Capitulo 08: La Isla de Fuego, tercera parte Escrito por - TopicsExpress



          

Capitulo 08: La Isla de Fuego, tercera parte Escrito por Letant En capítulos anteriores… Una serie de extraños e inesperados ataques perpetrados por los caballeros negros se han ido sucediendo en distintos centros de adiestramiento tutelados por el Santuario. Aunque el objetivo y los intereses de estos caballeros negros son aun desconocidos, si se ha sabido su interés especial por obtener ciertas armaduras de bronce para un uso aun por descubrirse. Debido a estas acciones, el patriarca Shion envía a un grupo de caballeros liderados por Ioras de Leo con la intención de investigar el supuesto ataque de los caballeros negros a la isla de Fuego. Ya en la isla y tras dividirse los caballeros en dos grupos, Ioras de Leo, Saradan de Copa y Rasnal de Tucán encuentra la entrada de un templo en una montaña cercana al campamento atacado. Tras entrar en su interior y dar con varías cámaras, los caballeros descubre que en dicho templo se ocultaba la armadura de bronce del Fénix, la cual ha sido robada por los caballeros negros. Tras este descubrimiento, el grupo se vuelve a separar tras encontrarse con unos caballeros negros. Ioras de Leo acaba con ellos y se encuentra con un tercer caballero que dice ser un antiguo servidor del Santuario y que dice llamarse Áyax. Este extraño personaje revela a Ioras la existencia de varios supervivientes del antiguo continente Mu y como han podido crear una nueva hornada de armaduras negras. Sin embargo también rebela que los caballeros negros están siendo dirigidos por alguien mucho más poderoso, cuya identidad aun se desconoce. Mientras tanto, Rasnal de Tucán y Saradan de Copa se adentran más en el templo y encuentran a los supervivientes del ataque a la isla. Una vez liberados y dirigiéndose a la salida, el grupo es sorprendido por dos caballeros negros, los cuales acaban siendo derrotados por Saradan de Copa. Finalmente el grupo se reencuentra con Ioras y ponen rumbo a la salida del templo. Al mismo tiempo y en la otra punta de la isla, Crayfuss de la Cruz del Sur recupera el sentido tras la caída por el acantilado durante su lucha con Oridan de Canis Major y Yiran de Dorado. Nada más ponerse en pie, se encuentra con un extraño caballero que le ofrece un encuentro con alguien que esta interesado en ofrecerle un trato aunque no rebela su identidad. Aunque con reserva, Crayfuss no tiene salida y acepta ir con el extraño caballero. De vuelta a la zona de la isla donde esta el campamento, el grupo de Ioras logra salir del templo y se pone como objetivo ir hacía el mar para subir al barco en el que llegaron y dejar la isla. Sin embargo y para sorpresa de todos, un nuevo enemigo hace su aparición, el caballero negro del signo de Tauro. Y ahora, la continuación. - No es posible, los caballeros negros nunca pudieron crear armaduras negras de las 12 de oro, es imposible. – Dijo Saradan de Copa. - No hay duda de que hemos dejado olvidada la Isla de la Muerte por demasiado tiempo, los caballeros negros se han convertido en una gran amenaza, mucho mas de lo que se pensaba en un principio. – Añadió Rasnal de Tucan. - Jajaja, vuestras caras expresan la sorpresa al ver mi armadura, nunca antes había visto una de las 12 armaduras negras. – Dijo el caballero negro de Tauro. – Nunca antes existieron, pero ha sido ahora cuando los caballeros negros por fin hemos logrado tener las armaduras de las 12 constelaciones del zodiaco y yo, Meresan de Tauro os mostrare hasta donde llega el poder de un caballero negro. - Hablas demasiado. – Dijo Ioras. – A pesar de que lleves esa armadura, no deja de ser una copia de la armadura de oro de Tauro y tú otro caballero negro del que tendremos que ocuparnos, nada más. - Di lo que quieras, caballero pero pronto te haré cambiar de opinión. – Respondió Meresan. – Espera con gran interés el poder medir mis fuerzas a las de un caballero de oro y parece ser que hoy ha