Ciudad de México, noviembre 1988 Este testimonio fue escrito - TopicsExpress



          

Ciudad de México, noviembre 1988 Este testimonio fue escrito en el mes de agosto, cuando estaban muy recientes los acontecimientos, fue una forma de clarificarnos a nosotras mismas lo que habíamos vivido, era nuestro último año en la Academia y habíamos vivido todo el proceso, por lo narrado aquí, se puede entender que no lo habíamos dado a conocer por temor a las represalias, porque hasta la fecha no tenemos papeles que acrediten que terminamos nuestra carrera, sin embargo es tiempo de dar a conocer nuestra visión de los acontecimientos, esperamos que sirva para retomar un proyecto del cual debería México estar orgulloso de tener. ATENTAMENTE Claudia Romero Ledesma Lynka Santillán Cuando ingresamos a la Academia de la Danza Mexicana teníamos 12 años, en 1982, ahora cumplimos los 18. A algunos nos gustaba el arte y cuando nos enteramos que existía una escuela profesional de arte hicimos todo lo posible por entrar; otros entramos a la escuela porque nuestras madres les gustaba la idea de que sus hijas estudiaran danza y otros por cambiar de ambiente. Las siguientes generaciones ya sabían algo de lo que se trataba el proyecto, pero para nosotras era algo nuevo. El primer día de clases fue una experiencia muy importante ya que se interesaban los maestros por cada alumno, como ser individual con características propias; se estableció una relación de comunicación y amistad muy amplia con ellos; ahí pasábamos todo el día, por eso los alumnos la valorábamos como nuestra segunda casa. En esta escuela se tenía la visión de que es tan importante para la visión del bailarín integral como del ser humano las tres áreas: la cognoscitiva, la afectiva y la psicomotriz, y que al desarrollarlas de igual forma aquella que tuviera deficiencias podía superarse. Además de que en el bailarín no solo importa la forma sino la interpretación. Los alumnos éramos inquietos, alegres, sensibles, cuestionadores hacia todo lo desconocido, creadores, si, niños creadores que inventábamos bailes, cantos, que hacíamos teatro en todos lados, en los salones, en la cocina de la escuela en la calle y en nuestra propia casa, sí, ahí también hacíamos arte. Todos los maestros convivían con nosotros, se convirtieron en una parte importante de nuestra vida y nosotros de las de ellos. Crecimos en un ambiente muy agradable, un ambiente donde todos éramos iguales, un ambiente donde siempre nos impulsaron a hacer las cosas bien, un ambiente donde nos enseñaron a aceptarnos y a aceptar a los demás, un ambiente en donde aprendimos a aceptar las críticas y al mismo tiempo ser uno mismo su propio crítico, un ambiente en donde se cuestionaba la realdad y al mismo tiempo se aprendía a amar. Los alumnos comenzamos a descubrir que se podía estudiar y aprender en un ambiente más humano y de más calor y que esto te permitía crecer en las relaciones sociales. Por lo tanto empezamos a cuestionar algunos problemas que se daban para darles solución, para lo cual se tomaba en cuenta por igual toda opinión, sugerencia y propuesta hecha por cada alumno o maestro. La Academia de la Danza Mexicana era una escuela democrática donde todos éramos iguales, donde podíamos hablar con el derecho de ser escuchados, donde decidíamos sobre nuestros uniformes, era democrática porque junto con los maestros se establecían las dinámicas de clase y las formas de evaluación y sobre todo era democrática porque teníamos el derecho y la obligación de votar para cualquier decisión que nos concerniera. El ambiente era el de una comunidad que se enfrenta a miles de problemas, peri que siempre está en la búsqueda de soluciones y con mucho amor para dar y compartir. Uno de aquellos días hicimos una canción que para nosotros es muy importante se llama “Canto de todos”. Un pedazo de la letra dice: “Juntemos nuestras manos para estar unidos nuevamente en este enorme lazo de hermandad de amor que nos envuelve Juntemos nuestras manos para hacer una muralla fuerte que defienda por siempre la comunidad” La dirección de la escuela era democrática, ahí siempre encontrábamos con quién aclarar nuestras dudas, siempre estaba abierta para escuchar nuestras propuestas, la dirección entablaba el diálogo con todos los sectores de la comunidad escolar. Siempre