseles y “obedeciesen tantos Jefes Federales, Generales de grandes servicios y mucho valor”(1) Peca de parcializada la opinión de Level de Goda, dentro de las rivalidades de la época. Porque el historiador debe amoldar sus asertos sin darle beligerancia al interés político. Y el certero tacto político y militar de falcón, se comprueba en el rotundo éxito de la escogencia. Luego, si era el más capaz de sus oficiales y la designación fue como correspondía, la prueba historia a la vista no necesita comentarios. Desmiente a la plenitud al comentarista en el teatro de operaciones y sus resultados finales. Los vituperios huelgan. El menosprecio hacia Guzmán lo desautorizan sus acciones. Credenciales ganadas y virtudes sobresalientes en el desempeño de un alto cometido. La marcha del tiempo el curso de los sucesos convalidad su recta personalidad (1) Luis Level de Goda, Ob, ctad. Pag. 480 En el espacio histórico, los méritos de Guzmán y el tino y perspicacia del General Falcón, aparecen comprobados. La evidencia de los hechos y los resultados obtenidos no dejan lugar a ninguna duda. No requieren interpretación. Es necesaria la sindéresis. Falcón tuvo razón y Guzmán logra el resultado deseado. Los otros juicios, además de temerarios, son, apasionados. Pero dejemos a Guamán rematar con la espada, reforzar con la pluma, acrisolar con recursos dialecticos el éxito de sus gestiones guerreras, persuasivas y diplomáticas. Extendamos ahora la mirada a la panorámica del país nacional, dado el auge de la Revolución Federal. Veamos como en otras extensas latitudes también ganaba espacios y cobraba prestigiosa causa liberal. Venancio Pulgar en Maracaibo; ahora reforzado por el Coronel Jorge Sutherland. Antes prisionero de su compadre General Falcón, estaban en posesión de la Provincia de Maracaibo (1). Falcón se aproximó a ellos y desde Agua Clara, les dirigió correspondencia preparándolos para una entrevista que se llevó a lugar el día 20de Marzo en Quisiro; a cuatro jornadas del Cuartel General de Falcón. Pulgar y Sutherland salieron de Maracaibo hacia el sitio del encuentro y en aquella población celebraron un convenio de carácter provisorio, contenido en los siguientes términos: Incorporar la Provincia de Maracaibo a la Federación y elevarla a la categoría de Estado, con el nombre de Estado Zulia. Ascenso de los Coroneles Pulgar y Sutherland a Generales de Brigada. Crear un solo Distrito Militar en la jurisdicción de Táchira, Mérida y Trujillo bajo la jefatura del General Pulgar con el General Sutherland como Presidente de esa Unión mientras se arreglaba la dirección política de la República. (1) Para el mes de septiembre había llegado a Maracaibo el Coronel Jorge Sutherland y se alió a Pulgar. Era hijo legítimo del Cónsul Ingles del mismo nombre. Era este Sutherland un Oligarca militante, coronel centralista, que en Caujarao había caído prisionero en manos del General Juan Crisóstomo Falcón, el día 31 de junio de 1.862- Juan Besson –“historia del Estado Zulia” para, ed Tomo III. .pag. 185. Cumplidos tamaños quehaceres regresa Falcón a Capatárida, pasó a Caujarao y prosiguió hasta Carora, no sin antes confirmar las seguridades del asedio a Coro. La marcha hacia la jurisdicción de la Provincia de Barquisimeto obedeció a que en San Felipe, la oficialidad del Gobierno desconocio la autoridad del General Rubin. Este se había en retirado de Carora, después de la Batalla de Buchibacoa y regresaba al Centro, cuando por asunto del servicio se le revelaron. Desconocieron su superioridad los coroneles: Paredes, Gil, Torrella y el comandante Vazquez, apoyados por la tropa. Rubín fu é hecho prisionero y los sublevados ordenaron el regreso a Barquisimeto. Descendieron al campo de las defecciones y se disolvieron en grupos antagónicos. Falcón llegó a Carora y expidió una proclama a los ciudadanos de la Provincia de Barquisimeto. Llamaba “a la sombra de las banderas federales” a los barquisimetanos” donde tendrían acogida todos los venezolanos de buena voluntad, dispuesto a servirlas” Hasta Carora extendió Falcon la jurisdiccón del General Venancio Pulgar. La jefatra de operaciones se la confirió al General Manuel Bruzual, como Jefe de Estado Mayor General del Ejercito Federal. Volvío a Capatarida a fniquitar los términos del arreglo con el Estado Zulia y regresó nuevamente a Curazao. Mientras esto ocurria la situación, la situación de los sitiados en Coro era desesperada. Tal como lo tenía previsto el Jefe Supremo. Por último los coroneles Michin Jefe de la Plaza, Jorge Michilena, Jefe de