Cada vez me cuesta más trabajo decir cosas de mi niñez; no sé - TopicsExpress



          

Cada vez me cuesta más trabajo decir cosas de mi niñez; no sé si es cosa de el tiempo que no tiene paredes, o la edad que minimiza mi raciocinio. Si ésto es verdad no es necesario el comentario; si miento acepto correcciones. A eso de las 6 de la tarde, salia, por la puerta de maderas desvencijadas de su casa Don Juan Prieto; atrás de él: Naty, su nieta; una mujer enjuta, de grandes bustos, gruesos labios y piel un poco más que morena, de edad difícil de determinar. Don juan; por demás esta decir por que le deciàn prieto; con sumo cuidado, con la palma de su mano derecha a la altura de èl hombro y exactamente por la mitad, soportaba un tablon de .30 mts. de ancho por 3 mts de largo; el que, con especial cuidado traía acomodado el pan, que tarde con tarde llevaba a vender a la plaza del pueblo. Naty, acomodaba los banquitos, equidistantes y don Juan descansaba su tablón. Sín duda alguna el mejor pan del que Yo recuerde. Don Juan vivia, al terminar la calle que empezaba donde la tienda de abarrotes de los Casa Blanca, y terminaba donde vivian los Peñalosa. Para más señas, es la calle donde estaba la cantina de Don José Tlapanco. Bueno todo ésto es por que he olvidado los nombres de las calles, tras el paso de tantos años. Bueno hablaba de Don Juan: Aquel hombre alto, encorbado de origen incierto y desconocido, y de su Nieta; cuyo aspecto no común para el resto de los Apaxtlenses, despertaba más de un comentarios. él había llegado con un costal de ixte al hombro y su nieta de la mano, procedentes de Tecolhuixtle, un caserío con chozas de palmas que rozaban las yerbas; a orillas del camino de terracería que llevaba a tLatzala. Ahí se asentó esa colonia de familias de color; las que los padres de sus padres atravezaron la sierra madre del sur, viniendo de las costas de Acapulco, donde eran explotados; aún muchos años después de abolida la esclavitud; tendriamos que considerar que las noticias más recientes, viajaban en lomos de burros, y llegaban decenios después. Solo quiero agregar, para evitar el tedio, que el origen de la receta de ese pan, no era para nada de esas tierras nuestras; igual la mansedumbre y humildad de Don Juan Prieto. Su vida no era cuestión de hábitos, más bién, creo Yo, de genética. DON JUAN PRIETO
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 01:56:01 +0000

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