dieron un apoyo completo a nuestras inquietudes, a nuestros problemas a nuestros cuestionamientos, en las críticas. Tratándonos como seres pensantes, como adolescentes, como seres críticos y autocríticos, creativos, sensibles, como debe ser un artista comprometido, y a veces había gritos, una clase de gritos alentadores gritos que te impulsaban siempre a ser mejor. La disciplina era muy importante, ya que el arte necesita de disciplina, per esta nación en el momento en que nosotros mismos la descubrimos, así hubo la necesidad de crear un documento llamado feamente reglamento; pero que fue elaborado por nosotros los alumnos, cada grupo elaboraba un reglamento con asesoría del Departamento de Psicopedagogía, así todas las propuestas eran analizadas en asamblea y en el Consejo Técnico Pedagógico, de ahí salía el reglamento de la escuela. Ese contenía tanto las obligaciones como los derechos. Uno de los puntos de nuestro reglamento era que los alumnos teníamos el derecho de convocar a asamblea, esta asamblea era el medio para comunicarnos las decisiones del Consejo y servía para que todos los alumnos nos organizáramos para solucionar los problemas que se nos presentaban. Y aún ahora con todo lo que ha pasado sigue siendo la asamblea el órgano máximo de decisión y a pesar de que se nos prohíbe hacerlas, las hacemos para decidir cómo vamos a defender nuestro proyecto. En fin, la disciplina consistía en hacernos consientes y responsables del compromiso que adquiríamos al entrar a la escuela, consistía en darte cuenta de que el arte requería y exigía esta disciplina, y no en tener un policía detrás de ti, ni en llenar listas de reportes, no consistía en expulsar compañeros estudiantes arbitrariamente como sucede hoy en día. El proyecto educativo de la Academia, estaba basado en crear “bailarines integrales”, conjuntando las materias académicas con las artísticas, este proyecto es único en su clase, los alumnos experimentábamos a lo largo de nuestra preparación un aprendizaje que nos llevó a tomar conciencia de la responsabilidad que tiene el artista para con la sociedad; en sensibilizar, comunicar, educar, crear, rescatar y al difundir valores culturales. Se pretendía formar profesionales de la danza con una preparación tanto artística como científica. Con una gran capacidad creativa y de iniciativa, como una conducta autocrítica y una actitud crítica ante los problemas, con un espíritu democrático que permitiera la participación y por consiguiente la superación de la comunidad u el engrandecimiento del hombre para lograr su libertad, y con una gran responsabilidad ante sí mismo y con un compromiso con la sociedad en el sentido de rescatar, investigar, crear, conservar, promover y difundir la danza como un camino de sensibilización y educación. Y esto será posible cuando el niño y el hombre tengan la libertad de expresar lo que su mente, su voz y su cuerpo les brindan. En este proyecto se intentó descartar la idea del maestro dios-amo porque esos maestros hacen alumnos desinteresaos, pasivos y apáticos. En nuestra escuela los maestros creaban y procuraban actividades de aprendizaje encaminadas a la búsqueda, a la experiencia, porque en una educación para la libertad el maestro debe controlar las actividades, sin embargo debe dejar que el alumno experimente, y esto permite el enriquecimiento de vivencias como grupo. Para aprender en nuestro proyecto no era necesario coleccionar y aprender de memoria grandes cantidades de escritos o de información sobre fechas y fórmulas, de relatos e historias, sino el análisis de estos temas y la actitud de seguir aprendiendo. Además practicábamos la autoevaluación, que permite que el alumno sea capaz de observar en él y en el grupo, fallas, pero sobre todo alcances que ha logrado además de que se fije metas y las logre alcanzar. Otro elemento importante en este proyecto era que no se planteaba a futuro, estaba alimentándose constantemente, día con día; con investigaciones prácticas de campo vinculando la teoría con la práctica, en contacto con la gente del lugar investigábamos para asimilar en lo más posible la esencia de su danza o de su baile, además de presentaciones dentro de clase en intercambio de grupos, en parques, en escuelas, en espacios abiertos, en la calle, en el escenario; enfrentándonos con problemas