Operaciones y el Doctor Juan de Dios Monzón, Gobernador de la Provincia de Coro, deliberaron acerca de la apremiante sitación, tanto de la población de Santa Ana de Coro, como de las tropas en ellas guarnecidas. Se dieron cuenta de la imposibilidad de recibir ayuda y demás términos en que se encontraban después del 6 de abril. Desidieron, al fin, dirigir un pliego de peticiones al General Falcón, con el Comandante Carlos Gonzalez. Plantearon la situación de entregarle la Plaza bajo decorosa capitulación. Desde su Cuartel General en la Vela, ese mismo día, correspondía Falcón en términos consideración y dignidad. Acogió gustosa la solución hacia tiempo esperada y al efecto les comunico a los sitiados que, al amanecer del día siguente llegaría a la ciudad el General Santos Mattei y el cudadano Nicoas Gil, facultado para firmar la Capitulación. Una de las acostumbradas expresiones, potestatva de la longanimidad del General Falcón para con los vencidos, decía: “No terminaré sin manifestar a ustedes la satisfacción que me produce la expectativa “lisonjera en que quedó, de que va a terminar sin más sangre, ni las otras desgracias que “son consiguentes, la guerra en este importante territorio, mi ambición ha sido siempre “propender a darle a este país la paz, que tanto necesita y haré lo posible para conseguirla “por los medios de la filosofía, antes que por los de la guerra”. De principios y sentimientos de esa índole, y de virtudes de tamaño alcance, hizo siempre alarde el General Falcón. No se ensaño jamás con los vencidos; siempre estuvo dispuesto a perdonar y perdono hasta a los traidores. Ya había puesto en libertad a Acevedo, enviado detenido desde el Centro, por el delito de insubordinación. Ahora por actos de liberalidad, entraba en posesión general de la Provincia de su nacimiento. Después de conferenciar cn los representantes, furon acordadas las condiciones de la capitulación: Primero: Garantía de la vida, honor, librtad y propiedad de todos los ciudadanos nacionales y extranjeros de la Provincia de Coro. Segundo: Entrega de la Plaza con todo el material de guerra en depósito y evacución inmediata de las fuerzas dictatoriales previamente desarmadas. Tercero: Orden al Cantón Paraguana para la suspensión de hostilidades y embarc de su guarnición para otro lugar fuera de la jurisdicción federal. Cuarto: Uso de sus armas de defensa personal, bagajes y equipajes a la oficialidad. Quinto: Expedición de pasaporte a los militares o ciudadanos que así lo soliciten. Ese mismo día ratificó el General Falcón los t´rminos a la Capitulación firmada, y comisiono al General Rafael Petit y al Comandante Fabio Bocanegra, para llevar a los sitiado copia firmada del documento de capitulación y recibir el parque. Al aterdecer comenzó la entreda del Ejercito Federal a la Capital Coriana. En el mismo instante por la calle adyacente salían los rendidos. Un episodio elocuente más sobre la longanimidad del General Juan Crisóstomo Falcón. Prueba de amplitud de espíritu y generosa integridad. Algunos de los exaltados, satisfechos por el triunfo, al ver entrar a las Fuerzas del Comandante Supremo de la Federación, trataron de abuchear y hacer escarnios al desfiles de los capitulados y el General Falcón quien en esos momentos entraba a la casa de su padre Don José Falcón (situada en la antigua Calle de la Santísima Trinidad, frente a la Plaza Alegría hoy Plaza Zamora) se encaró a los rechiflado res y les dijo: “Señores, respeto; esta casa es la casa de mi padre, y vengo a ella, porque es el “templo donde rendiré tributo de admiración a Don Pepe Falcón, respetuoso como “el que más de la dignidad de los hombres”. Un profundo silencio al entrar el Comandante Supremo General Juan Crisóstomo Falcón al hogar de sus progenitores. Era el signo de la reconquista de su cuna. El de la Región donde el dictamen de la posteridad daría su nombre al proceso y tradicionalmente glorioso Estado Falcón. Elocuente No a el (1) la muerte del General Rafael Urdaneta (hijo) Rafael Guillermo Urdaneta Vargas(n. 1823 †1862) Militar y político venezolano nacido en Maracaibo en 1823 y fallecido en Barbacoas el 10 de marzo de 1862. Era hijo del general Rafael Urdaneta y Dolores Vargas París, próceres de la independencia de Venezuela y Colombia. Contrajo matrimonio el 9 de junio de 1851 con Mercedes De la Plaza Manrique de Lara, hija de Ramón De la Plaza Obel-Mejía y de Mercedes Manrique de Lara Fajardo, con quien tuvo por hijos a Rafael, Rodolfo y Mercedes Urdaneta De la Plaza. Urdaneta estudió en la Academia Militar. Como