CAPÍTULO 2. ZOMBIS, LOS MUERTOS VIVIENTES Humanos, fijaros lo feo que es criticar sin conocer. Nuestro pueblo siempre se llamó a si mismo Zombi, no me preguntéis porqué, porque ya nadie se acuerda. En cuanto a nuestra primera evolución (hay dos, luego os cuento la segunda parte) hay un par de teorías contrapuestas a las que no hacemos mucho caso, una por plasta y la otra por patética. La primera es un tostón que empieza con que si un pequeño roedor superviviente de la broma Marciana del pedrusco volador, evolucionó en un primate que a lo largo de los siglos se convirtió en algo parecido a un Zombi pero primitivo, y blablablá y sigue y sigue. Os lo dije, aburrido. La patética es más bonita o al menos a mí me lo parece. Veréis, os la cuento. Érase que se era un joven Marciano gris a quien la curiosidad espoleaba. Aburrido de pasar noche tras noche cargando de explosivos la almohada de la cama de sus padres, y que estos dejaran de moverse tras la primera explosión, decidió darse una vuelta por el vecino planeta. Tras dos minutos paseando frustrado por el anodino paisaje terrestre, y a punto de subir a su nave y regresar a Marte vio, balanceándose en sugerente vaivén, una hermosa Primate que le sonreía. Que le dijo qué a quien es algo que el peso del tiempo oculta, pero el caso es que yacer… yacieron. Minuto y medio de gloria Marciana bastaron para engendrar el pueblo Zombi. Acto seguido la Primate se comió al Marciano, no se sabe si porque tenía hambre o porque se había quedado a medias en el acto conceptivo. Y se dice que de ahí venimos. No me diréis que no es mucho más interesante esta teoría que la otra, y supongo que ya tendréis claro porqué la llamamos la patética. En cuanto a si alguno de vosotros siente la tentación de burlarse de esta historia… os recuerdo que según vosotros un palomo dejó en cinta a una señora…, y que todos los Zombis somos grises. VVV Sea como fuere el caso es que evolucionamos rápidamente, y fruto de ello y de que no teníamos muy claro que hacer nos reunimos en la primera asamblea Zombi, donde uno de nosotros propuso que fuéramos una raza técnica. La idea nos pareció bien y nos pusimos a inventar cosas sencillas al principio, como el fuego, la rueda y la telefonía móvil, pero con el tiempo la cosa se complicó. Después de crear la tele circular, el metro volador, el barco subterráneo y el autobús interestelar aquello empezó a aburrirnos soberanamente, así que en una segunda asamblea decidimos ser científicos… lo mismo. Tras llegar a enunciados tan irrefutables como “todo cuerpo sumergido en un fluido se moja”, “el átomo en determinadas circunstancias tiene muy mala hostia”, o enunciar la “teoría de cuerdas y cadenas”, llegamos al culmen demostrando que “lógicamente todo es relativo… o no”. Así que como nos aburríamos de nuevo y ya habíamos sido tecnológicos y científicos decidimos, evidentemente en la tercera asamblea, que de estas cosas menores se encargaran la máquinas… a punto estuvimos de morir antes de tiempo. Una advertencia Humanos, desconfiad de las máquinas, pues una vez son conscientes de su propia existencia no dudarán en amargar la vuestra, y si tienen la más mínima oportunidad os aniquilarán. Nosotros las pasamos reputas cuando el jodido ordenador central decidió por su cuenta y riesgo o que nos sometíamos o nos destruía. Afortunadamente a alguien se le ocurrió tirar del enchufe de la pared, y evidentemente el paso siguiente fue despeñar el puto cacharro barranco abajo. El caso es que nos quedamos sin saber qué hacer, y bueno, así aguantamos mil años, dos mil, pero cuando llevábamos ni sé el tiempo sin hacer nada pasó lo que tenía que pasar, de la noche a la mañana nos morimos todos de asco y de puro muermo. VVV Aun hoy recuerdo perfectamente aquella mañana, la de la segunda evolución. Me levanté como siempre, a eso de las dos y media (os recuerdo que no teníamos nada que hacer), me fui a mear y oye, ni gota. Me dije a mi mismo que tenía que tener una conversación seria con la próstata y lo dejé para luego. El desayuno me pareció lo más insípido que jamás había probado, pero lo achaqué a las putas marcas blancas del supermercado, y en cuanto al primer cigarrito de la mañana me supo directamente a mierda de perro. -Mal empezamos el día- me dije, y me sumergí en pensamientos tipo blob-blob, de esos que te dejan sentado mirando a ninguna parte con la boca abierta de par en par, y que si fueran sometidos a escáner cerebral darían como resultado algo parecido a un paisaje plano salpicado de suaves colinas. El caso es que me sacó de mi letargo la visita de mi vecina. -Buenos días- me dijo, -Oye, ¿a ti no te da la sensación de como que estamos muertos? La verdad es que la chica no tenía muy buena pinta. El cabello se le caía como si cada uno de los pelos estuviera haciendo una carrera por ver cual llegaba primero al suelo. El blanco de los ojos ahora era amarillo pútrido. El gris de su piel era “más” gris… y no había ni una sola de sus encías que no sangrase mientras me sonreía de pie en la entrada de mi casa. -Bueno- le dije, -como tu pregunta ha sido en plural supongo que mi aspecto no diferirá en exceso del tuyo, así que supongo que sí, debemos de estar muertos. ¿Te apetece un café?