de espacio, de música, de vestuario, de escenografía y buscando las mejores soluciones a veces al improvisar y adaptarnos al lugar de trabajo. Y todo esto es lo que crea al artista, la experiencia en el foro. No importaba el lugar, lo que era imprescindible eran los primeros contactos con la gente. En nuestra escuela, nuestros padres trabajaban mucho, ayudando en la elaboración de la comida, apoyaban económicamente y participaban en todos los eventos. Muchos de nuestros padres cambiaron, es decir, aprendieron con nosotros que las relaciones humanas deben ser distintas, los maestros, nosotros y nuestros padres nos hicimos amigos, dejando a un lado las relaciones de opresión y represión. Nuestros padres en fin, aprendieron a participar en nuestra educación y a luchar con nosotros para defender nuestro proyecto. Se nos presentaban algunos problemas ya que era difícil que los alumnos vivieran y entendieran este proyecto, ya que la mayoría egresábamos de escuelas tradicionales, pero el interés de los alumnos por descubrir lo nuevo del proyecto que no nos encajonaba sino que nos brindaba la posibilidad de encontrar libertad en toda nuestra formación tanto artística como académica y lo principal en nuestra formación como ser humano; logró la integración de todos nosotros. En fechas de fiesta como el 2 de noviembre, 15 de septiembre o posadas, organizábamos eventos en los que todos participábamos, haciendo investigaciones sobre la historia de la fiesta, comunicándolo a los invitados, organizando un baile en donde se presentaban grupos de la escuela con sus a diferentes obras y a veces recibíamos apoyo de grupos profesionales. Todo esto lo hacíamos para tratar de conocer y rescatar las tradiciones de nuestro país, para sacudirnos la penetración yanqui. No celebrábamos fiestas como el 10 de mayo, día del padre o del maestro como las otras escuelas, simplemente, por ejemplo, el 10 de mayo nuestras mamás comían con nosotros ahí en la escuela. En cuanto a la organización de la escuela, existe un Consejo Pedagógico, conformado por un representante de cada área, hay un representante de las materias académicas, otro del área de danza contemporánea, danza mexicana, danza clásica, de música, de psicopedagogía y el cuerpo directivo de la escuela. El consejo trabajaba en mesas redondas donde cada representante exponía los problemas que se les presentaban, así todas las áreas conocían todos los problemas; discutiendo y analizando llegaban a conclusiones que siempre beneficiaban a la comunidad escolar. Todas estas untas eran cansadas, largas y a veces enojosas, sin embargo, el consejo en la primera etapa nunca dejó de producir, ahí se decidían todos los proyectos que se tenían que seguir, el consejo organizaba todo el trabajo, de ahí se difundía a todos los sectores de la escuela, así que todos trabajábamos, padres, alumnos y maestros para llevar a cabo todos los proyectos que el consejo aprobaba. La escuela empezó a cambiar cuando la subdirección la tomo una maestra que empezó a cambiar el proyecto inicial y que al sentir el poder, comenzó a inventar reglas, reportes a los alumnos, expulsiones injustificadas, en pocas palabras cuando ella quiso ser más que los demás. Poco después tenía que renovarse la dirección, ya que cada cuatro años debe hacerse, la comunidad de maestros propuso una terna para formar la dirección la cual fue rechazada por las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), porque vieron la oportunidad de terminar con el proyecto de la escuela, ya que, como es lógico, no entendían las inquietudes y la capacidad crítica y de cuestionamiento de los alumnos desde sus 10 años de edad y lo calificaron como “rebeldía juvenil” y “libertinaje”. Así se impuso, por medio de presiones y chantajes a Alejandra Ferreiro Pérez como directora. Al principio adoptó la actitud de persona capaz de llevar la dirección de la escuela, pero pronto nos dimos cuenta de sus verdaderas intenciones: ACABAR CON EL PROYECTO. Apoyada y en complicidad con los funcionarios del INBA, todo cambió y a los alumnos nos empezaron a dividir, al igual que a los maestros, se coartaron libertades, se prohibieron asambleas, nos pusieron policías en la puerta, se negó la participación de nuestros padres, comenzaron las agresiones, las presiones, el autoritarismo, el despotismo, las