Cuando Anton Leeuwenhoek observó su propio semen con un microscopio que él mismo construyó en 1677, descubrió una verdadera fiesta en sus pantalones. A raíz de ello, Anton comenzó a mantener que la multitud de espermatozoides eran lo que concedía potencia al fluido seminal, aunque la Sociedad Real de científicos nunca apoyó su teoría. Ellos estaban convencidos de que Leeuwenhoek estaba observando a un charco de parásitos.
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 22:53:49 +0000
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