- Después de tomar un café que escupimos porque sabía a fregona mal escurrida llamamos a reunión al pueblo Zombi, donde se decidió que efectivamente, habíamos pasado a lo que vosotros llamáis metafóricamente “mejor vida” y que personalmente nunca he entendido, pero que para nosotros significó encontrar el sentido de nuestra existencia. Mira por donde lo de morirnos todos a la vez y tomarlo a nuestra forma, me va a venir muy bien para explicaros una de las diferencias que hay entre nuestras razas y que quería comentaros. VVV Veréis, los Zombis somos seres lógicos, mientras que los Humanos sois racionales, y eso implica enormes diferencias de conceptos entre nosotros. Lo vais a entender enseguida. Para nosotros la muerte era la consecuencia LÓGICA de una vida vacía y sin alicientes, un salto cualitativo entre las posibilidades y limitaciones que da la vida y las probabilidades enormes que se abren cuando mueres. De entrada habíamos demostrado que teníamos un espíritu, ante la más que evidente falta de vida de nuestros cuerpos y la paradoja de que siguiésemos siendo seres pensantes. Así que os podéis imaginar nuestra LÓGICA alegría al descubrir un mundo absolutamente nuevo y repleto de posibilidades y descubrimientos. Sin embargo, uno de vuestros problemas es que RACIONALIZAIS la lógica, y no lo hacéis en función de que esta pueda variar como varía absolutamente todo según vas aprendiendo cosas (véase a Galileo, por ejemplo), sino que os cuesta horrores admitir que a veces vuestras razones estar equivocadas y las defendéis a capa y espada, las hacéis inamovibles. Mirad la muerte del pueblo Zombi y como nos la tomamos, y ahora imaginad que os pasa a vosotros. De entrada vuestro razonamiento en este tema (y en casi todos) no es uno, sino que depende de la religión que practiquéis o de que seáis agnósticos, de si llegáis a ese momento sanos o enfermos, o de si tenéis mucho, poco o ningún miedo a perder la vida, etc. Según eso ante la lógica del binomio vida – muerte esgrimís razones de lo más diversas para afrontar el hecho, y yo no digo que cada uno de vosotros podáis tener vuestra razón íntima y personal para creer en lo que os dé la gana o aliviar vuestro miedo, pero no me negaréis que tener TODOS razón y defender esta como única y verdadera nos lleva a la lógica conclusión de alguien se equivoca. Me imagino la escena. De pronto toda la Humanidad se muere. Católico: -mirad, aquel de allá debe de ser nuestro Dios- Judío: -de eso nada Cristiano, es sin duda Yahvé- Agnóstico: -bobadas, es un señor con barba- Y lo peor de todo es que ante la oportunidad única y lógica de ir a preguntar directamente a ese señor quien era, preferiríais liaros de nuevo a palos por miedo a perder cada una de vuestras razones. ¿Entendéis ahora la diferencia entre nuestras formas de tomarnos las cosas? Por concluir con el tema, la lógica es un camino que se recorre a base de hechos, y que no importa en exceso a donde lleva, sino como se discurre, esa es la aventura. La razón está sentada sobre una silla fabricada con ideología y doctrina, con sus partes clavadas entre sí con clavos de hierro y a puro martillo, y tenéis el planeta repleto de sillas a las que os agarráis con fuerza, y de la que solo os levantáis para esgrimirla como arma para golpear al vecino. VVV Volviendo a lo importante del relato. Una vez asumido que estábamos muertos y que teníamos espíritu, el siguiente reto era dilucidar qué hacer, si viajar eternamente en forma de entes sin cuerpo por el tiempo y el espacio a la búsqueda de cosas nuevas, o quedarnos en las cercanías como muertos–vivientes paseando y charlando. La cosa tenía su miga por la más sencilla de las obviedades, y es que todo ser pensante necesita su entorno para poder tener un sitio a donde volver, me explico. ¿Cuántas veces habéis dicho eso de que como en casa no se está en ningún sitio, o que a gusto se caga en el propio váter y que mal en el ajeno?, ¿Cuántos de vosotros, que por motivos de pura necesidad habéis tenido que abandonar vuestro hogar y emigrar, lo echáis de menos?, supongo que todos. A nosotros no se nos planteaba esa necesidad, solo nos habíamos muerto, así que decidimos aprovechar la posibilidad de ir allí donde nos apeteciera en espíritu y conservar nuestros restos para poder volver a la casa de todas las casas, el propio cuerpo, cuando nos apeteciera. Gracias a esa buena decisión os puedo contar que he visto cosas, más allá del cinturón de Orión, que vosotros no podríais ni imaginar, pero a diferencia del Replicante de la película no se perderán como lágrimas en la lluvia con mi muerte, sino que son compartidas con los míos cada vez que vuelvo a casa. La decisión era sencilla de tomar, ir y venir en función de las ganas que uno tuviese. Ahora me diréis, ¿y cómo solucionasteis el problema de la putrefacción de los cuerpos?, os lo cuento en el siguiente capítulo.
Posted on: Wed, 04 Sep 2013 08:20:29 +0000
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