represalias y el manipuleo. La división de la gente la hicieron cambiar los centros de trabajo, con el pretexto de que comenzara la construcción de la ampliación de la escuela. Siguieron las mentiras y acusaciones falsas a los maestros que echaron a andar el proyecto y que lucharon por sostenerlo. Querían hacer creer que solo unos cuantos defendían el proyecto, pero éramos muchos los que luchábamos. Así fueron despedidos maestros y los de nuevo ingreso eran obligados a hacer cosas en apoyo a la dirección, ellos no sabían el problema, sólo eran usados y manejados. Los alumnos al sentir el cambio tuvimos la necesidad de organizarnos y de formar la sociedad de alumnos; formada por representantes de cada grupo, elegidos democráticamente. Además vimos que era necesario estar representados en el consejo, ya que en este no se discutían los problemas como antes, la dirección sólo informaba y daba soluciones, que por supuesto las mandaban las autoridades del INBA; entonces los alumnos convocamos a elecciones y a pesar de que se prohibían las asambleas las hicimos, no podíamos permitir que no se respetara el derecho de decisión y participación que los alumnos siempre tuvimos, inclusive se nos obligó hacer la votación al interior del plantel, y las llevamos a cabo en un parque público; y logramos estar en el consejo cuatro compañeros. Pensamos que los problemas se arreglarían, sin embargo, empeoraron, se dedicaron a dar largas a la propuestas hechas por nosotros y llegó el momento en que el consejo solo servía para agredir, gritarse, insultar y validar las decisiones ya tomadas por la dirección. Nos trataron de imponer un reglamento que coartaba toda libertad y democracia, por ahí acabarían de matar al proyecto. Nosotros hacíamos cartas que mandábamos tanto a las autoridades del INBA como a la dirección de la escuela, donde planteábamos nuestros problemas y quejas pero ahora ya no se escuchaban ni respondían. El INBA siempre estaba boicoteando el proyecto y lo hacía no dando recursos económicos a la ampliación de la escuela, ya que la población empezó a crecer y no teníamos espacio, no proporcionaban personal de limpieza ni para el comedor, atrasaban los pagos a maestros hasta por un año, y nunca dio difusión a la Academia como escuela profesional, trataban de que tuviéramos tantos problemas que éstos la hicieran desaparecer. Siempre estábamos pidiendo la ampliación del edificio y como en cuatro años no nos dieron solución, hicimos nuestro primer plantón en la puerta del Palacio de Bellas Artes, fue pacífico y artístico. En ese tiempo el grupo más avanzado era de segundo de preparatoria. Así el problema del espacio se sumó al de la represión y el de querer cambiar el proyecto. En otra asamblea de alumnos decidimos hacer otro plantón, pero esta vez ya la dirección no apoyó, sin embargo nos organizamos y el plantón salió adelante; contábamos con el apoyo de los padres de familia sosteniendo pancartas y repartiendo volantes, mientras nosotros bailábamos, se juntaba mucha gente a ver otra forma de lucha. Pero como siempre las autoridades respondían “Sí, estamos buscando solución, esperen”, ya habíamos esperado cinco años. ¿Cuántos más querían? Fastidiados por tanto problema interno, hicimos el siguiente plantón el 19 de febrero de 1988, participó la recién formada Coordinadora de Estudiantes de Arte del INBA (CEA-INBA). Todas las escuelas del INBA planteamos nuestros problemas, nos dábamos cuenta que el problema es a nivel nacional, al arte no se le da lo que necesita y sí es cuestionador o de denuncia se le reprime. Estaban reunidos la música, el teatro, la danza y la plástica, hasta que llegaron a desbaratar el plantón hombres a los que les han matado lo humano convirtiéndolos en máquinas represoras con perros y palos. Golpeando estudiantes que pedíamos lo mínimo para el desarrollo del arte en México. A raíz de esto la CEA-INBA obtuvo más fuera y fuimos a la delegación política en donde los granaderos dijeron que nos habían golpeado porque nosotros les rasguñamos primero. Nunca se supo quién dio la orden, mejor dicho nunca quisieron encontrar al culpable. Las tácticas: asustar y cansar a la gente, cortar ilusiones. En nuestra escuela un gran globo se empezó a llenar de humo y de basura, hasta que lo hicieron estallar al cesar injustamente a una excelente