Cuando llegué a la facultad de ingeniería, no había otra cosa - TopicsExpress



          

Cuando llegué a la facultad de ingeniería, no había otra cosa en mi cabeza que lo académico, eso fue un agradable reencuentro con aquello. Me había distanciado de eso desde segundo medio, me había abocado completamente mas a otras cosas, siempre supe que quería entrar a Ingeniería, siempre supe que quería ser ingeniero. Las justificaciones en mi cabeza a la pregunta ¿por qué ingeniería? eran las respuestas que se escuchan siempre: Me gustan las matemáticas, un ingeniero gana bien etc. Respuestas que equivalían responderme interiormente un no se Pero yo sabía que algún día encontraría una respuesta que me satisfaga. Que sea impulso, inspiración y motivo. Confié en que la encontraría después, ademas lo inmediato era aprobar. Existió un reencuentro muy esperado también esos días. EL edificio me recordaba a algún laberinto de laboratorio, y habíamos 3300 ratas de las cuales solamente calificarían 300. Eso encendió el fuego que había estado apagado en mí por el descuido. Sentí como poco a poco se fue encendiendo mi voluntad como en los viejos tiempos. Ahora era un desafío que me agradaba, esta vez si dependía solamente de mí esta batalla. Ya no de otras personas y sus prejuicios, su miedo, su corrupción y sus tonterías, sino solamente de mí. Me encontré los primeros días con Luis (Zanga) y Rudy. Acudí a su invitación y con el tiempo había vuelto a sonreír, el grupo de amigos que habíamos formado esa etapa tenía la benignidad y la voluntad que a mi me sorprendía y que de alguna manera me había hecho recobrar un poquito de la fe que tenía en los jóvenes. Pasaron los meses, yo me había entregado completamente a los estudios, en mi cabeza no pasaban ni por casualidad (y por terror) las ideas que pasaban por mi mente en los últimos tres años. Las ilusiones, las ideas de pareja estaban completamente muertas. Me veía a mi mismo como un animal en una cueva tenebrosa, con las patas quebradas, con la mitad de la piel arrancada, con maderas clavadas en el cuerpo como puñales, me veía lamiendo las heridas y al ruido de alguien afuera de la cueva y a su llamado, buscaba esconderme escarbando la tierra desesperadamente. Las heridas habían tocado órganos que no debían tocar. Quisiera poder contar que en esa época, a la idea de relación en mi aparecía la respuesta No quiero saber nada porque me lastimaron mucho Eso hubiera sido mucho mejor, y no la sudoración, la angustia, los nervios, la ansiedad que me provocaba. No era decisión por una lección aprendida. Era un crudo y glaciar horror. Que se escondía en cambios de conversación o escusas para irme a casa. Solamente pensaba en las materias y me fui enamorando de nuevo de las ciencias exactas, en cada rueda, en cada caída, en cada botella estaba la física, en cada gaseosa, en cada manifestación de nuestra ciudad, en cada golosina, estaba la química y la matemática era algo mio (aunque esas veces no lo sabía) Que me ayudaba comprender a sus dos hermanas. Recuerdo que salía de casa a las 7:30 terminaban las clases a las 2 y comenzaban a esa hora los encuentros con Luis, Rudy y mira como son las cosas con quien el otro día vi que te enseña álgebra y que esos días todavía no era ingeniero, Juan Carlos. Con ellos la tarde empezaba y moría, llegaba a mi casa a las nueve y después de comer algo repasaba y hacía ejercicios hasta eso de las 12:30 luego dormía y al día siguiente al despertar se volvía a repetir todo lo del día anterior.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 22:56:16 +0000

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