llegado ese día. - Saradan, tú y Rasnal llevar a los aprendices hasta el barco y esperarme allí, yo me mediré a este caballero. – Dijo Ioras. - ¿Estas seguro?, no sabemos nada sobre él y además podría no estar solo. – Respondió Saradan. - Razón de más para que saquemos a estos jóvenes de aquí lo antes posible y los pongamos a salvo. – Comentó Ioras. - Esta bien, Ioras, como mandes. – Dijo Rasnal de Tucán. - Es una falta de educación hablar de alguien como su no estuviera. – Intervino el sonriente caballero negro. – Dejadme que os aclare que no pienso dejar ir a nadie, todos os quedareis justo donde estáis o tendré que enfardarme y acabar con aquellos cuyas vidas no me interesan en absoluto. Aunque bueno, a decir verdad, me importa poco lo que os pase a ninguno. - Iros, yo llamare toda su atención para que no pueda bloquea vuestra huida. – Expuso Ioras. Aceptando las órdenes dadas por Ioras, Rasnal y Saradan se pusieron en camino junto a los jóvenes rescatados, siendo el objetivo llegar al barco en el que habían el llegado y poder dejar la isla. - ¿A dónde creéis que vais?...os he dicho que nadie se moverá de aquí. – Dijo el caballero negro al lanzar un poderoso ataque. El golpe lanzado por el caballero de Tauro causó un gran movimiento sísmico en la zona, creando además una gran franja en el suelo a cuyos lados quedaron los jóvenes aprendices y los dos caballeros del santuario. El rostro de todos los presentes eran de sorpresa al ver el gran poder demostrado por el caballero negro. - No hay duda de que no es como ningún caballero negro al que nos hallamos enfrentado antes, tiene un gran poder. – Reflexionó Ioras. – Tendremos que tener serio cuidado o podría acabar por derrotarnos. Mientras tanto y en otra zona de la isla, el misterioso caballero Áyax, quien se había reunido con Ioras de Leo, había dejado ya atrás el templo y se encaminaba hacía la costa con el fin de dejar la isla y regresar al territorio de los caballeros negros. Caminando por un pequeño camino de arena y con grandes rocas a ambos lados, Áyax se percata de la presencia de un cuerpo tendido en el suelo varios metros adelante. Tras acercarse con cautela, comprueba que se trata de un caballero a quien reconoce como Oridan de Canis Major, del que había oído hablar tiempo atrás y cuyo estado era lamentable, con importantes heridas en todo su cuerpo y con su armadura de plata con evidentes daños y grietas. - ¿Oridan?...ha debido toparse con algunos caballeros negros de los que aun quedaban en la isla tras el ataque. – Dijo para si mismo Áyax. – Aun así, Oridan es un caballero poderoso, debieron ser varios caballeros para ser derrotado y quedar en este estado. En cualquier caso me temo que no puedo ayudarle, podría ser visto por alguien y no puedo permitírmelo. Lo siento, mucho, caballero. - ¿Quieres eres?...¿acaso eres otro de esos malditos caballeros negros?... – Balbuceó Oridan. – Crayfuss…ese maldito traidor miserable. - No tengo intención de acabar contigo, caballero, aunque me temo que tampoco puedo ayudare. – Respondió Áyax. – Mi situación es complicada y no podría explicártela. Aun así…¿has mencionado a Crayfuss?...el caballero de la Cruz del Sur… - Ha traicionado al santuario, él ha sido el responsable de que este así y es el responsable de la muerte de Yiran de Dorado. – Dijo Oridan. – Ese cobarde…debo salir de aquí e informar inmediatamente de sus acciones y de su alianza. - ¿Alianza?...explícate. – Dijo Áyax - Ese cobarde, pensó que había terminado conmigo y de hecho casi lo hizo. – Expuso Oridan. – Sin embargo, pude salvar la vida y ver como aceptaba colaborar con un extraño caballero que nunca antes había visto, un caballero cuya energía desprendida era inmensa. - ¿Un caballero negro?. – Preguntó Áyax - No…no lo creo, no se quien era pero su poder y su aspecto eran muy diferentes a los de los caballeros negros. – Respondió Oridan. – Por que te cuento todo esto, no se quien eres y que estas haciendo aquí. Vete y déjame… Áyax