maestra, tanto en su trabajo como en su calidad de persona crítica y sensible, ya que siempre defendió el proyecto. Cuando los alumnos nos enteramos del cese, estábamos realmente enojados y nos sentimos agredidos por esta acción; aunque sabían lo que estaban haciendo no les importaba y seguían destruyendo el alma de la escuela. Convocamos a una asamblea en la que decidimos enfrentar el problema activamente, de otra forma porque no éramos escuchados y no íbamos a permitir que corrieran a una maestra con 29 años de servicio, así que tomaríamos las instalaciones de la escuela. Fue una experiencia grandísima en todos los aspectos, nunca antes se nos había ocurrido la lucha de esa forma, probamos muchas otras pero no dieron resultado. Estaba toda la escuela reunida cuando la compañera leyó el acta de la toma, la directora junto con todo su cuerpo directivo tenía una cara de espanto tremenda, sin embargo hasta en estos momentos nos seguían presionando y agrediendo con frases como “También agreguen en su acta que esto es ilegal”, “no pueden hacer esto”, “se están metiendo en problemas”. Pero toda la escuela unida en lucha por su proyecto les gritaba que salieran del plantel, estas se negaban, pero el peso de una población escolar fue muy difícil de aguantar cuando sabían que estaban asesinando a una comunidad que había logrado crecer a base de amor, de verdad, de lucha por ser artistas, por ser humanos con la capacidad de ser libres y manejarse con responsabilidad; de sentir, de crear, de vivir. Salieron en una valla hecha por toda la escuela y con gritos de “RENUNCIEN”. La toma se hizo, se sellaron archivos, cajones, salones de danza, de clases académicas… en fin, todas las instalaciones. A toma de la escuela duró 12 días en donde todos los alumnos participamos. Niños desde 10 años hasta adolecentes de 17 y 18 años, haciendo guardia durante el día y también la noche la cual era muy pesada puesto que el plantel estaba y sigue estando en construcción. No había lugar donde descansar un poco, pero adaptamos una cama con ladrillos y cobertores. Nos organizamos en varias comisiones: ◾Limpieza ◾Comida ◾Carteles y propaganda, encargada de redactar los volantes y de hacer pancartas. ◾Material ◾Difusión, con la responsabilidad de difundir nuestro movimiento a través de los medios masivos de comunicación. ◾Finanzas, encargadas de recoger el y registrar todo el dinero que se recolectaba boteando. ◾Eventos culturales, encargada de llevar a cabo eventos artísticos donde bailamos, cantamos y difundimos nuestro movimiento; donde los alumnos consientes adoptamos una responsabilidad. Se nos presentaron muchos problemas durante la toma, puesto que Alejandra Ferreiro Pérez, aún como directora de la escuela, decidió de buenas a primeras cambiar la sede de la academia; claro que contaba con el apoyo del INBA. Problemas de boicot, ya que pegaban escritos en la puerta de la escuela donde declaraban que los alumnos estábamos llevando a cabo un acto ilegal, al mismo tiempo en las guardias nocturnas rondaban las patrullas; ante esto, las autoridades argumentaban que eran para proteger a los alumnos, aunque con esta actitud pretendían atemorizarnos, lo cual no funcionó ya que los alumnos seguimos con la toma. Mientras nuestros compañeros hacían guardias en el día, una comisión representativa de la sociedad de alumnos negociaba con las autoridades, nosotros exigíamos: 1.La destitución inmediata del cuerpo directivo: directora, subdirectora y secretaria académica. 2.La reinstalación de la profesora Georgina García Román. 3.La aceleración de la construcción de la escuela, ya que desde el primer año de 1982, no teníamos espacio suficiente. 4.No represalias a los alumnos, ya que muchos estaban amenazados. Durante la toma de la escuela recibimos apoyo de la CEA-INBA, también del Consejo Estudiantil Universitario CEU; ellos comentaban que era difícil creer que este movimiento estuviera tan bien cimentado con 50 alumnos de primaria, 150 de secundaria y 30 de bachillerato. En este movimiento los padres nos apoyaron muchísimo; cooperaban con víveres y lo más importante, respetaron nuestras decisiones y a pesar de su cansancio, desesperación y miedo nunca nos presionaron, por el contrario, nos alentaban. Hicimos un plantón artístico en el jardín centenario de la delegación Coyoacán, ya que a