Cuando se lo dejamos a su Corazón... Un célebre obispo alemán, - TopicsExpress



          

Cuando se lo dejamos a su Corazón... Un célebre obispo alemán, Mons Ketteler, cuenta el siguiente hecho que lo marcó profundamente. Dios le reveló que una religiosa había sacrificado su vida por él, y que la fecundidad de su ministerio se debía a su oración. Le fue mostrado el rostro de esta religiosa, pero ignoraba dónde vivía. En sus visitas pastorales a los conventos de su diócesis, siempre pedía ver a todas las religiosas. Pensaba poder reconocerla algún día… En una oportunidad visitó a religiosas de una ciudad vecina y celebró la misa en su capilla. Cuando se estaba terminando la distribución de la Santa Comunión, su mirada se detuvo sobre hermana. Palideció y quedó petrificado por un instante, pero después volvió a componerse y le dio la Comunión a esta hermana que no se dio cuenta de nada, y concluyó la Misa con serenidad. Le pidió a la superiora que le presentara a todas las hermanas. Éstas comenzaron a llegar poco después. Pero, no encontrando a aquella que buscaba, le preguntó a la superiora: “¿Todas las hermanas están aquí? Y ella le dijo: “Excelencia, las hice llamar a todas, pero efectivamente, falta uno. Se ocupa del establo de una manera tan ejemplar que, en su celo, a veces olvida las demás cosas”. “Deseo conocer a esta hermana”, insistió el obispo. Poco después, llegó la hermana. El obispo palideció nuevamente y pidió que lo dejaran solo con ella. Le preguntó: “¿Usted me conoce? “Nunca lo he visto Excelencia” “¿Cuál es la devoción que más le agrada practicar? “La devoción al Sagrado Corazón de Jesús”, fue su respuesta. “Parece que usted realiza la tarea más pesada del monasterio” prosiguió el obispo. “Oh no, Excelencia, replicó la hermanita. Aunque es cierto que debo reconocer de que a veces me repugna”. “¿Qué hace cuando la asaltan las tentaciones? “Adquirí el hábito de realizar por amor a Dios y con alegría, toda tarea que me resulte pesada. Y se la ofrezco a Dios por un alma sobre esta tierra. A Él le corresponde elegir quién será el beneficiario. Ofrezco cada noche mi hora de adoración de 8 a 9 por esa alma” “¿Cómo se le ocurrió la idea de ofrecer todo esto por un alma? Y la hermana respondió: “Es una costumbre que ya tenía de chica, cuando iba a la escuela. El cura párroco nos había enseñado que debíamos rezar por los demás como lo hacíamos por nuestra familia. También nos decía: ‘Hay que rezar mucho por las almas que están en peligro de perdición. Pero como sólo Dios sabe quien tiene especial necesidad, lo mejor es ofrecer las oraciones al Sagrado Corazón de Jesús, confiándose a su sabiduría”. Es lo que hice, y siempre pensé que Dios había encontrado el alma apropiada”. “¿Desea conocer quién es aquella alma por la que usted reza?” “Oh no… ¡No es necesario!” Cuando se despidieron, el obispo no le había revelado su secreto…
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 20:32:40 +0000

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