¿Conoces tú a Dios verdaderamente? Filipenses 3:7-11 “Pero - TopicsExpress



          

¿Conoces tú a Dios verdaderamente? Filipenses 3:7-11 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.” A lo largo de nuestra vida nos sentimos particularmente privilegiados al conocer a ciertas personas que de una manera u otra se han destacado en sus vidas y han llegado a ser famosas. Atletas, escritores, cantantes, artistas, figuras políticas, etc., pueden estar incluidos en esta larga lista de celebridades. El simple hecho de estrechar la mano de uno de ellos, o intercambiar algunas palabras u obtener su autógrafo puede constituir un evento inolvidable en la vida de una persona. Sin embargo, por más maravilloso que haya sido conocer a estas personas especiales, nunca podremos sentir el gozo y la felicidad que se experimenta al conocer a Dios. Lamentablemente la tendencia del ser humano es buscar la aceptación del mundo en lugar de tratar de conocer verdaderamente al Dios vivo. Muchas personas que han aceptado a Cristo como su Salvador quedan satisfechas con este primer paso, y no hacen un esfuerzo para obtener un crecimiento espiritual que les permita llegar a una íntima relación con el Señor y conocerlo profundamente. Si les preguntan: “¿Conoce usted a Dios?”, la mayoría de ellas dirá que sí. Pero hay una gran diferencia entre conocer hechos acerca de Dios, y tener una relación personal con él. La meta de todo creyente debe ser conocer a Dios, aprendiendo más acerca de quién es él, y cuales son sus planes para sus hijos. Cuando, a través de duras pruebas, Job llegó a conocer profundamente a Dios, declaró: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5). Recuerdo la ocasión en la que por primera vez vi una transmisión de televisión en un nuevo sistema llamado “Alta Definición”. Nos reunimos un grupo de amigos con el fin de ver un partido de béisbol. El televisor tenía una pantalla de sesenta pulgadas y la calidad de la imagen era magnífica. Mientras esperábamos el comienzo del juego, estuvimos mirando por un rato algunas entrevistas y noticias, y no faltaron los comentarios acerca de la nitidez y la resolución de la imagen. Cuando el juego comenzó, ese canal cambió la transmisión normal para la nueva tecnología de “Alta Definición”. El cambio fue extraordinario en todos los aspectos, y muy pronto todos estábamos disfrutando plenamente del partido y de la increíble calidad de la imagen. Era verdaderamente asombrosa la manera en que se definían los más pequeños detalles de las facciones de los jugadores y de todo lo que estaba a su alrededor. Entonces sucedió algo imprevisto. La señal televisiva comenzó a fallar, y se iba y venía intermitentemente haciendo difícil que pudiésemos seguir el proceso del juego. Alguien propuso que lo cambiaran a otro canal que estaba transmitiendo el partido con una señal común y corriente, y así lo hizo el dueño de la casa. La reacción general fue casi unánime: “¡Qué mal se ve!”. Después de haber conocido la muy superior calidad de la alta definición, la transmisión normal que antes nos parecía magnífica, ahora nos había decepcionado. Es posible que tú creas que conoces muy bien a Dios, y estás satisfecho con tu vida cristiana. Pero si te haces el propósito de conocerlo mejor por medio de la lectura diaria de su Palabra y la oración llegará un momento en que disfrutarás tanto de su presencia, que cualquier otra cosa que antes ocupaba tu tiempo te parecerá basura. Esto nos dice Pablo en el pasaje de hoy. Una vez él experimentó conocer al Señor, todo lo que antes consideraba bueno ahora no tenía ningún valor para él. No hay absolutamente nada en este mundo comparable a la paz y el gozo que se siente producto de una íntima comunión con el Señor. ORACION: Mi amante Padre celestial, te ruego pongas en mi corazón un anhelo intenso de buscar tu rostro cada día para llegar a conocerte profundamente, y disfrutar plenamente de tu presencia. En el nombre de Jesús y en el poder del Espiritu Santo, Amén. BENDICIONES
Posted on: Tue, 29 Oct 2013 22:32:28 +0000

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