oficial marchó bajo las órdenes de su padre para liberar la provincia de Maracaibo. En 1841 recibió el grado de subteniente y pasó a laborar en la Secretaría de Guerra de Venezuela. Al año siguiente pidió una licencia en su puesto para viajar a Europa por invitación de su tío, don Pepe París, quien le costeó su estadía en el viejo continente. En esas tierras recibió a su padre cuando fue nombrado como embajador en España, pero el benemérito general falleció a solo un mes de haber llegado a Europa. Esta situación lo llevó a regresar a su patria, reintegrándose a su antiguo cargo en el gobierno del general Soublette. Urdaneta alcanzó el grado de general, y fue postulado como candidato a la presidencia de la República, pero en el desarrollo de una guerra civil vio interrumpidas sus aspiraciones al morir en la batalla de Barbacoas, municipio del estado Aragua, que en su memoria cambió su nombre denominándose Municipio Rafael Guillermo Urdaneta y cada año, en el aniversario de su fundación (21 de mayo), se festejan reconocimientos homenajes al general. Categorías: • Nacidos en 1823 • Fallecidos en 1862 • Militares de Venezuela • Maracaiberos Cañones y garrulas (2) Antonio Guzmán Blanco Caracas, 20.2.1829 _ París, 28.7.1899Abogado. Político, estadista, jefe militar de la Guerra Federal, caudillo del Partido Liberal Amarillo y presidente de la República en varias ocasiones entre 1870 y 1888. Hijo del político Antonio Leocadio Guzmán, fundador del Partido Liberal, y de Carlota Blanco Jerez de Aristeguieta, emparentada con la familia de Simón Bolívar. Durante su infancia y adolescencia, Guzmán Blanco, primogénito de ese matrimonio, sufrirá, junto con su madre y hermanos, los avatares de la vida pública de su padre, poderoso unas veces y perseguido otras. Inicia sus estudios en Caracas en el colegio Independencia de Feliciano Montenegro y Colón. A los 19 años, hacia agosto-septiembre de 1848, desempeña su primer cargo público, como jefe de sección en la Secretaría de Relaciones Exteriores. En la Universidad Central de Venezuela cursa la carrera de derecho, alternando durante un tiempo los estudios con las actividades del funcionario. En 1854, era a la vez, miembro de las logias masónicas caraqueñas Concordia y Esperanza, y de la Sociedad de María. El 1 de marzo de 1856, es licenciado en derecho civil y el 14 de abril siguiente, recibe el título de abogado. Hacia esa época corteja a Luisa Teresa Giuseppe, nieta del general José Tadeo Monagas, presidente de la República por segunda vez, quien no aprueba esos amores. Poco después, Guzmán Blanco es nombrado cónsul de Venezuela en Filadelfia, de donde pasa con el mismo cargo a Nueva York y es luego secretario de la Legación en Washington. Dos años permanece en Unidos. Regresa en 1858, al caer el presidente Monagas y ve cómo su padre es arrestado y enviado al exilio en junio de ese año, junto con otros jefes del movimiento liberal, por el nuevo gobernante, general Julián Castro. En agosto, Guzmán Blanco es acusado de participar en la conspiración llamada La Galipanada y arrestado junto con otros opositores; se le somete a juicio y es absuelto, pero al poco tiempo, el 18 de septiembre de 1858, el Gobierno dispone su salida del país, como muchos otros ciudadanos considerados desafectos. Logra esconderse y protesta por escrito, ante las autoridades judiciales y la Convención Nacional reunida en Valencia, alegando que habiendo sido declarado inocente por los f, no es legal su expulsión. El Diario de Avisos de Caracas publica sus protestas. Al fin, es capturado y desterrado el 8 de enero de 1859 a las Antillas. Allí se unió a los revolucionarios que encabezaban los generales Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón; su padre estaba cerca del primero, en tanto que Guzmán Blanco permanecía en el séquito del segundo. Después de haber sido proclamada la Federación en Coro el 20 de febrero de 1859 por el comandante Tirso Salaverría y del desembarco casi inmediato de Ezequiel Zamora en La Vela de Coro, hechos en los cuales no participó directamente, Guzmán Blanco se dirigió desde las Antillas a la región coriana para incorporarse a la lucha. El 15 de marzo, la goleta inglesa en la cual viajaba fue apresada ante La Vela de Coro por un buque de guerra del Gobierno central, pero el capitán inglés protestó y los dejaron regresar libremente a Curazao, donde se hallaba Falcón. Como el presidente Julián Castro había concedido una amnistía política y su gobierno había entrado en contacto, buscando un arreglo pacífico, con algunos