se encontró en una encrucijada al querer atender al caballero de plata, pero al mismo tiempo sabía que podría ser descubierto por algún caballero negro quien acabaría por cuestionar su lealtad, algo que no podía permitirse. Mientras Áyax quedo con la mirada fija perdida pensando en que hacer, Oridan logró con mucho esfuerzo ponerse en pie aun teniendo problemas para mantenerse. - Áyax, por favor permítenos que nos divirtamos un poco con ese caballero del santuario. – Dijo un caballero negro aparecido por sorpresa en compañía de otro. – No debes mancharte las manos con una escoria como esa, nosotros lo haremos por ti. - ¿Qué hacéis vosotros aquí?. – Preguntó Áyax. – Pensé que todos los caballeros negros ya se habrían ido tras el ataque o que ya lo estaban haciendo. - Si, tenemos órdenes de dejar la isla, pero hemos acompañado al caballero negro de Tauro, quien ha recibido instrucciones para terminar con todos los enviados del santuario a esta isla. – Respondió el caballero negro de Dorado. - ¿Cómo?...¿el caballero negro de Tauro esta en la isla?, no sabia que el consejo de la Isla de la Muerte había enviado para esta misión a uno de los 12 señores negros. – Respondió Áyax. - Bueno, viendo tu presencia aquí no debería extrañarte. – Respondió el caballero negro. – Nuestro líder pensó que había que dar una lección a los caballeros del santuario y aquí estamos. - Ya veo. En cualquier caso no necesito vuestra asistencia, podéis iros. – Dijo Áyax. - Oh, vamos, ¿acaso no nos vas a dejar darnos el gusto de acabar con ese caballero?. – Comentó el caballero de Dorado. – Nosotros nos ocuparemos de él por ti, tú mientras puedes ir dejando la isla. - Así es, alguien como tú no debería molestarse por alguien como ese insecto. – Intervino el caballero negro de Satiro. – Nuestra misión es acabar con todos los caballeros del santuario y este es el primero que encontramos, déjanos acabar con él. - ¿Acaso es que no me habéis oído?. – Respondió Áyax en tono serio. – Os he dicho que yo me encargare de él, que os marchéis. - Esta bien, como quieras, pero dado su estado no te durara mucho y nosotros queríamos usarle un poco como figura de entrenamiento. – Dijo el caballero negro de Dorado. – Pero lo quieres para ti, lo entendemos. Ya nos vamos. - ¿Ha donde creéis que vais, gusanos?. – Intervino Oridan. – A pesar de mis heridas, aun soy capaz de dar un escarmiento a gente como vosotros y si pensáis que os vais a ir así de rositas, es que sois más tontos de lo que aparentáis. - ¿¡¡Como dices!!?...maldito insolente. – Respondió el caballero negro de Satiro. – Áyax, ahora si que nos encargaremos de él, estamos en nuestro derecho. - ¿Por qué le miráis a él?...vamos, venir aquí y luchar. – Exigió Oridan. Los dos caballeros negros se posicionaron ante el caballero de plata mientras Áyax quedaba totalmente inmóvil. - Está bien, os lo dejo entonces. – Dijo Áyax mientras se puso a caminar alejándose del escenario de la inminente batalla. - Ahora veras, te haré tragar esas palabras insultantes, caballero. – Dijo el caballero negro de Dorado. – Tu estado es lamentable, pero no pienses que por ello tendré algún tipo de piedad. - Estoy esperando. – Respondió Oridan. - Prepárate…¡¡¡ Aguas turbulentas!!!. – Gritó el caballero negro de Dorado al lanzar su ataque. Simulando la fuerza de una gran ola cuya imagen apareció tras él, el caballero negro lanzó su ataque contra un Oridan malherido pero que esperó el ataque en posición defensiva sin inmutarse. El caballero negro se acercaba a Oridan cuando este no pudo aguantar más en pie y dobló las rodillas como signo de su grave estado debido a las heridas que tenia por todo el cuerpo. En ese preciso instante, el cuerpo del caballero negro se vio envuelto en una extraña aureola de un oscuro color azul, para inmediatamente desaparecer tras una enorme explosión de energía justo en la posición donde se encontraba. A los pocos segundos y completamente destrozado, el cuerpo ya sin vida del