COMO UN CARACOL DE LUNA La mitad de la casa de la abuela era de - TopicsExpress



          

COMO UN CARACOL DE LUNA La mitad de la casa de la abuela era de viento la otra mitad de agua de tierra sólo tenía el piso porque el techo era de cielo y el corazón de nube alta de espuma y leche En la casa de la abuela uno podía dormir con la cabeza adentro y los pies afuera y dividirse el cuerpo y el mundo en pájaro o pez -y si quedaba tiempo- pensar en lombriz o lucero La casa toda de la abuela era de sueño y si uno se dormía temprano volaba hasta las ramas y entonces veía la casa desde el árbol del patio -pequeña y amarilla- como un caracol de luna que da la vuelta al mundo para entender que puertas adentro -en lo blando del espíritu- es donde Dios se sienta y come su pan de amor OVEJOS DE CIELO Madre tenía una flor con su olor unas veces era amapola y otras azahar y un ovejo que se trepaba en las nubes y pastaba cielos y jazmines La luna lo albergaba en sus habitaciones de heno y cuando amanecía lo acompañaba hasta un lucero cerraba los ojos y lo soplaba tan fuerte que el ovejo volaba cielo abajo y hacía truenos que eran berridos y relámpagos con sus inmensos ojos de miedo -y cuando caía en los copos de la mata de ciruelo- pedía clemencia: veen veeen y yo subía rama a rama hasta hacerlo bajar y dejarlo dormir en un rincón junto a la hamaca del abuelo. COMO UN ABANICO VERDE Madre alzaba la mano y sus dedos eran melindres y todo lo que tocaba florecía y se espantaban los miedos y se cerraba el mundo bajo su abanico verde. UNA PELÍCULA QUE NUNCA SE FILMÓ Cuando terminaba la tarde el cielo se pintaba de naranja y bermellón los pájaros picoteaban las frutas y volaban a dormir y si el otro día llovía el cielo se abría y aparecía Dios saludando como en una película antigua que nunca se filmó. SE LLAMABA TRUENO El abuelo hablaba con los árboles y los árboles se dormían recostados de sus sombras y cada sombra tenía su resplandor: un sol con dos puertas y una salida al patio por donde cantaban los gallos su madrugada y regresaban del cielo -con sus pesebres rojos y verdes- los ovejos de nube y algodón y un caballo negro que se llamaba trueno. TENÍA EL CORAZÓN AZUL El abuelo Justo tenía el corazón azul barbas de maíz y una mirada infinita que si uno se detenía a verla se dormía de pie en cualquier rincón Sus manos eran pozas de agua donde se guardaban las lágrimas y venían a beber sin temores los pájaros de la tarde Cuando caía la noche se abría la puerta y entraban las luciérnagas y ya no hacía falta poner un árbol de navidad entonces el abuelo apagaba todas las luces y se iluminaba la casa, la calle y el cielo y entraba la señora paz y se sentaba en su silla o se ponía a cantar unas canciones tan largas que la voz se le perdía entre los cantos de abril y entre las lluvias de mayo. Del libro/ Viaje en ese extraño vapor
Posted on: Mon, 01 Jul 2013 02:59:48 +0000

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