jefes federalistas de Tierra Firme y con Falcón, éste envió a Guzmán Blanco en misión a Caracas para explorar la opinión de sus copartidarios, en junio de aquel año, la decisión fue continuar las hostilidades. Cuando Falcón desembarcó en Palma Sola el 24 de julio, llevaba a su lado a Guzmán Blanco quien, como licenciado en derecho, fue designado auditor general del Ejército. Durante la campaña, ya como teniente coronel, aunque sin abandonar sus funciones jurídicas, participó en los combates sucesivos, hasta la toma de Barquisimeto el 3 de septiembre de 1859. En una imprenta existente en esa ciudad se empezó a publicar el periódico El Eco del Ejército, cuyo redactor era Guzmán Blanco. Como militar, como consejero político y como escritor, seguirá al lado de Falcón hasta que éste se reúna con Zamora y participará, siendo ya coronel, en la batalla de Santa Inés (10.12.1859), la primera gran victoria de la Federación. El 10 de enero de 1860 se halla en el sitio de San Carlos y ve caer muerto ese día, muy cerca de él, al general Zamora. Derrotados los federalistas en la batalla de Coplé (17.2.1860), donde actuaba ya como secretario general del Ejército mandado por Falcón, marcha con éste a la Nueva Granada (Colombia). A mediados de abril de 1860, ambos están en Bogotá, donde Falcón publica el 15 de mayo un manifiesto en la redacción del cual participa Guzmán Blanco. De allí viajan a Cartagena y luego a la isla de Saint Thomas, donde se habían reunido muchos revolucionarios. Durante un año, Guzmán Blanco acompaña a su jefe en Saint Thomas, Curazao, Haití, Aruba y otros lugares en busca de recursos para organizar otra expedición. Ésta desembarca en la región coriana, con el coronel Guzmán Blanco como secretario general, a comienzos de julio de 1861. La revolución toma nuevo impulso. Meses después, el general José Antonio Páez (quien había asumido la dictadura en Caracas), propuso una entrevista con el general Falcón para tratar de paz. Guzmán Blanco, quien había sido ascendido ya a general, acompañó a su jefe hasta el campo de Carabobo, donde se celebraron las conferencias a comienzos de diciembre de 1861, en las cuales intervino activamente, así como su contraparte, Pedro José Rojas, secretario general del Gobierno de Caracas; pero no hubo acuerdo. Al reanudarse en 1862 las hostilidades, Guzmán Blanco actúa cada vez más como militar, sin dejar de ser uno de los principales consejeros de Falcón. Durante la primera mitad de ese año combate en la región coriana, sucesivamente en Purureche (21.1.1862), La Peñita (2.4.1862), Caujarao (21.6.1862) y en el fracasado asalto a la ciudad de Coro el 26 de junio de 1862. El 16 de agosto siguiente, Falcón lo nombra jefe de todas las fuerzas federalistas de la región central. El 20 de septiembre está ya en Guatire y desde allí anuncia en una proclama que ha asumido «…la dirección general de la guerra en los estados Guárico, Carabobo, Aragua y Caracas…», a fin de darle unidad y concierto a las operaciones militares. A la vez que sigue combatiendo (acciones de Quebrada Seca, de Agua Blanca y de Guacamaya, cerca de La Victoria, en octubre y noviembre de 1862), inicia una campaña de persuasión escribiéndole a notables personajes como Fermín Toro (marzo 1863), a fin de incitarlos a derrocar la dictadura de José Antonio Páez, cuyas tropas habían sufrido varios reveses tanto en el centro como en otras regiones. Llega con su ejército a las cercanías de Caracas y, del 14 al 17 de abril de 1863, sostiene varios combates con los centralistas en la zona de San Antonio de los Altos y de San Pedro. Cuando se dispone a atacar la capital, recibe proposiciones de paz. El 23 de abril él y Pedro José Rojas, segundo de Páez, se reúnen en la hacienda de Coche y el 24 firman el acuerdo conocido como Tratado de Coche, que entra definitivamente en vigencia el 22 de mayo de 1863. Poco después las fuerzas federalistas del centro entran en la capital con Guzmán Blanco a la cabeza. La Asamblea Nacional, prevista en el tratado, se reúne brevemente en La Victoria a mediados de junio, nombra a Falcón presidente provisional de la Federación venezolana y vicepresidente a Guzmán Blanco, «…sin que tal nombramiento [dice el acta] lo inhabilite para desempeñar, entre tanto, cualquier otro acto público…» Tenía, en ese momento, 34 años.
Posted on: Wed, 30 Oct 2013 03:08:21 +0000

Trending Topics



0px;">
Dear Lord, thanks for letting us live in the beam of thy love, for
Porque Maria Corina Machado no esta en la carcel como co-fundadora

Recently Viewed Topics




© 2015