caballero negro de Dorado cayó a pocos metros. - ¿Pero que demonios ha pasado¿. – Se preguntó un desconcertado caballero negro de Satiro. - He decidido que no puedo permitir que actuéis en contra de ese caballero dado su estado. – Comentó Áyax. – Además dado su valentía de querer luchar con vosotros aun viendo su estado, hace que no merezca morir de la forma en que estabais dispuestos a matarle. - ¡¡¡Áyax!!!. ¿Pero que haces?... - Adiós, caballero. – Sentenció Áyax. Aumentando su energía, Áyax se vio envuelto en la misma aureola de energía azulada que previamente rodeo al caballero negro de Dorado antes de su muerte, lanzado posteriormente un poderoso ataque con su mano derecha para fulminar al caballero negro de Satiro, quien si ninguna oportunidad de evitar el golpe, fue alcanzado de lleno a la altura del estomago, cayendo muerto al instante. - ¿Por qué me has ayudado? ¿Pensé que eras un caballero negro?. – Preguntó Oridan. - Tengo mis motivos pero no tengo por que darte explicaciones, solo te diré que hace mucho mis motivaciones a la hora de luchar eran como las tuyas. – Respondió Áyax. – Sigue este camino y llegaras al campamento que los caballeros negros atacaron, allí si tienes suerte encontraras a varios caballeros enviados por el santuario. Me temo que no puedo hacer más al respecto, buena suerte. Mientras tanto, el combate entre los caballeros del santuario y el caballero negro de Tauro proseguía. Demostrando una gran fuerza física y una energía cósmica superior a la de cualquier caballero negro conocido, Meresan de Tauro había logrado herir al caballero de bronce de Tucán, causándole además algunos daños en su armadura, además de asestar algunos poderosos golpes al caballero de plata Saradan de Copa. - Esto ya esta durando demasiado, os daré el golpe de gracia a todos y me iré de esta maldita isla. – Dijo Meresan de Tauro. - Coincido contigo. – Respondió Ioras. – Esto esta durando demasiado, pero siento decirte que seremos nosotros los que nos iremos, esta isla será tu tumba y la del resto de caballeros negros que han osado entrar en esta zona sagrada que esta bajo la protección del santuario. - ¡¡¡Silencio!!!. – Dijo Meresan. – Ahora veréis el poder de un caballero negro, ¡¡¡ Por el gran asta del toro negro!!! El caballero de Tauro aumentó su energía al máximo y con su puño derecho lanzó un potente ataque contra los caballeros del santuario, quienes se pusieron delante de los jóvenes aprendices con el fin de protegerles del ataque. - ¡¡¡ Por el rugido del león de Nemeas!!!. – Gritó Ioras al lanzar su ataque para contrarrestar la acción de su enemigo. Los ataques lanzados por ambos caballeros, chocaron violentamente, creándose como resultado una gran onda expansiva acompañada de una cegadora luz. Como resultado, el caballero negro de Tauro fue lanzado varios metros por el aire para finalmente golpearse contra la pared de un pequeño terraplén. Por su parte, los caballeros del santuario Saradan y Rasnal lograron proteger a los jóvenes aprendices, siendo todos desplazados varios metros por la fuerza de la onda expansiva, al mismo tiempo que el caballero de oro Iora, perdiendo este su casco. - Te felicito, caballero, has logrado detener mi ataque usando tú fuerza cósmica. – Dijo Meresan de Tauro. – No estado mal, pero que nada mal. - Ahórrate tus halagos, aun no has visto de lo que soy capaz de hacer, pero pronto te demostrare que por mucha armadura negra de Tauro que lleves, tu poder nunca será igual que el de un caballero de oro. – Respondió Ioras. - No digas bobadas, espero que no pienses que tu confianza en el poder de un caballero de oro será suficiente para preocuparme de que pudieran ni tan siquiera tener una posibilidad de vencerme. – Señaló muy orgulloso el caballero negro. – Nosotros los 12 señores negros no tememos a nadie, ni siquiera a los caballeros de oro, cuyos días están por terminarse y cuya orden será aplastada y sustituida por la de los 12 supremos caballeros