Carlota Gauna UN CUENTO PARA MI HIJA ANDREA “Preocúpate - TopicsExpress



          

Carlota Gauna UN CUENTO PARA MI HIJA ANDREA “Preocúpate sólo por dar de ti lo mejor. Lo demás vendrá por añadidura” Había una vez un árbol, un pequeño árbol que extendía sus ramas hacia las alturas, intentando crecer y sobresalir entre tantos otros que se desparramaban por las laderas del bosque. -Qué destino será el mío?- se preguntaba -¿Será crecer esquivando cicatrices del hacha vehemente que me suele ensordecer por las mañanas frescas en la montaña? ¿Habrá un curso de agua que por esquivarlo me hará crecer torcido? ¿Deberé soportar fuertes tormentas? Sé que no soy cualquier árbol. Lo sé por mi forma, mis preferencias y mis delicadas tonalidades. Suelo pretender florecer en primavera pero aún los capullos se muestran reticentes a abrirse en madejas de colores rosados por mis débiles ramas. ¡Miren esos árboles tan fuertes que se manifiestan siempre tan erguidos! Con sus agudas puntas se diría que casi pueden tocar el cielo. Y yo, aquí, luchando todavía contra las malezas y las enredaderas que me aferran para enroscarse por mi cuerpo y hacer imposibles mis ansias de vivir sin ataduras. Mis pies están clavados en la tierra...Si por lo menos pudiese escalar los vientos, ellos me confiarían el secreto que me facilitaría volar con mis sueños hacia las cumbres nevadas y desde allí contemplar el mundo. Pero aquí estoy, débil, incierto, perdido, intentando lograr mis ideales y de ser yo mismo por sobre todas mis limitaciones- Al mirar hacia adelante lo deslumbró la potente luz que despedía aquel ser bellísimo que más que caminar se mantenía flotando, casi transparente por la diafanidad que lo conformaba. El arbolito intentó conservar la calma. De pronto sintió pena pues precisamente desde los ángulos y bordes, el rostro se le presentaba particularmente inconfundible, divisado ya cuando era solamente una semilla y se mantenía quietecito en las entrañas de la tierra. Si realmente fuese como los demás podría servir de abrigo a ese ser que se mantenía a su lado observándolo con tanta misericordia en sus ojos azules. Pero...¡qué va! Su pequeñez era tan notoria que seguramente aquella persona tan bella buscaría refugio bajo la fronda de otro árbol, de un árbol más fuerte y corpulento en el preciso momento que había comenzado a nevar. -No te desanimes- escuchó que aquella dulce voz le decía -En este mundo todos venimos para servir y hacernos compañía. He captado tus ganas de convertirte en mi refugio, ¿por qué no? Yo también puedo encogerme y en cuclillas penetrar bajo tus ramas para entibiar mi frío con el manto de tu piadoso cofre de leña y verdor ¿Sabes?, todo lo creado puede, de un modo u otro, servir para cobijarnos y permitirnos descansar. Sólo basta que quien lo haga camine a nuestro lado con el corazón dispuesto en ofrenda generosa. Todos somos sensibles, en mayor o menor grado. Únicamente podemos crecer cuando nuestras almas se conectan para elevarnos juntos hacia las estrellas- El pequeño árbol sacudió sus ramas, encrespó sus hojas y se aprestó a ser cama y mesa de aquel maravilloso caminante. Lo vio enroscarse, tornarse tan pequeño como para poder pasar bajo su copa, lo vio ponerse de rodillas y gatear hasta apoyarse en su delgado tronco y echarse a reposar bajo ese habitáculo verde brillante en que se había transformado su corazón vegetal. Desde las alturas, sus hermanos más altos y fornidos experimentaron por primera vez la sensación de que aquel gurrumín había obtenido una victoria de la que ellos se,sentían totalmente excluidos. Jamás podrían ser manta amorosa para cubrir y defender de la gélida temperatura a ése ni a ningún otro peregrino que se aventurase a enfrentar los peligros e inclemencias del mal tiempo. Habían crecido demasiado y se habían olvidado de que la sustancia de cada ser está en sus raíces y no en sus alas. Mientras tanto, susurrando una canción de cuna entre sus ramas estrechamente unidas, el arbolito sonreía al ver, acurrucado en la cuna que para Él había preparado, con el divino rostro sumergido en el sueño y una sonrisa en su boca de fresa, a su Creador hecho Niño, a su amado Jesús, en esa fría e inolvidable noche de Navidad.
Posted on: Sat, 19 Oct 2013 04:52:20 +0000

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