esa demarcación pertenece la escuela, ahí asistió el director general del INBA Lic. Manuel de la Cera. Al término hubo una plática en donde nos dijo que él tenía toda la disposición de arreglar nuestros problemas, pero no se comprometía a firmarnos un documento; y esto ya lo había dicho antes. Hicimos el último plantón en las oficinas de la Dirección del INBA. En el patio se hacían bailes, se gritaban consignas y se cantaba la ya famosa canción “Tocata, fuga y apañón”: En el lomo del viento Monta una pesadilla El eco de su espuela Quema la banqueta Rasca la avenida Escúrranse estudiantes Por las alcantarillas Los granaderos vienen Con sus macanas y sus perros La cual nació después de la represión que sufrimos en febrero. (Nota: La canción es de Armando Rosas y la adaptación la realizó un compañero de la Escuela Superior de Música). Aunque la comisión negociadora estaba dentro del edificio, formada por alumnos y padres, no pudo entablar diálogo con el Director, ya que éste solo recibió a una compañera que estuvo ahí durante dos horas. Esto nos pareció una falta de respeto a la comunidad, ya que por una parte desconoció a la comisión y por la otra fueron muchas horas de presión y manipuleo hacia ella. Cuando acabó la conversación ya se había redactado una carta en donde prometía soluciones. Hicimos una asamblea en la escuela donde analizamos la carta y decidimos no entregar ésta hasta una verdadera respuesta. La carta planteaba soluciones en abstracto, no daba fechas, no daba la reinstalación de nuestra maestra, no quitaba a la repudiada dirección. Seguimos con la toma y al día siguiente se presentó el Lic. Arturo Oropeza de asuntos jurídicos del INBA, a recoger las instalaciones, pero no se las entregamos puesto que era decisión de la asamblea. Él nos pidió que tuviéramos confianza, que no podía hacer nada si no le entregábamos las instalaciones. La escuela se entregó un día después, el 29 de junio al terminar una asamblea en la cual muchos compañeros decían que un poco más de presión serviría, pero el movimiento estaba apoyado en niños, en muchos pequeños que ya estaban cansados, lastimados y que creían en el respeto del hombre hacia el mismo, hacia su propia palabra. Además se había lanzado la amenaza de que el asunto podría tomarlo gobernación ya que estábamos a días de las elecciones y había un decreto que decía que cualquier problema se tenía que solucionar antes del día 3 de julio, para que no existiera nada que interfiriera con las elecciones. Se organizaron comisiones de cada petición, las cuales llevarían a cabo una investigación profunda; estaba claro que ya no eran necesarias, pero ellos necesitaban tiempo para seguir enredando el asunto con burocratismo. Hasta la fecha no se ha resuelto el problema. CONCLUSIÓN Al elaborar este testimonio desenterramos todos los acontecimientos que vivimos en la Academia, recordando y reafirmando nuestros propios valores. Además de que creemos que este testimonio servirá, para toda la lucha de cualquier comunidad reprimida. Ahora ya egresamos, sentimos que la lucha no está perdida, todavía no hay soluciones visibles; sin embargo aquí participó mucha gente pasando frio, angustia, pero también aprendiendo a organizarse, a convivir, amar, a luchar juntos por un objetivo claro, a dignificar al humano al enfrentar las injusticias, la mediocridad y a los títeres del monstruo que es toda la estructura política en la que se basa el arte en México. Este es el primer movimiento fuerte dentro del INBA encabezado por niños que sacudió a mucha gente. Éste fue nuestro primer paso por la lucha del humano contra la opresión, contra los que pretenden esterilizar mentes, haciendo maquinas, títeres, muñecos que sirvan como un engrane más de la producción económica del país; productos mercantiles que enajenan y prostituyen el arte llamándose artistas. Algún día y el algún lugar y por otras causas, cada uno de nosotros tendrá el valor de alzar una pancarta, de gritar y exigir con el alma, con su voz, de gritar con el cuerpo a través de formas y diseños: “LA IGUALDAD DEL HOMBRE”, “LA JUSTICIA DEL HOMBRE POR EL HOMBRE”. ESTOS SON LOS PRIMEROS BROTES, LOS FRUTOS VENDRÁN DESPUÉS. Constantin Stanislavski
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 02:08:36 +0000

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