Con las últimas fases REM de mi sueño todavía infestadas de - TopicsExpress



          

Con las últimas fases REM de mi sueño todavía infestadas de trolls y orcos te desenvuelves saliente de la enésima guardia, torcido y retorcido, calentito, aliviado, cansado... Intentas escapar de la rutina anodina que ha enmarcado el día anterior pero no salen del encéfalo más que recuerdos oscuros de ayer. Te acuerdas de la abuelita agredida por su pareja coetánea y que tras estar 30 días con nosotros decide despedirse para siempre. Solo el consuelo de saber que este último mes tuvo lo más parecido a una familia, a base de auxiliares y enfermeras y un poquito los médicos, ni un puto sobrino, nieto o ejemplar parecido. Ya os llegará la hora malnacidos de abandonar este planeta, y así el destino os trate con el mismo desinterés que vosotros habéis mostrado con la abuelilla. Si empiezas así una jornada de mañana-tarde-noche ya el cuerpo se te desinfla. No llegas a la comida, piensas. Dios, qué Sol, qué calor, qué sed, qué cansancio. Podrías verte desanimado, piensas. Esto no avanza, qué lento. La mañana de consulta se te hace interminable. Pocos pacientes –esto es el verano- pero los que vienen están fastidiados, guardan esperanza y buscan consuelo. Unos cuantos traen sonrisas medio escondidas entre su piel roja de los primeros días de acercarse a la Malvarrosa. Un despistado se equivocó de fecha pero pidiendo disculpas por un error más humano que todos los míos hoy no habido ninguna limitación para su atención. Un segundo fichaje se ha equivocado también de día y hora, o no. Era una hermosa y morena treintañera que no ha tenido reparo en recurrir a las frases lapidarias del “Manual del usuario de la Sanidad en modo capullo”: yo a usted le pago y no poco, aquí no trabaja nadie, tenían que echarlos a todos, si esto le pasara a un familiar suyo no habría problemas... El caso es que se olvidó de las palabras mágicas la hermosa –hubiera valido una sonrisa coño, ni siquiera un por favor-. Tanta estupidez en tan poca superficie de piel tenía que ser desalojada de inmediato de mi Centro de trabajo, y allá que se fue mi rubia hermosa, con su epidermis morena, sus piernas largas y su escote generoso, eso sí, sin saber que lo que le quitamos de las cuerdas vocales son nódulos producidos por forzar en exceso la voz, que eso era más que evidente hija mía. Bueno, mañana vuelve y se lo digo, y de paso que me alegre un poquito la vista otra vez. Pues mira!, piensas, va a ser verdad que llego a la hora de la comida. Tus compañeros han ido desapareciendo, la mayoría derretidos por el calor sumo que enfoca Lorenzo sobre el ventanal de mi consulta. Cómo aprieta el condenado. Dónde está el aire acondicionado? Y el agua? Este Hospital no tiene? Y piscina, o playita? La comida frugal, sencilla, liviana, lechuguera. Entra, que ya es bastante. Al menos nosotros comemos, piensas, mientras en las noticias te recuerdan que podemos estar tranquilos, que los problemas se resuelven ahora y ya, sí o sí. Sin embargo, con el rabillo del ojo alcanzas en la distancia de la Calle Gómez Ferrer al último paciente que viste por la mañana, desgarbado y poco aseado, que te preguntó si el ibuprofeno era muy caro. Este tío lo está pasando mal, piensas. Y un centenar de hijos de puta asesores, tesoreros, consejeros, presidentes y ministros, ondean en tu pais altivos sus corbatas y se ponen los tacones más altos de los zapatos más caros, presumiendo de honestidad, humildad y humanidad. Cabrones orgullosos de su desamor al prójimo que pronto pagaréis, ante los hombres, y luego ante Dios. Te enteras después de comer que por ahí las cosas no andan mejor. En Siria los putos moros locos han decapitado a un cura católico. Cerquita los egipcios se pegan entre ellos, los congoleños se