Creer en Jesucristo es creer que él está vivo, que Jesús es el - TopicsExpress



          

Creer en Jesucristo es creer que él está vivo, que Jesús es el Viviente La afirmación de que Jesús vive es algo elemental para nuestra fe cristiana. No es posible creer en Jesucristo sin afirmar que él es el Viviente para siempre. Él es la razón de nuestra esperanza. Esa esperanza que triunfa de la amenaza constante de la muerte. El resucitado “encarna” las aspiraciones más fundamentales de los hombres de todos los tiempos. Como Tomás, estamos invitados a reconocer al Señor vivo en la transparencia de su cuerpo herido y resucitado.Decir que Jesús es el Viviente es creer que todo aquello que su-pone la inhumanidad del hombre y toda la negatividad de la vida están, de hecho, superados en la Vida de Jesús. Esto no quiere decir que pensemos que el cristiano no tiene ya nada más que hacer. ¡No!El sentido de esa afirmación es que todos los aparentes sinsentidos dela vida humana ganan sentido en la Vida de Jesús; que podemos vivir en la esperanza de que la última palabra está dicha en la Vida definitiva de Jesús. Ese es precisa-mente uno de los sentidos primordiales de la Resurrección de Jesús ya que en ella es alcanzada la plenitud de lo humano, la realización del hombre: ¡la humanización del hombre es posible!Por el acontecimiento de la Resurrección, Jesucristo es la plenitud de lo humano para siempre. En ese sentido Jesús es para nosotros el Viviente. Jesús es aquel en quien la vida humana alcanza su plenitud para sernos comunicada. Vivimos por el Viviente, somos hombres en el Viviente. Eso es creer en Jesucristo; eso es creer en la Vida del Resucitado-Crucificado.Ahí se descubre el sentido de la pregunta de los hombres con vestiduras fulgurantes (¡ángeles!) que las mujeres encuentran en el se-pulcro de Jesús: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?” (Lc 24,5). Nuestra fe en Jesucristo nos empuja a visualizarlas posibilidades de nuestra humanidad profunda, no a mirar nues-tras heridas, sino, en ellas, advertir las heridas del Resucitado. No podemos buscar al Viviente entre los muertos. No podemos buscarla vida entre los cadáveres de nuestra historia personal y comunitaria. Los estigmas de Jesús resucitado se tornan para los creyentes en el camino privilegiado para contemplar el futuro transfigurado de nuestra historia traspasada, sufrida. Una palabra para no concluir La fe en Jesucristo no se limita a la simple confesión doctrinal de su divinidad, ni tampoco se limita al conocimiento racional y exterior de su persona. Creer en Jesucristo hoy es una manera con-creta de vivir como creyente, una manera concreta de seguir a Jesús.La fe en Jesucristo solo puede ser entendida hoy como una vida configurada según el evangelio de Jesús, como una vida que se adhiere existencialmente a la persona de Jesucristo. Quizá sea ese el sentido de la oración de Pablo: “…que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender…” (Ef 3,17-18).Nosotros, como cristianos, deberíamos tener claro que el cristianismo solo tiene sentido si se lee y se interpreta a partir de Jesús.Cualquier otra perspectiva o interpretación, colocaría en riesgo nuestra fe cristiana iniciada y realizada por y en Jesús, pero que va allende Jesús, porque nuestra fe cristiana es cristológica y, precisa-mente por eso, es trinitaria. Que quede claro que si nuestra fe cristiana es trinitaria, es porque ésta es cristológica. Nunca al revés. Je-sús es la revelación de Dios, como dice San Juan, porque en él, Diosse encarnó; y como también dice el apóstol, si algo sabemos de Dioses porque Jesús nos lo reveló. Solo podemos hablar de Dios a partir de Jesús.Por eso es necesario volver a Galilea. Es imprescindible volverá Galilea (¡y a nosotros mismos!)para que volvamos a Jesús. Sin embargo, no se trata de un retorno para quedarnos estancados en el re-cuerdo melancólico de un pasado irrepetible. La memoria de Jesús es una memoria para que nos lancemos hacia el futuro, no a un futuro incierto, sino al futuro de Jesucristo que consiste en dejarse alcanzar por ese futuro que nosotros sólo podemos vivir como presente, siempre como primicias delo venidero. En ese sentido podemos decir que el “tiempo ordinario” del cristiano es en realidad el Adviento. Paradójicamente, el ejercicio de la memoria de Jesús, llevándonos al pasado, nos proyecta al futuro,haciéndonos creyentes aquí y ahora. Solo es posible creer en el corazón de la tensión entre el pasado y el futuro. Creer como cristianos es creer hacia el porvenir, inclinados al futuro que nos llega desde Jesús. Creer en Jesucristo es creer hacia delante, diciendo: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).La memoria de Jesús es el modo de creer en Jesucristo. Nos acordamos de Jesús haciendo camino con Él, yendo en su compañía.Marchar con Aquel que inicia y realiza nuestra fe. Recordar implica caminar con “los ojos fijos en Jesús, el que inicia y consuma la fe” (Hb 12,2). Creer en Jesucristo hoy es una forma de ser hombre o mujer al estilo de Jesús, según las exigencias del evangelio de Jesucristo. Esa es nuestra fe elemental en Jesucristo para hoy.
Posted on: Tue, 15 Oct 2013 11:33:42 +0000

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