negros. - Estas enfermo si piensas eso. – Dijo Ioras. – Será un placer hacer desaparecer a alguien como tú. - Ya veremos. – Respondió el caballero negro. Mirándose fijamente, ambos caballeros comenzaron a aumentar su energía cósmica para lanzarse ambos un nuevo ataque e intentar derrotar a su oponente. - ¡¡¡Por la garra dorada!!!. – Gritó Ioras mientras lanzó un nuevo ataque. - ¡¡¡ Embestida mortal!!!. – Chilló a su vez el caballero negro El caballero negro de Tauro aumento su energía al máximo y concentró todo su poder en sus grandes y fuertes brazos, abalanzándose sobre el caballero de Oro, cuyo ataque había logrado alcanzar parcialmente a Meresan. Finalmente, Ioras era alcanzado de lleno por la embestida del corpulento caballero negro, siendo lanzado a varios metros de distancia. - ¿Qué te ha parecido eso, caballero?, ¿aun sigues afirmando que ganaras este combate?, jajaja. - Es increíble su fortaleza física. – Reflexionó Ioras mientras se ponía en pie. – Incluso a pesar de recibir mi golpe, ha logrado mantenerse en pie y atacarme con una gran violencia física. - Es tu fin, caballero. – Sentenció Meresan. - ¡¡¡ Por el gran asta del toro negro!!! Aprovechando que Ioras aun se encontraba tenido en el suelo, el caballero negro lanzó un nuevo ataque con el fin de aprovechar la posición de desventaja del caballero de oro. Sin embargo y mientras se dirigía para asestar el golpe final a su enemigo, Meresan se detuvo bruscamente y se echó la mano a uno de sus costados, comprobando como su armadura se había dañado y su cuerpo mostraba una herida. - Puede que tu poder sea muy a tener en cuenta y que realmente pienses que eres un igual con respecto a un caballero de oro. – Expuso Ioras tras ponerse en pie. – Pero la realidad es que tu armadura no es ni mucho menos tan resistente como la de un caballero de oro y tu poder de ataque tampoco lo es, eso ha hecho que te confiaras y aceptaras recibir mi golpe de la garra dorada a cambio de golpearme con tu ataque, pensando que aguantarías. Siento decirte que no ha sido así, caballero. - Que…¿Qué dices?.... - Recibiste parcialmente mi ataque y tu armadura finalmente no pudo protegerte, de hecho inconscientemente tu energía cósmica oculto el dolor de esa herida y te dio las fuerzas para atacarme. – Dijo Ioras. – Pero ahora tu energía ha disminuido y tanto tu cuerpo como tu armadura comienzan a mostrar el resultado de tu lucha conmigo. - ¡¡¡Silencio!!!, no tengo por que soportar tus sermones. – Gritó Meresan. – No pienses ni por un minuto que esta herida te dará ventaja en el combate y la oportunidad de vencerme, estas muy equivocado, caballero. Movido por la rabia y la furia, el caballero negro se abalanzó rápidamente sobre el caballero de oro, que concentrando su energía, lanzó un nuevo y devastador ataque que alcanzó de lleno el cuerpo del Meresan, destruyendo parte de su armadura y lanzándolo contra un miro de piedra cercano. - Debo admitir que era un caballero negro con un poder que nunca antes había visto, de haberse mostrado más frío en el combate creo que hubiera tenido muchos problemas. – Pensó Ioras. Inmediatamente después de haber terminado con el caballero negro, Ioras se reunió con los demás caballeros del santuario y los jóvenes aprendices con el fin de dirigirse hacia la costa y salir de la isla. - Debemos salir de la isla inmediatamente, vamos. – Dijo Ioras al resto del grupo. - No tan deprisa, aun no he dicho mi última palabra. – Señaló Meresan de Tauro para sorpresa de Ioras. - ¿Sigues vivo?...no puedo creerlo, apenas te tienes en pie y quieres seguir el combate. – Comentó Ioras. – Vete ahora que puedes y no insistas en un combate que ya has perdido. - Puede que el combate este perdido, pero me quedara la satisfacción de saber que todos vosotros no saldréis de esta isla con vida. Juntando las últimas fuerzas de que disponía, el caballero negro de Tauro concentró toda su energía comisca y la lanzó contra la grieta que él mismo había creado minutos antes