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¡Civilización o barbarie! (lo que se pone en juego en las elecciones) Del 2003 a esta parte, una revolución pacífica va cambiando de raíz la zoncera sarmientina que parió todas las demás. Una nueva década sin el Jockey Club en la Rosada provoca milagros. 1 2 3 4 5 Info News Info News Info News Por: Federico Bernal Los intereses locales que insertaron a la Argentina en la división internacional del trabajo en calidad de granja –los mismos que hoy representa la oposición al gobierno nacional– se fundaron con anterioridad a 1810. En Mayo, derrotaron el Plan de Operaciones de Moreno y Belgrano (fueron los contrarrevolucionarios de Mayo). Con posterioridad, se nuclearon alrededor de Rivadavia, precursor del unitarismo porteño, cuyos seguidores lucharon política y militarmente en Caseros y Pavón. Los grupos económicos internos beneficiarios de tales triunfos siguieron parasitando el país a pesar de los gobiernos de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón (estos presidentes desafiaron a la progenie y discípulos tercera y cuarta generación de los contrarrevolucionarios de Mayo). Si bien es cierto que este último los debilitó fuertemente, no consiguió derrotarlos. El Plan de Operaciones en su versión de mediados de siglo XX quedó trunco en 1955. De 2003 que sus páginas, espíritu e ideología han vuelto a cobrar vida y vigor. PROGRESO COLONIAL O PROGRESO NACIONAL. "Ya no se trata de saber si la política liberal del pasado fue progresista o antiprogresista. Se trata de saber si lo es ahora y si el mantenimiento de las condiciones que promovieron el supuesto progreso de que se jactan los liberales se dan hoy. Y aquí ellos no tienen respuesta posible" (Las dos caras del liberalismo argentino: progreso y antiprogreso. Arturo Jauretche. 1967). No la tuvieron en tiempos del genial maestro; menos que menos en la Argentina de 2003 a la fecha. Más adelante, el autor del Manual de Zonceras, formula dos preguntas, sencillas pero sumamente estratégicas para el debate político de nuestros días, enfocado por supuesto desde el interés nacional y popular: "¿Pueden siquiera [los liberales en caso de tomar el poder] continuar el limitado progreso que significó la colonización, es decir, la creación de las condiciones de la granja? ¿Pueden seriamente proponer la política propuesta desde 1853 en adelante, para un país que ya no cabe en el esquema de productor de materias primas exclusivas? No tienen respuesta sino sobre la base de condenarlo a ser un país miserable y sin destino." Miserable y sin destino, como el que supimos conseguir entre 1955 y mayo de 2003. Miserable y sin destino, como la involucionada oposición que también supimos conseguir desde la asunción de Néstor Kirchner. ¿Por qué tan involucionados y virulentos nuestros queridos reaccionarios? Se puede entender que sus mentores del siglo XIX creyeran que al construir una nueva colonia en el Plata pensaban estar construyendo una Nación. Lo que no puede entenderse, mejor dicho, perdonarse, es que el mitrismo del siglo XXI y sus variantes de izquierda y sindicales nos propongan construir la Nación con las recetas que las metrópolis destinaban a sus propiedades coloniales centurias atrás. A propósito, Jauretche nos aclara una distinción entre la reacción del siglo XIX y la contemporánea: "Sus descendientes [actualizado a nuestros tiempos serían Macri, Binner, Carrió, Alfonsín, Solanas, etc.] ya no tienen alucinaciones y no sueñan en una gran Argentina. La quieren pequeña, pequeñita, porque todo progreso desborda el mínimo continente de la Argentina agropecuaria, donde no hay lugar,no para los cien millones del futuro, ni siquiera para los veinticinco millones de hoy. Ya no hay alucinación: juegan a la Patria chica consciente y deliberadamente y así el mismo progreso del pasado, que invocan para reivindicarlo, se vuelve contra ellos como una acusación, porque ahora proponen directamente lo que no pudo estar ni siquiera en el espíritu de aquellos alucinados." FELICIDAD, CONCIENCIA Y ORGANIZACIÓN. Jauretche: "Feliz nuestra generación que vivió después de 1943 los días de la Patria Grande, que no pudieron ver sus padres. [Entonces] se hizo historia, se echaron bases, que no serán abolidas porque están consolidadas en la conciencia de los argentinos. Se lograron conquistas, y la fundamental, una clara conciencia en el pueblo, que no permitirá la vuelta atrás." Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández de Kirchner después, retoman el camino interrumpido en 1955, en 1930, en 1852, en 1811. El federalismo de Artigas; las ideas económicas de Belgrano; el espíritu industrialista de Pedro Ferrer. La soberanía política y la independencia económica de Yrigoyen y, especialmente, de Perón. La conciencia popular del 17 de Octubre, el Cordobazo y los Héroes de Malvinas que lucharon contra el imperialismo, abriéndose paso, forjándose como nunca en los últimos cincuenta años. La felicidad de las clases trabajadores e históricamente postergadas como regla y no como excepción. Resta aún mucha más organización y conciencia. La presidenta hizo la advertencia en su histórico discurso del 25 de Mayo, a la vez que recordando la importancia cardinal de la unidad entre pueblo y sus Fuerzas Armadas. Sarmiento acuñó "Civilización y Barbarie", la zoncera madre que parió a todas las demás. Así justificaron el genocidio popular y económico financiado por la Aduana de la ciudad puerto y el capitalismo británico en el siglo XIX, piedra fundacional de la derrota popular durante buena parte del siglo siguiente. Sí, esa "Argentina" victoriosa de Pavón, la del Centenario y la de la "época dorada" elitista y excluyente se creyó civilizada. Poco les faltó a Mitre y su Ministro de Guerra Sarmiento para borrar de la faz de la tierra nuestra esencia mestiza y originaria. Mucho menos a sus continuadores desde Martínez de Hoz a De la Rúa y Duhalde, a quienes no les tembló el pulso para colocar al país al borde de su extinción. Ahora, en esta Argentina del Bicentenario, ¿acaso el histórico enemigo del pueblo ha sido vencido? En absoluto. "Civilización y Barbarie" gobierna aún el pensamiento y acción del neoliberalismo criollo. Y todo aquel político, intelectual o gobierno que vea en lo autóctono el camino a la civilización no ejercerá sino una "democracia bárbara", como Mitre y Sarmiento (y Juan B. Justo) denominaban al interés y al accionar popular que sobrevivió a los contrarrevolucionarios de Mayo y se refugió en las entrañas de las Provincias Unidas. Cuando hoy día el alcalde porteño desconoce las leyes del Congreso Nacional, viste a la metropolitana a la usanza europea, planta un arbolito de Navidad con nieve de algodón en pleno diciembre y construye un Metrobus que circulará en sentido inverso (a la inglesa) por incompatibilidad de puertas y dársenas por la destruida 9 de Julio, no hace sino repetir el legado sarmientino de implantar Europa en el Plata. La civilización del extranjero por la barbarie local. ¡CIVILIZACIÓN O BARBARIE! En el Bicentenario, los argentinos y argentinas con conciencia de sus propios intereses somos más. La recuperación del Estado avanza y su poderío crece. Los amantes del progreso que conviene al extranjero pero paraliza la consolidación del país como Nación libre y soberana, aunque con mucho poder, retroceden. De 2003 a esta parte, una revolución pacífica va cambiando de raíz la zoncera sarmientina. Una nueva década sin el Jockey Club en la Rosada provoca milagros. Ese sí es un verdadero milagro argentino, y no el que sostiene la Pandilla del Barranco entre 1880-1930. La revolución que resuelva la cuestión nacional de forma definitiva, eliminando para siempre los vestigios de la Argentina granja, excluyente y genocida (barbarie) e instaurando irreversiblemente los intereses populares, nacionales y suramericanistas (civilización) está en marcha. ¡Bárbara la oligocracia! (democracia para un puñado, para las élites y las corporaciones). ¡Civilización, una bandera que nos cobije a todos!
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 22:45:01 +0000

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