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COMPARTO: LAS FUTURAS GENERACIONES Está escrito en la Parashá: “Mipenei Sebá Takum – Ante un anciano, ponte de pie” ( ). El Zohar explica tres análisis de este versículo, pero nosotros nos vamos a concentrar en el tercero. El primero se entiende que cuando veamos a un anciano debemos honrarlo, el segundo explica que cuando veamos a un sabio debemos honrarlo y el tercero se refiere a que antes de hacer una trasgresión debemos ponernos de pie. Es decir, antes de que sigamos trasgrediendo y envejeciendo, mejor es hacer teshuvá en la juventud. Tal y como lo dijo el rey Salomón: “Zejor Et Boreja Vimei Bejorteja – Recuerda a tu Creador, en los días de tu juventud” ( ). ¿Por qué es mejor volver en teshuvá cuando se es todavía joven? En el tratado de Yomá 86b y Maimónides explican: ¿Cuál es la teshuvá verdadera? Aquel que hizo teshuvá y se le presentó la misma oportunidad de pecar, y no lo hizo. Entonces se hizo un Baal Teshuvá de verdad. Por eso, cuando una persona hace Teshuvá en la vejez, seguro que es muy bueno, pero no es como un joven a quien se le pueden presentar numerosas oportunidades u ocasiones de pecar por segunda vez y no lo hace. Relata la Guemará que Elisha Ben Abuyá estaba a punto de morir y Rabí Meir se le acercó y le dijo que hiciera teshuvá. Elisha le preguntó: ¿Acaso puedo hacer teshuvá ahora? Rabí Meir le dijo que hasta el último instante, siempre, se puede hacer teshuvá, “Tasheb Enosh Ad Daká – Volver se puede hasta el último instante” ( ). Incluso así, Dios lo acepta. El que hace teshuvá en la vejez, Dios le acepta en su palacio. Pero en la juventud, cuando aún puede continuar haciendo pecados y no los hace, el mérito es mayor. Como dice la Guemará (Avoda Zará 19a) con respecto al versículo: “Ashrei Ish Yerá Et Hashem – Dichoso el hombre que teme a Dios” ( ). ¿Qué significa hombre? Dice Rabí Amram en nombre de Rab: Dichoso el que hace teshuvá cuando es un hombre y no cuando es un anciano. Muchos jóvenes me vienen a decir: Rabino, ¡déjenos disfrutar de la vida, después haremos teshuvá!, ¿No es una lástima desperdiciar los mejores años de la vida? Desafortunadamente, piensan que eso es vida y por eso les aconsejo lo que dice el Pirké Avot: “No digas que cuando tengas tiempo estudiarás, ya que no lo tendrás”. ¿Quién les asegura que en el futuro tendrán oportunidad de volver en teshuvá? ¿Quién sabe si habrá futuro? No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Además está escrito en el Pirké Avot ( ): “Halomed Yeled Lemá Hu Domé Lekoteb Al Niar Jadash. Halomed Zaquen Lemá Hu Domé Lekoteb Al Niar Majuk - El que aprende de niño se parece al que escribe en una hoja nueva, el que aprende de viejo se parece al que escribe en un papel borrado”. Porque el cerebro es como una hoja de papel; cuando escribes tonterías y tratas de borrarlas, para escribir cosas sabias, resulta muy difícil porque siempre queda la señal de lo escrito anteriormente. Si la persona se acostumbra a pensar desviadamente, a ver cosas malas, a escuchar cosas prohibidas, a hacer pecados, a comer terefá, el día que quiere hacer teshuvá le es muy difícil. Por eso, mientras menos impurezas tengamos y escribamos sobre la hoja de papel, más fácil será escribir en ella palabras de Torá. También viene dicho en Pirké Avot ( ): “Lefum Zará Agrá – Mientras más difícil sea, mayor será la recompensa”. Dios sabe lo difícil que es abandonar, en tu juventud, la buena vida tal y como la llamas y por eso la recompensa va en función del esfuerzo realizado. No es lo mismo un joven que viene a rezar en las mañanas a shajrit, que un anciano que desde las cinco de la mañana está despierto en su casa. Por supuesto que no digo estas cosas para ofender a los mayores, ni mucho menos, sino para mostrarle al joven qué tan importante es que se despierte ahora que es joven y no después, cuando sea mayor. Por eso dice el tratado de Berajot 34b del Talmud: En el sitio donde se paran los que volvieron en teshuvá, los justos no pueden pararse en él. Maimónides explica el motivo de esta frase, diciendo que como el que hizo teshuvá probó el sabor del pecado, y ahora se alejó de él, controlando sus deseos, resulta que sus esfuerzos de auto control son mayores que los de los más justos del mundo. Ya nuestros sabios lo ejemplificaron, con un rey que encomendó a sus mejores guardianes de cuidar un vino especial y le dio a cada uno una botella. Al transcurrir el tiempo el rey pide las botellas a cada uno y ve que el primero se la tomó completa, el segundo probó un poco y el tercero la mantuvo cerrada todo el tiempo. ¿Quién se merece un premio? El primero seguro que no, el tercero cumplió con la orden del rey, pero el segundo es el más alabado ya que probó el vino especial y a pesar de eso se pudo contener de seguir tomando el vino. Por eso Dios valora muchísimo al joven que vuelve a los caminos de teshuvá, porque probó el sabor del pecado y no continuó pecando; sin embargo el que nunca lo probó su mérito es mucho menor. Otro de los motivos del por qué es mejor volver en teshuvá lo antes posible, es porque mientras más años pasen, más pecados se siguen cometiendo, y el día en que volvamos en teshuvá más pecados realizados nos recordarán las personas, cosa que no es nada agradable. Además que los pecados que se hicieron rutina en la vida, a la hora de abandonarlos el reto es mucho más difícil. Por eso, en la época del Templo, en la fiesta más alegre, Sucot, los rabinos más justos bailaban cantando: Dichosa nuestra juventud que no avergonzó nuestra vejez. Es decir, cuando la niñez y la adolescencia no avergüenzan la vejez de la persona es una de las mayores satisfacciones que uno puede recibir en la vida. Cuantas personas conocemos que en el pasado hicieron errores graves y hasta el día de hoy son recordados por eso. Así pues, mi querido joven, aprovecha ahora con tu juventud, con tus fuerzas, para servir a Dios y no olvides que en cualquier momento viene el Mashiaj y mejor será que nos consiga a todos arrepentidos del pasado, con más temor de los cielos y con más Torá, ya que cuando venga no hay posibilidad de arrepentimiento. La grandeza del arrepentimiento radica en sobreponerse a los deseos en momentos de oscuridad, de duda y decirle a Dios: Yo creo en tí ciegamente, incluso aunque no te vea. Por eso, una vez que venga el Mashiaj y todo ya esté revelado, no hay ninguna gracia en decirle a Dios que creemos en Él, ya que será algo claro y palpable su veracidad. “Que sea la voluntad de Dios que ayude a muchos jóvenes a despertar, a que abran sus ojos para que enderecen sus caminos. Amén.”
Posted on: Wed, 14 Aug 2013 01:11:02 +0000

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