al iniciarse el combate y tras atacar al grupo de caballeros que protegían a los jóvenes aprendices. Al cabo de unos pocos segundos y tras una serie de movimientos sísmicos, una gran explosión salió de la grieta y el suelo comenzó a desquebrajarse para dar paso a ríos de lava. - Ya no hay vuelta atrás, caballeros, esta isla se hundirá en el fondo del mar. – Dijo muy sonriente el caballero negro. – Moriréis ahogados si es que podéis sobrevivir a las erupciones y a la lava. Tras las últimas palabras de Meresan antes de caer muerto, Ioras y el resto del grupo comenzaron a correr, evitando los ríos de lava y las cada vez mas constantes erupciones provocadas por los continuos movimientos sísmicos. Sin embargo el avance por la isla se hacía cada vez más dificultoso, especialmente llevando en el grupo a tantos jóvenes heridos y agotados tras ser prisioneros de los caballeros negros. Por sorpresa y mientras el grupo intentaba seguir avanzando hacia la costa, una extraña y brillante luz hizo su aparición ante Ioras y el resto del grupo, dando paso a la aparición inesperada de un segundo caballero de Oro. - Eres tú, Pólux, caballero de oro del signo de Géminis. – Dijo un sorprendido Ioras de Leo. – Veo que tus legendarios poderes de teletransporte no son una leyenda. - El patriarca pensó que podrías necesitar refuerzos y en cuanto llegue al santuario me ordenó partir hacia aquí. – Respondió Pólux. El caballero de Oro Pólux de Géminis era una leyenda entre los caballeros del Santuario, ya que era considerado como el más poderoso de toda la nueva orden dorada y todo un pensador, siendo el encargado de dirigir personal la elección de candidatos para la los campos de entrenamiento a cargo del santuario, motivo por el cual había declinado en su momento formar parte del consejo del Santuario. Aunque se sabia de sus numerosas técnicas de combate, Pólux era conocido por sus poderes telequinéticos y la capacidad única para poder transportarse a grandes distancias abriendo un portal dimensional. - Bien, la isla esta a punto de hundirse en el mar y debemos sacar a estos aprendices de aquí inmediatamente. – Expuso Pólux. – No llegaremos hasta la costa, por lo que tendremos usar otro tipo…de transporte. Pólux se apartó levemente del grupo de Ioras y tras aumentar su energía, extendió ambas manos para poco después abrirlas hacía ambos lados y crear una especie de puerta luminosa cuya luz casi resultaba cegadora. - Vamos, debemos irnos inmediatamente. – Señaló Pólux. – Cruzar todos esta puerta, os llevara a un lugar seguro. Uno a uno y mientras las sacudidas en la isla aumentaban en intensidad, los caballeros y el grupo de jóvenes aprendices fueron cruzando la puerta dimensional uno a uno para finalmente hacerlo Pólux. Pocos minutos después, la isla era pasto de la lava, siendo finalmente engullida por el mar. Templo de Géminis, Santuario de Atenea El desconcierto invadía por completo a Ioras y al resto del grupo rescatado por Pólux. Sin saber como, atravesar esa puerta dimensional les había llevado hasta miles de kilómetros de distancia, nada menos que al mismismo templo de Géminis en el corazón del Santuario. - Es increíble, estamos de regreso en el Santuario, ¿Cómo es posible?, no pensé que algo así pudiera ser posible. – Expuso un sorprendido Ioras ante la mirada atónita del resto del grupo. - No hay duda de los poderes de Pólux. – Añadió Saradan de Copa. - ¿Pero donde esta?