Casa Weasley, Lunes 9. Los jardines que rodeaban la Madriguera - TopicsExpress



          

Casa Weasley, Lunes 9. Los jardines que rodeaban la Madriguera brillaban casi melancólicamente bajo el atardecer. Penélope levantó la vista del libro que descansaba en sus rodillas y suspiró, como si ese suspiro pudiera explicar resumidamente lo que el bello espectáculo que el cielo y la naturaleza protagonizaban les estaba ofreciendo. Desvió la mirada hacia su pelirrojo amigo, que se había estirado sobre la hierba y tenía los ojos cerrados y las manos detrás de la cabeza. Y volvió a suspirar. - ¿Qué crees que esconde la muerte, Per? -la voz sosegada de la Ravenclaw provocó que Percy Weasley abriera los ojos de golpe, arrugando la frente. - Penny... ¿a qué demonios viene esa pregunta? Ella sonrió y levantó levemente su libro. - "Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido, el corazón pasando un túnel oscuro, oscuro, oscuro." -recitó con voz grave y solemne, marcando las comas con exageración, y entrevió a su amigo reprimiéndose una carcajada- "como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos en el corazón, como irnos cayendo desde la piel del alma." Los últimos versos los leyó en un susurro desconcertante. Percy giró la cabeza para encontrarse con esos ojos verdes llenos de sentimientos. - Deberías dejar de leer poesía muggle, Penny. Acabarás loca. - La poesía de Neruda es realmente hermosa, querido... casi tanto como la locura. -afirmó, divertida ante el habitual despliegue de escepticismo de su mejor amigo. El Gryffindor volvió a dirigir su mirada castaña brillante hacia el cielo naranja. Y suspiró. - Siempre me ha gustado pensar que la muerte es... como dormirse eternamente. Penélope sonrió con cierta ternura: sabía que acabaría contestándole. Cualquier persona con dos dedos de frente huiría de ella cuando salía con ese tipo de preguntas, de poemas, de conclusiones o de pensamientos, pero él no. - ¿Con o sin sueños? -preguntó la chica, incapaz de disimular la emoción. - Sin. Las pesadillas también son sueños. Y una pesadilla eterna... en fin. - Bueno, tal vez se podría elaborar tu teoría adaptándola a la habitual creencia del cielo y el infierno. En el caso de que existiera y yo creyera en la bondad y en la maldad... sería fácil. El sueño feliz y eterno para aquellos que han sido bondadosos, la pesadilla terrorífica y eterna para aquellos que han sido malvados. Cielo e infierno, bendición y castigo. -Penélope estaba dispuesta a perderse en sus propias palabras, pero la voz la sacó a rastras de ellas. - No crees en la bondad ni en la maldad... ¿en qué crees, Penny? Arrugó la nariz y tardó en unos segundos en contestar. - Creo en la naturaleza, por supuesto, y en el tiempo. En la amistad y en el amor. En la inteligencia, en el ingenio, supongo que también en la soledad. En la felicidad, y en la tristeza, porque sin esta última la otra no existiría... - Hace como dos semanas no creías en el amor. -el chico aprovechó la pausa de su amiga para meterse en temas que no lo incumbían. La miró sonriente. - Y hace como dos minutos estábamos hablando de la muerte, Percy. -contestó tajante- también creo en eso: en los cambios. Él volvió a clavar su vista en el cielo, resignado. - No sé como te aguanto todavía, pedazo de Ravenclaw. Ella volvió a clavar su vista en él, feliz. - ¿Por qué crees en mi? -inquirió con una gran sonrisa. - Porque creo en ti. -afirmó Percy, con los ojos muy abiertos. Y ella volvió a sumirse en su poesía, y él volvió a perderse en sus pensamientos.
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 02:01:20 +0000

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