CONGELADOS Sostengo en la mano derecha una bolsa de verdura congelada. En la izquierda, otra bolsa aparentemente igual a la primera, pero de la competencia. Comparo el contenido de las dos marcas. Conservantes. Estabilizantes. Valor energético. Tiempo de cocción. Oigo la voz de Aleksandr convertida en motor de fórmula 1 aproximándose con el carro por el pasillo de los yogures. Cuando llega a mi lado se detiene, abandona el volante y alarga sus brazos dentro de la cámara frigorífica. Sumerge las manos debajo de los productos como si lo hiciera bajo un manto de nieve. Prueba con todos. En los guisantes a granel crispa los dedos. Se queda inmóvil. La vista perdida en el depósito de guisantes congelados. Unos segundos más tarde busca mi mirada en lo alto y me dice: es el invierno. Luego en la caja, mientras pago, sus manos aún enrojecidas por el frío juguetean con la cinta transportadora. Viéndole, recuerdo los versos "la inspiración me congela las manos cuando escribo la palabra nieve". Termino de embolsarlo todo. El pasado, también. (Inédito)
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 18:57:52 +0000
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