¿no ha vuelto con nosotros?. – Se preguntaron al mismo tiempo varios caballeros. - Es posible que se transportara a otro lugar, quizás en busca de Crayfus o Oridan, desaparecidos en la isla. – Señaló Ioras. – En cualquier caso hemos logrado rescatar a los aprendices y confirmar la autoría del ataque por parte de los caballeros negros. - Es lo más importante, Ioras. – Intervino Pólux recién aparecido tras una puerta dimensional y llevando en sus brazos el cuerpo malherido de Oridan de Canis Major. - Nos estábamos preguntando donde estarías. – Comentó Ioras. – Veo que has podido encontrar a Oridan. - Así, aunque no tuve suerte con Yiran y Crayfus, me temo que han podido morir en esta misión. – Señaló Pólux. – Ahora será mejor llevar a los jóvenes y a Oridan para que sean atendidos de sus heridas. - De acuerdo, después iremos a informar al Patriarca, estará esperando con gran interés que le informemos de lo ocurrido. - Apuntó Ioras. Isla de la Reina de la Muerte Tras su misión en la isla de fuego, los caballeros negros habían regresado a la isla que les servia de refugio y hogar, una isla condenada por el santuario y a donde iban a parar todos los caballeros renegados y los aprendices que no lograban pasar las pruebas para convertirse en un caballero de Atenea. A pesar de ser enviados a distintos campos de entretenimiento tutelados por el Santuario con la misión de robar cinco armaduras de bronce concretas, los caballeros negros solo habían podido regresar a la isla con la armadura del Fénix, la más poderosa de todas, y la armadura de Andrómeda. - ¿Cómo que todos los caballeros enviados han sido derrotados?, eso no es posible. – Dijo con enfado uno de los líderes lemurianos de la isla. – Enviamos un amplio número de caballeros a cada objetivo con el fin de que la superioridad numérica contrarrestara cualquier ventaja que pudiera tener el caballero del santuario a cargo de cada armadura que nos interesaba. Los lemurianos fueron en el pasado los creadores de las armaduras de los caballeros. Considerados como grandes alquimistas, eran una raza pacifica y amante del conocimiento que en un momento dado decidieron servir a los dioses con la creación de las armaduras y en especial a la diosa Atenea. Sin embargo aun es un misterio el como o por que todo su continente fue engullido de repente por el mar, borrando del mapa y de la historia a este gran pueblo, del que solo unos pocos supervivientes podrían dar fe de su existencia. Aunque muchos de los pocos supervivientes mantuvieron su lealtad hacia la justicia y la paz, hubo un grupo de alquimistas que decidieron mirar pos sus intereses, dando pie a la creación de toda una nueva orden de caballeros al margen del Santuario y de la diosa Atenea, naciendo así los caballeros negros. - Conseguir las armaduras de Andrómeda y Fénix no fue especialmente difícil, apenas tuvimos una relevante resistencia por parte de los soldados y caballeros del Santuario asignados en los campamentos de la Isla de fuego y la Isla de Andrómeda. – Expuso Euristeo de Minotauro. – Pero según hemos sabido, las armaduras del Cisne en Siberia y la del Dragón en China están custodiadas por caballeros de oro y nuestros guerreros no fueron rivales. - Sabíamos de la presencia de Dohko de Libra en China, por eso enviamos a tantos caballeros para derrotarlo, pero no teníamos constancia de que otro caballero de oro estaría en Siberia. – Expuso un segundo Lemuriano. – Esperábamos mejores resultados, pero es igual, yo mismo me ocupare de traer la armadura del Dragón y me consta que ya se ha enviado a alguien para obtener la armadura del Cisne en Siberia. De esta manera las cinco armaduras de Bronce que se nos ordenó robar estarán en la isla de la reina de la Muerte tal. - Me pregunto de quien estaba hablando el maestro, hay sospechas y rumores de que en realidad el consejo no esta al frente de la isla y de estas misiones, ¿pero quien podrían estar dando ordenes a los alquimistas lemurianos?. – Reflexionó Euristeo de Minotauro. – Debe ser alguien muy importante teniendo en cuenta como la orden de los caballeros negros se han recuperado tan pronto tras la última guerra perdida con el Santuario. Tras finalizar el encuentro, el caballero negro de Minoutauro, considerado el más poderoso de todos tras los doce señores oscuros, dejo la sala del consejo no sin cesar en sus dudas sobre lo que estaba pasando. Continuara…
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 18:54:35 +0000

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