masacran y en Eritrea se mueren de hambre, ya no les hacen falta ni balas. Un fulano que ha pirateado a los americanos no sé qué va de aeropuerto en aeropuerto, yo creo que acaba en Manises-Valencia, y se me planta en la guardia, porque con la suerte que llevo le duele el oído al jodido, y en su interminable cruzar fronteras los alemanes, los franceses no lo quieren ver, lo derivan a un centro español, de estos que son gratis y “suponen derechos inalienables”, como dicen los sociatas, y que quieren privatizar los peperos... entre todos me váis a volver loco coño. Al final el tal Snowden no ha venido. Las otitis veraniegas no se han dejado comer su papel de actor principal y han sido fieles a su cita. El paciente acude escocido y cocido por el sol, realmente dolorido. Te piensas lo de soltarle la traca de “y por qué no va a su médico de cabecera?” pero entonces te llega la serenidad y el recuerdo de una otitis similar en tu propio oído hace 2 años que te dejó 2 días sin dormir, o la maldita infección de tu hermano, cinco años atrás, y que acabó con él en la UCI, más allá que aquí, y que sí te quitó el sueño de verdad, desde entonces. Te comes tu dosis de razonamiento lógico y atiendes al purulento oído y a su propietario. Dos contusiones, un labio partido, una hemoptisis, un cuerpo extraño en la garganta –un día habrá que revisar la definición de cuerpo extraño-, otra otitis que intentó llegar a la noche y no pudo. Que lo de que entre agua en el oído es un latazo, secaros bien los conductos después de lo que hagáis. En el hospital te esperan sin embargo las mayores emociones de parte de tus fichajes ingresados: a una señora se le sale la mandíbula –esto pasa porque sí?-, una traqueotomía se te complica a los 3 días de realizarla –por qué no antes cuando la operamos, en el quirófano, con un montón de gente alrededor? Nada, pedazo de cuello el del señor agujereado, nadie le dijo que dejara de fumar después de que le diagnosticaran un melanoma hace 4 años? De qué vas hombre, te gusta jugar duro, pues ahí estábamos los dos, frente a frente, a las 3 de la mañana, sus mocos contra mi aspirador y mi sueño y mi ansiedad. Ganó el aspirador, y el hombre pasó de ser mi paciente a mi amigo, con un “gracias” se fue a dormir, y a mí me bastó. El turno nocturno fue bueno. Mi amiga Añover cuidó la sala enterita como si fueran suyos todos los ingresos. En Urgencias hubo buen rollo, sé que una otitis fue vista por otro compañero y una inhalación por salfumán, de esas que te ahogas pero que no te ahogas, fue adecuadamente controlada por otros ángeles de la noche. Abajo hay un montón guardando fieles a su turno, a su vocación, a su sueldo, a sus ganas de aprender, a su compromiso... a lo que sea, pero allí estaban unos cuantos. Podían estar seguros ayer los de esta tierra, que los centinelas del Clínico estuvieron a la altura que de ellos se espera, desde el jefazo hasta el último otorrino, pasando por resis, adjuntos, auxiliares, bedeles, enfermería, administración, seguratas. Qué buen grupazo ché! Solo hubiera faltado dormir un poco. Yo también fui fiel a mi compromiso, y el menda no supo cerrar los ojos. Hubiera estado bien. Quizás así me habría acordado de que era el cumpleaños del jefe para quedar hoy como un capitán-general con él, o no me hubiera vapuleado por enésima vez mi oncólogo favorito en la sesión de tumores por la mañana, o a lo mejor, hubiera dejado de escoger las peores alternativas y decisiones en mi vida y estaría más entero. No sé si uno se puede quedar sin Esperanza. Hoy me tocó a mí. Qué largo es esto coññññño. Muchas gracias Inés, Amparo, Carmen Y Jaume, por estar en mi guardia. Y qué calor que hace... youtube/watch?v=Xcc_w6EfLVA
Posted on: Fri, 05 Jul 2013 05:28:46 +0000

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